En el caso de las pensiones, cuantificar el volumen de los fondos no es cuestión de ver la botella con buenos ojos, medio llena, o con una mirada pesimista. La hucha de los jubilados, las viudas y los huérfanos tiene hoy 34.220 millones de euros, casi la mitad de dinero que en 2012, cuando el Gobierno del Partido Popular empezó a meter la mano en los ahorros.

Durante la legislatura de Mariano Rajoy se han volatilizado 32.600 millones y los más grave según los expertos es que no se ha buscado ninguna fórmula para frenar el denominado saqueo de las pensiones. Al contrario, aseguran que el Ejecutivo ha asumido que el sistema es insostenible y que está en las manos de los trabajadores garantizarse unos ingresos dignos tras el retiro a través de una pensión privada.

Y al mismo tiempo ha legislado para reducir las cargas futuras de la Seguridad Social aumentado la edad de jubilación y reducido la nómina de los pensionistas. Mientras que, de forma paralela, se han utilizado las cotizaciones de las empresas al sistema de protección como estímulo para la creación de empleo, a través de bonificaciones en las cuotas, que ha tenido un débil efecto en el mercado laboral a tenor del termómetro de la afiliación, que termina la legislatura de Rajoy por debajo del nivel que dejó Zapatero.

De cara al próximo año, los Presupuestos del candidato popular a La Moncloa contemplan otro pellizco de 6.300 millones y, además, se plantea otra controvertida amnistía en las cotizaciones de empresarios y trabajadores. Si el PP gana, los primeros 500 euros del salario de los nuevos trabajadores indefinidos no cotizarán durante los primeros cuatro años del contrato.

Si la medida sólo estimula la conversión de contratos temporales en fijos como advierten los sindicatos, la Seguridad Social dejará de recibir una suculenta suma hasta 2019, justo el año en el que empieza a acelerarse el recorte de la pensión contemplado en la reforma. El Gobierno español, en cambio, asegura que la contratación crecerá en su conjunto y que el sistema recibirá por ello más ingresos.

Al margen de las previsiones, lo cierto es que durante la legislatura no ha funcionado ninguno de los estímulos de empleo a base de reducir la factura de los empresarios. El número de afiliados a la Seguridad Social está hoy 25.500 personas por debajo del nivel de hace cuatro años. Y, dentro del empleo existente, el volumen de trabajadores indefinidos ha perdido fuelle en relación a los temporales pese a los incentivos ligados a las cotizaciones.

Por encima de las previsiones A la luz de estos datos, algunos expertos consideran que la decisión de seguir sacando dinero de la hucha de las pensiones pone en evidencia el desapego del PP respecto al sistema público de pensiones. Sólo este año se han sacado 11.250 millones del fondo de contingencia, cuando la cifra prevista rondaba los 8.500 millones. El Ejecutivo de Rajoy ha necesitado sacar casi 3.000 millones más, una desviación equivalente a todo el dinero que destina el Gobierno Vasco a Educación y Cultura.

La comparativa pone de manifiesto el tamaño del desfase y también el volumen de dinero que mueve el sistema público de pensiones.

Según los Presupuestos del Estado, el próximo año de dedicarán a pensiones casi 135.500 millones, un 3% más que este año. Afrontar ese gasto requiere de una fuerte fuente de ingresos y el nivel de empleo existente no lo garantiza en estos momentos, de modo que los sindicatos consideran que es una “barbaridad” reincidir en las políticas que han reducido el flujo de dinero que entra en la Seguridad Social.

A pesar de dar una nueva vuelta de tuerca a la reforma de las pensiones aprobada por el último gobierno de Rodríguez Zapatero, el actual presidente del Gobierno español pasará a la historia por ser el primero que metió la mano en la hucha de las pensiones. Lo hizo al poco de llegar al poder, en 2012, con una cantidad relativamente baja, algo más de 7.000 millones de euros.

A partir de entonces, ha hecho disposiciones cada año, alcanzando el máximo en 2014 con 15.300 millones. Su intención era rebajar esa incómoda factura a la mitad este año gracias a la mejora del empleo, pero los números no le han cuadrado y el balance final del recorte de la hucha será de más de 45.200 millones. Los ingresos han compensado en parte el saqueo denunciado por la izquierda, de modo que sigue habiendo una suma importante en la caja. Sin embargo, el PP no ha encontrado la tecla que frene el ajuste y sus promesas electorales podrían tener un coste de 2.100 millones para las arcas de la Seguridad Social según cálculos sindicales.

Además, el montante total de las pensiones seguirá aumentando los próximos años, al menos hasta 2019. Por este motivo, algunos expertos consultados por DNA echan de menos una propuesta más concreta de los partidos en este ámbito en el escenario de la campaña electoral. La posibilidad de aumentar los ingresos del sistema de pensiones a través de impuestos no está generando debate y, en líneas generales, los planteamientos pasan o por reducir la cuantía de las jubilaciones o por incentivar la previsión social privada.

El PNV, por su parte, planteó el sábado en boca del lehendakari la necesidad de proceder a la transferencia a Euskadi de las pensiones, una competencia reconocida en el Estatuto, de cara a establecer un sistema propio que se nutra de los ingresos de los trabajadores vascos para sostener el nivel de vida de los pensionistas vascos.