madrid - La inflación se disparó en diciembre 8 décimas respecto al incremento interanual de noviembre, de forma que se situó al término de 2016 en el 1,5%, marcando así la mayor tasa a cierre de año desde 2012. El dato adelantado publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) atribuyó este incremento, principalmente, al encarecimiento experimentado por los carburantes (gasóil y gasolina), frente al abaratamiento del año pasado.

Si se confirman estas cifras el próximo 13 de enero, se trataría del peor dato de los últimos cuatro años, después de subir ligeramente en 2013 (0,3%), caer en 2014 (1%) y mantenerse plano en 2015. No obstante y pese al repunte que han registrado los precios en el último trimestre del año, el IPC lleva 42 meses sin rebasar el 2% (en junio de 2013 subía el 2,1%).

La evolución de la inflación en 2016 ha tenido altibajos, ya que comenzó el año en terreno negativo (-0,3%) y agudizó esa caída hasta marcar un -1,1% en abril, para, desde ese momento, comenzar a moderarse hasta alcanzar tasas positivas en septiembre (0,2 %). Desde entonces y en sólo cuatro meses, el IPC se disparó 1,3 puntos, un “cambio radical” que se sustenta en el incremento de los precios del petróleo, algo que, a juicio del catedrático de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, Joaquín Maudos, es una “mala noticia”.

Maudos explicó a Efe que este alza de precios de los carburantes supone destinar más renta a pagar la factura energética, lo que afecta negativamente al saldo del sector exterior y es un “shock negativo” de oferta que perjudica al ritmo de creación de empleo y al crecimiento del PIB. En este sentido, explicó que España es uno de los países europeos donde más importancia tiene la energía en la cesta de la compra (12% del total, frente a 10,5% en la eurozona), por lo que “ante una subida del petróleo, el IPC crece en mayor medida”. Las previsiones de este experto sitúan la inflación en 2017 en torno al 2%, debido a que el precio del petróleo se mantendrá previsiblemente en los 60 dólares por barril en los próximos meses, tras el recorte de la producción acordado por la OPEP, y a la política monetaria del BCE y de la Reserva Federal estadounidense Fed (que ha subido tipos y se anticipa que los suba varias veces en 2017).

Tampoco aplaudieron el dato los trabajadores por cuenta propia, para quienes “los precios han subido muy deprisa” suponiendo un incremento de los costes muy acelerado, algo que para el presidente de la asociación ATA, Lorenzo Amor, es “un castigo para los autónomos”.

El incremento de los precios que arroja el dato de cierre de año es superior a las subidas salariales pactadas en los convenios colectivos (el último dato -noviembre- sitúa el alza en el 1,08%), y también es mayor que el incremento de los suelos de los funcionarios (1%) y de las pensiones (0,25%) aprobado para 2016. De esta forma, tanto trabajadores del sector público como privado y pensionistas habrán perdido este año poder adquisitivo y, tal y como todo apunta, lo seguirán perdiendo de cara a 2017 tras la aprobación ayer de un decreto Ley para subir las pensiones un 0,25%, el mínimo legal, por cuarto año consecutivo. Los sindicatos consideran insuficiente la subida. Así, CCOO denunció que, de acuerdo con los datos adelantados de IPC de diciembre, las pensiones han perdido este año 1,25 puntos de poder adquisitivo y 2,05 puntos desde 2007. Para realizar este último cálculo el sindicato utiliza el IPC de noviembre hasta 2013 (indicador de referencia hasta la aprobación de la última reforma de pensiones) y la inflación de diciembre desde el año 2014. UGT, por su parte cifró en 1,62 euros mensuales el incremento medio para la pensión más habitual, que ronda los 650 euros al mes, por lo que reclamó crear una cláusura de revisión de pensiones a fin de año.

aumento gradual. Los trabajadores que quieran jubilarse en 2017 con el 100 % de la pensión -y no hayan cotizado 38 años y medio- tendrán que tener cumplidos 65 años y cinco meses. El aumento de la edad del retiro será gradual hasta el año 2027, cuando la edad de jubilación se fijará en los 67 años y la pensión se calculará en función de los últimos 25 años cotizados.