madrid - La decisión del Gobierno español de imponer un tope máximo de 1.000 euros para los pagos en efectivo, frente a los 2.500 euros actuales, con la excusa de combatir el fraude fiscal va a suponer un impulso a la realización de operaciones a través de las tarjetas bancarias, ya sean de crédito o de débito, y de su mano un aumento de las comisiones que cobran a los consumidores las entidades financieras. No hay que olvidar que informes recientes destacan que casi una cuarta parte de los ciudadanos españoles bancarizados realizan todos sus pagos habituales con dinero en metálico.
Aunque la limitación a 1.000 euros del pago en efectivo no entrará en vigor el 1 de enero de 2017, según señaló esta semana el secretario de Estado de Hacienda, José Enrique Fernández Moya, ya que el Gobierno español no tiene intención de aprobar esta medida antes de que acabe el año, sino que se incluirá en un conjunto de medidas tributarias que se aprobará más adelante, empresarios y consumidores ya han hecho sus primeras valoraciones y no precisamente favorables a la medida gubernamental.
Así, la asociación de autónomos UPTA critica una medida que, en su opinión, solo sirve para engordar los ingresos de los bancos. Para los responsables de la citada agrupación “los maletines a Suiza se quedaron para las películas del cine español de los años 60. Profesionales como los del sector de restauración, por regla general pagan de la caja sus facturas cuando los proveedores les entregan las mercancías, además, pagar con tarjetas de crédito o mediante transferencias sólo supone mayores comisiones para las entidades bancarias, grandes beneficiarias de estas medidas”, señala.
Y la banca, apretada en su generación de ingresos por el escenario de bajos tipos de interés y por el lastre de buena parte de los préstamos concedidos en la época de la burbuja inmobiliaria antes de 2008, se agarra al cobro de las comisiones para poder cuadrar sus cuentas.
Con datos del primer semestre del año se constata que los bancos del Estado español percibieron vía comisiones un total de 10.800 millones de euros sobre unos ingresos de 46.900 millones, según datos de la patronal bancaria europea EBA.
Ello supone que las comisiones bancarias representan el 23% de los ingresos totales de los bancos en el Estado español aunque la cifra es mucho más elevada en entidades financieras como la vasca Kutxabank, ya que los ingresos por comisiones suponen el 36% del total.
Y la cifra de los ingresos por cobro de comisiones tiende a subir pese a la competencia, entre entidades pese a que esta cada día está más limitada por la brutal reducción de entidades financieras en España y por la liquidez que les aporta el Banco Central Europeo.
El mayor grupo bancario del Estado español, el Banco Santander ya ha avanzado que el próximo mes de febrero comenzará a cobrar una comisión de 3 euros mensuales (36 al año) por cada tarjeta de débito y crédito, que se suman a los 3 euros al mes que ya cobra a los titulares de su cuenta estrella, la denominada 1, 2, 3, por mantenimiento.
Si a las presiones de Gobierno español y grandes empresas para intentar reducir el uso del dinero en efectivo, se le suma el actual crecimiento económico, con el Producto Interior Bruto (PIB) español aumentando a tasas cercanas al 3%, y el auge del comercio electrónico por internet se entiende el repunte del pago mediante tarjetas en el Estado español.
Un reciente informe de Analistas Financieros Internacionales (AFI), para Tecnocom constata el cambio de tendencia que se ha producido en el parque de tarjetas de pago existente en España cuyo número se ha incrementado en más de 2,2 millones de plásticos en el último ejercicio, abandonando definitivamente la tendencia negativa de caída continua que se inició de la mano del estallido de la crisis inmobiliaria y financiera en 2008.
Más tarjetas De hecho en el pasado año 2015 se contabilizaron en el conjunto del Estado español unas 690.000 tarjetas de débito más en circulación, una cifra que representa un incremento del 2,8% en relación al ejercicio precedente, y unos 1,6 millones más de tarjetas de crédito, lo que supone un 3,7% de aumento, hasta el punto de que el parque total de tarjetas bancarias en circulación en España superó los 45 millones de unidades, recuperando los máximos históricos alcanzados en el año 2008 antes de la quiebra del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers.
Los autores del informe, AFI-Analistas Financieros Internacionales, señalan, según destacó la consultora Verónica López en la presentación del estudio Tecnocom, las razones de la recuperación del parque de tarjetas de pago en España se centran en “la culminación de la reestructuración del sector bancario, el retorno a la senda del crecimiento económico y el impulso de nuevos emisores”.
La financiación con tarjeta de crédito es una práctica poco explotada en España, lógico dado los elevados tipos de interés que se cobran, a diferencia de América Latina, y se vislumbra como uno de los vectores de negocio asociados a los medios de pago. El auge de los pagos a través de las tarjetas se ha reflejado también en el parque de terminales punto de venta (TPV) existente en España que creció un 13% en 2015 hasta el punto de que en la actualidad existen ya 1,6 millones de terminales, la gran mayoría de los mismos del tipo contactless.
Más operaciones El resultado final de esta tendencia es que el número de operaciones de compra realizadas en España mediante una tarjeta bancaria aumentó un 7,2% en 2015, un crecimiento en línea con el registrado el año anterior, pero muy superior al crecimiento tanto de la economía española como del sector comercial en concreto. En este sentido, los directivos de medios de pago destacan el proceso de transformación digital y de mayor competencia impulsado por la Directiva de Servicios de Pago.
Tarjetas. El número de tarjetas como medio de pago en circulación aumentó ligeramente en 2015, cambiando la tendencia a la baja del año anterior. A finales de 2015 había cerca de 70 millones de tarjetas emitidas en el Estado español, de las cuales 44,82 millones eran de crédito y 25,10 millones eran de débito. Ambas categorías registraron un crecimiento respecto al año anterior: alrededor del 3,65% en el caso de las tarjetas de crédito y de un 2,80% en las de débito. El volumen de plásticos en circulación regresa así al nivel anterior a la crisis después del descenso producido a causa del parón económico y del consumo.
Terminales. En cuanto al parque de terminales, a finales de 2015 había aproximadamente unos 49.864 cajeros automáticos en España, lo que representa una disminución del 1,14% respecto al año anterior. Por el contrario, el número de terminales de punto de venta (TPV) experimentó un crecimiento considerable (13% interanual), alcanzando los 1,6 millones.
Operaciones. Tanto el número como el importe de las operaciones de compra realizadas en España con tarjetas españolas aumentaron el pasado año, alcanzando los 2.600 millones de operaciones, con un importe global superior a los 112.300 millones de euros, un 7,24% y un 6,12% de incremento.