BILBAO- La semana se ha iniciado con una buena noticia para la máxima responsable de Industria del Gobierno Vasco, la consejera Arantxa Tapia. La CAV cerró 2016 con 23.000 puestos de trabajo industriales más, según el Informe Laboral de la UPV-EHU, y ha recuperado los niveles de empleo en el sector de antes de la crisis. En concreto, las empresas industriales vascas ya representan el 23% del empleo total en el territorio. Ello, y la confirmación de que la ACB de Sestao, la planta siderúrgica de Arcelor Mittal, recupera niveles de actividad, ayuda a ver la situación con otra perspectiva que al inicio de la anterior legislatura hace cuatro años. La consejera vasca de Desarrollo Económico e Infraestructuras, la doctora en Ingeniería, Arantxa Tapia (Astigarraga 1963) se congratula de la paulatina recuperación de la industria y recuerda que el apoyo del Gobierno Vasco en los últimos años ha permitido el mantenimiento de la actividad de más de 300 empresas vascas.
¿Cómo valora estos datos ligados al sector industrial?
-Muy positivamente porque hemos vivido unos años muy duros y ahora, poco a poco, comenzamos a ver los frutos de la firme apuesta que se hizo por la industria en Euskadi. Está generando empleo, y lo que debemos lograr es que sea empleo de calidad. Pero no pensaba que podríamos recuperar las posiciones previas a la crisis ya. La apuesta de la industria por mantener la actividad en los años duros de la crisis está dando frutos.
¿Por qué es tan importante la recuperación de la actividad industrial en Euskadi?
-Si la industria está fuerte, el resto de los sectores se fortalecen también porque no hay que olvidar que cada empleo nuevo en este sector genera dos o tres empleos inducidos en otros sectores. Tiene un efecto dinamizador claro. Y esto nos ayudará a alcanzar el objetivo de reducir la tasa de desempleo al 10% al final de la legislatura y atacar esas bolsas de desempleo, ya un poco sistémicas, de personas mayores de 45 años.
La producción industrial todavía no ha recuperado el nivel de 2008 pero usted mantiene la apuesta por elevar su peso en el PIB vasco.
-Sí. La industria representa cerca del 23% del PIB y nuestro objetivo es llegar al 25% pero no hay que olvidar que hoy día la industria está sufriendo una profunda transformación y en su entorno hay una servitización creciente que el impulso de la industria 4.0 va a acelerar.
¿La digitalización masiva en la industria puede abrir nuevos modelos de negocios?
-Sí. Hay aspectos como el mantenimiento predictivo a distancia, el software y el diseño industrial o las mejoras de competitividad que se pueden conseguir con el análisis del big data que abren nuevas posibilidades en nichos de mercado especializados donde la industria vasca, dado su tamaño más bien pequeño, sí tiene posibilidades. La industria 4.0 es un concepto que queremos que se introduzca de forma natural en nuestro tejido industrial y esto ya está asumido. Se ha interiorizado. Pero ahora toca hacer las inversiones y hacer un diagnóstico de nuestro tejido empresarial para ser más competitivos. Ser digital no es hacer e-commerce.
¿Su Departamento va a contar con más dinero de los Presupuestos?
-En un tema fundamental para impulsar la competitividad de nuestras empresas como es la innovación, sí. En I+D tendremos un 5% más de fondos este año.
La siderurgia vasca ha estado contra las cuerdas por la combinación de la caída de la demanda interna y la competencia del acero chino pero ACB o Sidenor respiran.
-ACB hace un año estaba cerrada y no sabía cuando podía reabrir. En setiembre se apostó por poner en actividad la planta aunque de manera muy limitada. Y qué ahora se empiece a trabajar ya todos los días y se pase de 12.000 toneladas a treinta y pico mil y que además se haga una apuesta por la innovación, por la I+D acercando la misma a la factoría son pasos necesarios en la dirección adecuada aunque queda mucho camino por recorrer porque ACB Sestao es una planta que bien gestionada y con productos diferenciados puede ser tan competitiva como una gemela en EEUU que es plenamente rentable. Sidenor también está avanzando en la dirección adecuada. Son noticias positivas pero en Europa hay que seguir trabajando para que se mantengan las medidas antidumping.
La llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos y su cuestionamiento de los tratados de libre comercio, en especial con México, ¿le preocupa?
-Creo que hay que mantener la calma ante las decisiones de Trump, porque hay que ver hasta dónde llegará el alcance de los decretos que firme. Hay que seguir con prudencia el tema porque las cosas no cambian de un día para otro. Buena parte de las inversiones vascas en México tienen que ver con la automoción y no hay que olvidar que nuestros TIER1 están en dicho país pero también en EEUU. Si se crece menos en México pero más en Estados Unidos se puede compensar. Además, por ejemplo, Ford puede decidir poner una nueva fábrica en EEUU pero esto no ocurre de un día para otro. Puede pasar una legislatura.
¿Usted no se cuestiona el libre comercio?
-No se puede poner puertas al campo. Euskadi es un país pequeño y exportador. Hemos resistido mejor la crisis gracias a la internacionalización de nuestras empresas, gracias a vender fuera. Libre comercio sí pero con normas para todos y con inteligencia para proteger lo nuestro. Por ejemplo, somos partidarios de apoyar a las empresas vascas que consideramos tractoras para que trabajen y colaboren con sus proveedores para que estos suban en la cadena de valor y tengan referencias para poder vender luego en los mercados internacionales y ser más competitivas. Hay productos y soluciones novedosas que hay que ayudar a probar aquí para que luego se puedan exportar fuera. Sí estamos por este tipo de proteccionismo.
Las tomas de control de ITP por Rolls y de Gamesa por Siemens nos recuerda la problemática de los centros de decisión.
-Un centro de decisión en Euskadi siempre es más cercano y ofrece unas garantías diferentes. Una de las razones por las que trabajamos para impulsar un nuevo fondo de inversión privado, con 250 millones de euros, es poder tomar participaciones de en torno al 5% en empresas cotizadas como, por poner un ejemplo, Gamesa, para estar en los consejos y más cerca de los centros de decisión.