VITORIA - Ganar mucho dinero en la economía real, como contraposición a la digital y a la financiera, es complicado. Un ejemplo: el beneficio medio sobre facturación de las redes de venta de coches en España ascendió, a cierre de diciembre de 2016, a un 1,88%. Es el mejor resultado de los concesionarios de automóviles desde 2008, según los datos de la consultora Snap-On Business Solutions para la asociación de vendedores de coches Ganvam.

Con el precio oficial del dinero en cero es una utopía pensar que las entidades financieras retribuyan un depósito bancario por encima del 1,5% y si un ahorrador no quiere perder su poder adquisitivo en un escenario en el que la inflación alcanza el 1,6%, según el último dato oficial del IPC español, tiene que arriesgar en otros activos menos ortodoxos.

Y entre estos están las denominadas criptomonedas como el bitcoin. Y si varios inversores se concentran de repente en algo concreto hay un riesgo cierto de que se genere una burbuja que, como todas, acabará mal para una mayoría aunque a corto plazo enriquezca, y mucho, a algunos.

Los mercado alcistas tienen al menos un activo que se vuelve loco. Si miramos solo en este siglo XXI recordaremos las de la vivienda y antes las famosas punto.com. Ahora, estos días, son las bitcoin y demás monedas digitales. Posiblemente detrás de iniciativas como esta hay una buena idea porque en una economía globalizada y en un proceso de digitalización creciente sí tiene sentido el poder disponer de dinero digital global con el que comerciar.

Pero estas criptomonedas, una herramienta para facilitar intercambios, no tienen que valer una fortuna como ha pasado con el bitcoin la pasada semana, periodo en el que se ha visto que el dinero digital ha pasado de ser un concepto con potencial a una burbuja.

Pero ¿qué es un bitcoin? Es una criptomoneda, un medio digital de intercambio, -de hecho fue la primera que empezó a operar en 2009 y desde entonces han aparecido muchas otras-, con diferentes características y protocolos como litecoin, ethereum, etc. ¿Qué permite hacer una criptomoneda? Pues entre otras cosas hace posible el llamado Internet del Valor, conocido en inglés como IoV, también denominado Internet del dinero que son aplicaciones de la red que permiten el intercambio de valor en la forma de criptomonedas. Este valor pueden ser desde acciones de una empresa a contratos pasando por la propiedad intelectual.

Si alguien ha recurrido a Internet para comprar algo en la otra punta del mundo ya ha utilizado, por ejemplo, sistemas de pago como Paypal, ¿cuál es la diferencia entre pagar con Paypal y hacerlo con un bitcoin? En el primer caso se precisa que el pago se haga a través de redes privadas como las de las tarjetas de crédito y la banca, mientras que el pago usando criptomonedas no tiene intermediarios. Va directamente del comprador al vendedor. De esta forma se tiene un sistema de transferencia universal de valor, libre de intermediaciones. Obviamente esto, al igual que la irrupción de las fintech, no hace muy feliz a la banca tradicional que puede perder negocio y márgenes.

Hasta ahora las criptomonedas eran virtuales en la red pero hace escasas fechas, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, obligado por una inflación galopante que deja sin valor de un día para otra al papel moneda tradicional anunció el lanzamiento del Petro, la primera criptomoneda gestionada por un gobierno; de esta manera Venezuela se convertiría en el primer país del mundo en crear una criptomoneda controlada por un gobierno y con respaldo en reservas del país.

Y esto le puede dar otra dimensión al uso de las criptomonedas porque hasta hora una de sus características era la imposibilidad por parte de los gobiernos de establecer políticas impositivas sobre transacciones realizadas a través de dicho medio.

El bitcoin dio un paso adelante días pasados al pasar a cotizar en los sistemas bursátiles a través del mercado de futuros de Estados Unidos.

De 1.000 a 19.000 dólares Ello ha supuesto la generación de una gran burbuja alcista de su cotización pues pese a la caída del 20% en su última sesión se mantiene en cifras impensables, nada menos que en 10.775 dólares. A principios del presente 2017 cotizaba en torno a los 1.000 dólares (843 euros) y hace una semana se situó en unos 19.576 dólares.

El lanzamiento de futuros de bitcoin, una moneda limitada a 21 millones de unidades, en el Mercado de Opciones de Chicago (CBOE Global Markets) y en CME Group, el mercado derivados más grande del mundo ha desatado una fiebre por esta moneda virtual.

Los inversores tradicionales advierten de los riesgos que tiene apostar por activos como el bitcoin que no tienen existencia física, sino que se basa en tecnología blockchain y se intercambia en plataformas específicas de Internet. Como además no tiene curso legal, ya que no se rige por ningún banco central ni gobierno, algunos temen que esta moneda virtual sea utilizada como una vía para acometer fraudes.

La propia Comisión de Bolsa de Estados Unidos (SEC) advertía de que la protección del inversor en las transacciones con criptomonedas es “sustancialmente” menor que en los mercados de valores tradicionales, con su correspondiente mayor posibilidad de fraude y manipulación. Y en Europa, la CE advierte del claro riesgo para los inversores en bitcoin.