madrid - El sindicato de técnicos de Hacienda españoles puso ayer peros a la última medida con tintes claramente electorales de Mariano Rajoy: el adelanto de la rebaja en las tablas del IRPF a este año -que no tendrá efecto en la CAV, dónde las diputaciones forales tienen competencias en la materia-. Según Gestha, “técnicamente va a ser muy difícil” aplicar algo así porque no existen precedentes de en un mismo ejercicio fiscal aplicar dos escalas distintas de gravamen, como anunció el presidente del Gobierno español.
No es la única voz discordante. El Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos de España consideró en un comunicado que la aplicación inmediata provocará “desconcierto administrativo”. Cree que generará dificultades y costes de adaptación, y que exigirá una “importante labor pedagógica” de explicaciones a clientes y usuarios de las gestorías administrativas. El máximo responsable de Gestha, Carlos Cruzado, destacó especialmente el “desfase” que cree que podría producirse entre las retenciones y la liquidación final.
Otras alternativas serían que se aplicara con efectos retroactivos desde el 1 de enero, algo que según Cruzado haría caer la recaudación todavía más, o mediante una escala de tipos medios, por lo que el representante de Gestha espera que el Gobierno confirme cómo se llevará a cabo esta anticipación de la rebaja. Así lo explicó el presidente de Gestha en una entrevista de Efe.
Otra de las razones que ha motivado críticas al anuncio de Rajoy es su efecto sobre el déficit público, que España debe reducir este año al 4,2% sobre el PIB para cumplir con lo prometido a sus socios europeos. El propio Gobierno ha calculado que se dejarán de recaudar 1.500 millones de euros este año. Para Gestha, ese hecho puede poner en compromiso el cumplimiento de la cifra de déficit”. Sin embargo el Ejecutivo popular defiende que la medida es “compatible” con ese objetivo de reducir el gasto excesivo.