BARCELONA - El profesor José María Gay de Liébana defiende el sistema vasco del Concierto y Cupo por lo que supone de corresponsabilidad fiscal, y el apoyo a la industria, y se muestra pesimista, a corto plazo, sobre la situación en Cataluña.

¿A qué atribuye que la industria tenga mayor peso en la economía vasca que en el conjunto del Estado?

-El País Vasco tiene una ventaja fundamental y es que hay una cercanía y una proximidad notable de las administraciones, del stablishment político, con las empresas y con la industria. Es la excepción en el Estado y claro luego se ve que Euskadi es el territorio que tiene una menor tasa de paro y que tiene un mayor tejido industrial y una mayor aportación de la industria al PIB. Pero es que además es la comunidad que más invierte en investigación y desarrollo. En el resto de España no hay quien apueste por ese modelo.

¿España necesitaría parecerse más al País Vasco?

-Hay que copiar el modelo económico-industrial vasco. Hay que exportarlo al resto de España, sin duda. En el País Vasco se dan facilidades a las empresas, una vez allí se encuentran a gusto porque los problemas políticos del pasado están ya solventados. Y creo que el modelo industrial vasco es muy bueno. Allí la gente va a trabajar, con seriedad, y no se distrae con otras cosas como nos ha pasado a los catalanes.

Con todo en el País Vasco se empieza a notar la falta de emprendedores, de empresarios en suma. ¿A qué cree que se puede deber?

-El principal problema es que la figura del empresario no está reconocida socialmente. Hay una mala leyenda a su alrededor. El emprendedor es un eufemismo. Hay que hablar de empresarios y rendir culto a su figura pues gracias al empresario se tira adelante, se genera riqueza y empleo. Además en España hay una sobrecarga regulatoria importante que echa para atrás a un joven que quiera poner en marcha un negocio. Un ingeniero que quiera lanzar una aplicación nueva tiene que preocuparse más del modelo 130, del formulario 140 o de cualquier otro trámite administrativo que de desarrollar su propia idea. Pues le viene la Hacienda española, no hablo de la vasca, y le marea. Con estos quiero decir que hay que mirar en este aspecto más a Estados Unidos que es un semillero de vocaciones empresariales porque allí hay un hábitat muy confortable para ser empresario.

¿Qué virtudes ve en el sistema fiscal vasco del Concierto, la relación financiera con el Estado?

-La corresponsabilidad fiscal vasca que es el camino a seguir para toda España. No puede ser que se gaste más de lo que ingresa sobre todo si se gasta en temas que no tienen que ver con los básicos: la sanidad, la educación etc. El modelo vasco es muy exportable en esto y aquí en Cataluña se pregunta la gente porque no lo quisimos en su día. Pues seguramente porque había miedo a ese déficit y había miedo a pedir los impuestos a tus propios conciudadanos. El malo siempre tiene que ser el de fuera, el Cristóbal Montoro de turno. Hay que aprender mucho del modelo vasco del Concierto y del cupo.

¿Cómo ve el tema catalán?

-La situación de Cataluña a día de hoy la veo complicada. Es un problema que viene de lejos, de 2012, en el que unos lo han hecho mal pero los otros también. A corto plazo se podría parchear con un arreglo de financiación pero hoy por hoy esto generaría una rebelión de otras comunidades autónomas.

¿La economía digital crea empleo o lo destruye?

-Está cambiando todo. Las cinco grandes tecnológicas están conformando sino un monopolio, casi. Su ADN tecnológico les permite una expansión tremenda en diferentes campos, desde la alimentación, a la financiación, a la sanidad, etc. Con la economía digital se elimina intermediación y además el cambio es tan brutal que la automatización produce desaparición de muchos trabajos rutinarios, repetitivos que los harán los robots. ¿Impuestos a los robots? No creo porque si un empresario instala robots es para mejorar su competitividad y si se le grava... pero de cara al futuro se van a necesitar menos empleos y creo que va a ser necesario pensar en esta realidad y plantear una renta básica universal porque habrá gente sin trabajo.