La generación actual de MINI dispone ya de la habitual y efusiva ejecución que rubrica John Cooper Works. La división encargada de suministrar ejemplares purasangre al catálogo de la marca anglo-germana se luce esta vez con una creación que hace las delicias de los entendidos. Propone un cohete de 1.280 kilos impulsado por una mecánica gasolina turboalimentada que espolea 231 caballos. Acantonada en un soporte tan liviano, esa brigada de caballería no puede sino mostrar malas pulgas, así que se imponen altas dosis de pericia y sensatez a la hora de empuñar su volante. Por cualidades y por precio (cuesta al menos 31.750 euros), queda claro que se trata de un capricho al alcance de los menos.

No abundan en el mercado candidatos con una relación peso-potencia comparable a la del JCW; la propuesta que más se aproxima la formula el Audi S1, de idéntico rendimiento pero con 110 kilogramos más a cuestas. Ya en la edición anterior, un 10% menos solvente, esta interpretación de MINI era una máquina de precisión capaz de deparar sensaciones de conducción vertiginosas. El salto adelante de la actual aporta cantidad y calidad. Remite su energía a las ruedas delanteras y somete a elección del comprador el tipo de transmisión, manual y automática de seis relaciones.

En las manos y el escenario idóneos (un circuito o una autobahn alemana) puede alcanzar 246 km/h; además, el JCW es capaz de brincar de 0 a 100 en 6,1 segundos. En cambio, un manejo sosegado propicia acercarse a los promedios óptimos oficiales de gasto, homologados en 6,7 litros para la versión manual y 5,7 para la automática; esos consumos generan emisiones de dióxido de carbono de 155 y 133 g/km respectivamente. Siguiendo con las comparaciones, la creación de MINI se muestra casi tan ágil como la de Audi. El S1 no es tan austero y limpio, sin olvidar que reclama tres mil y pico euros más.

La ejecución JCW comporta diversos reajustes -suspensión, frenos, control de estabilidad, etc.- para digerir tan considerable potencial. Tiene el máximo nivel de dotaciones y recibe ornamentación que recalcan su condición de atleta. El precio, que asciende a 31.750 euros en la versión manual y a 33.700 en la automática, queda casi seis mil euros por encima de lo que cuesta el Cooper S de 192 CV. Es probable que solo la minoría más avezada de esa clientela a la que el John Cooper Works se orienta sea capaz de percibir y disfrutar su plus deportivo. Y para quienes se ven seducidos sobre todo por la puesta en escena atlética, MINI oferta un acabado que camufla como John Cooper Works cualquiera de sus versiones ‘civilizadas’.