madrid - El expresidente de Banesto Mario Conde entregó ayer en la Audiencia Nacional documentación a fin de demostrar que los 13,06 millones que repatrió a España para invertir en empresas españolas no procedían de la entidad que dirigió sino que su origen se remonta a una época anterior.
Durante su comparecencia, el exbanquero insistió en la legalidad de estos fondos, los cuales, dijo, quedan completamente acreditados por los documentos que desde ayer obran en poder del juez Santiago Pedraz. Así lo relató Conde a su salida, algo más de una hora después, momento en el que le aguardaban los medios de comunicación todavía sorprendidos por la decisión de quien fuera uno de los referentes del sector bancario de finales de los años 80 de declarar a petición propia en el marco de la operación Fénix.
“En 2016 le dije al juez que era rotundamente falso que el dinero que habíamos traído a España para invertir en empresas españolas fuera ilegal”, dijo Conde antes de recordar que ya entonces se comprometió a aportar información de la que se desprendería que el capital era “perfectamente” lícito.
Según han informado a Efe fuentes jurídicas, Conde, que mostró una actitud correcta y cordial durante todo el interrogatorio, obvió responder a cuestiones sobre los supuestos delitos fiscales por los que también se le investiga en esta causa junto a su entorno personal y profesional.
En concreto, estas fuentes señalaron que el exbanquero afirmó que el presunto fraude no era objeto de la presente declaración y ha preferido responder al respecto en otra ocasión. “Lo que cuentan son los papeles”, insistió Conde, que espera que “se haga justicia” ya que éstos “demuestran la falsedad” de todas las acusaciones vertidas contra él por la Fiscalía Anticorrupción, que le atribuye además un posible alzamiento de bienes.
La de ayer fue la primera vez que hablaba ante el titular del juzgado central de Instrucción número 1 desde el 13 de abril de 2016, fecha en la que el magistrado decretó su ingreso en la cárcel de Soto del Real, donde permaneció dos meses. - Efe