gasteiz - Los precios cerraron 2017 con una subida del 1,1% en Euskadi, en línea con el incremento en el conjunto del Estado. Sobre el papel se trata de un encarecimiento de la vida asumible por las familias. Lo que ocurre es que al bajar al detalle la sensación es otra. Primero porque en el caso de la cesta de la alimentación el repunte ha sido del 1,7%. Pero además hay una serie de colectivos a los que el IPC del año pasado les va a pasar factura. Los pensionistas, a los que se les subió su paga mensual solo en un 0,25%, son los más fáciles de visualiza, y al lado de ellos están los trabajadores que no consiguieron renovar su convenio colectivo en 2017 y han cobrado lo mismo que el año anterior.
En esa situación estaban a finales de noviembre un total de 349.764 personas y la cifra, casi con total seguridad, no habrá variado mucho en diciembre. Son por tanto casi 350.000 familias las que se verán afectadas porque haya aumentado el peso en el lado de la balanza de los gastos, mientras no había nada nuevo que sumar al de los ingresos.
La inclinación de la aguja que mide los esfuerzos económicos de los hogares no pasó ayer desapercibida para los sindicatos, que volvieron a situar ayer las subidas salariales en el centro de su estrategia de cara a este año. Los datos hechos públicos ayer por el INE refuerzan su posición, porque aunque la subida salarial media en Euskadi fue del 1,5% en los convenios firmados durante 2017, solo entraron en ese club algo más de 121.470 trabajadores vascos un cifra similar tenía su convenio vigente por que lo renovó antes del 1 de enero del año pasado. En total unos 223.000 trabajadores vascos, el 39% de los que están sujetos a la negociación colectiva, tiene convenio en vigor.
El 1,1% con el que se cerró el año supone el mínimo de los últimos doce meses y alivia en cierta medida la presión sobre el bolsillo de los ciudadanos. De hecho, los precios se abarataron en diciembre cinco décimas en términos interanuales y se mantuvieron estables (0,0%) respecto al mes anterior.
Sin embargo la evolución durante todo el curso estuvo condicionada por los precios de la energía y como en diciembre se encareció menos el resultado del año es más llevadero. Sobre todo si se compara con el 2,9% de enero y febrero, cuando se alcanzó el techo anual en Euskadi y se percibió que factores externos como el petróleo iban a marcar el ritmo.
En la visión por territorios, Gipuzkoa lideró la subida de precios con el 1,2%, mientras en Araba la tasa interanual se situó en el 1,1% y Bizkaia fue el menos inflacionista con el 1,0%. En relación al mes de noviembre, Araba fue en cambio el único territorio que registró tasa negativa (-0,2%), mientras Bizkaia y Gipuzkoa permanecieron invariables. En el saldo final del año, el transporte, las bebidas alcohólicas, la hostelería, la alimentación y la enseñanza, por ese orden, han sido los componentes de la cesta de la compra más inflacionistas en Euskadi.
Algunos de ellos forman parte de los bienes de primera necesidad y por ello los sindicatos pidieron un cambio en las políticas salariales de las empresas. En ese sentido, la secretaria de Política Sindical e Institucional de UGT-Euskadi, Maribel Ballesteros, advirtió de que “es urgente y más necesario que nunca” que los salarios recuperen poder adquisitivo, con cláusulas de garantía “que preserven un salario mínimo de al menos 1.000 euros mensuales”. Desde UGT-Euskadi advirtieron de que “los salarios deben crecer; es necesario para los impuestos que garantizan nuestra sanidad, educación y protección social”. Por ello, Ballesteros instó a los agentes sociales vascos a reactivar la negociación colectiva precisamente para dar una solución a los trabajadores que a día de hoy no tienen convenio firmado.
Desde Madrid, la secretaria de acción sindical de Comisiones Obreras en el Estado, Mercedes González, afirmó que es el momento de equilibrar el incremento salarial y de hacer un reparto justo de la riqueza. “Los incrementos salariales tienen que ser sustanciales”, apostilló González, tras afirmar que todos los esfuerzos de CC.OO. se van a aplicar en la negociación colectiva para alcanzar un aumento salarial que permita reducir la brecha que lleva a cientos de trabajadores a rozar la pobreza.