en el marco de la reciente visita del lehendakari Iñigo Urkullu a varios estados de los Estados Unidos y su encuentro con el mundo académico en la Universidad de Columbia, tuvimos la oportunidad de comprobar la fotografía-escenario objetivo que el lehendakari se propone para el horizonte del año 2020 en una apuesta y compromiso realista, posibilista y de esperanza.
Tras un análisis detallado del largo proceso de transformación, revitalización e institucionalización del país a lo largo de los 33 años de autogobierno, desde el condicionante de la crisis generalizada en que estamos inmersos y la esperanza-ilusión post ETA en curso, el lehendakari Urkullu explicó su reto para el año 2020 traducido en convertirse en un territorio inteligente, innovador y de bienestar, como resultado de la convergencia de objetivos/compromisos de éxito:
Primero, situar Euskadi, como sociedad inclusiva e integrada, en un umbral de empleabilidad garante de riqueza y trabajo con una tasa de desempleo por debajo del 6%.
Segundo, situar a Euskadi en una tasa de riesgo de pobreza inferior al 5%, condición de la reducción de la marginación interna, avanzando de forma considerable hacia una sociedad igualitaria alejada del riesgo extremo de la emergencia social y pobreza.
Tercero, situar a Euskadi entre los tres países líderes europeos en términos de desarrollo humano sostenible, haciendo del progreso social el motor de referencia en el creciente proceso de desarrollo sostenible y bienestar de nuestra población.
Cuarto, situar a Euskadi como una sociedad cohesionada, normalizada y en paz, no solamente tras la erradicación de ETA y su violencia sino desde la creación de un espacio de convivencia.
Y quinto, situar a Euskadi en un nuevo espacio político-administrativo fruto del ejercicio de derecho a decidir tras el oportuno posicionamiento del Parlamento Vasco para ello.
La fotografía y el reto expuestos no son un sueño o propuesta voluntarista sino fruto de un análisis riguroso tanto de la situación actual de partida como del contexto y entorno en que habrán de desarrollarse las deseadas políticas y estrategias públicas y empresariales desde la responsabilidad de todos y cada uno de sus actores, de la construcción y actuación sobre las fortalezas del país, de las oportunidades observadas alineadas con las acciones y capacidades de nuestro país, y de las tendencias mundiales previstas. La conjunción de factores e instrumentos que hagan posible dicha apuesta exigirá de un esfuerzo sostenido de todos en una dirección firme que, con el liderazgo adecuado que el propio lehendakari Iñigo Urkullu asume, parece más que probable alcanzar. Es, en realidad, un sueño realizable.
Ante un reto como el propuesto, la posición de Euskadi en el punto de partida, parecería base suficiente sobre la que construir dicho escenario de futuro. Pese a la crisis actual y las señales negativas que nos castigan -en especial en el objetivo prioritario del empleo y más aún, en una semana con noticias empresariales de carácter económico de signo negativo y pesimista-, permiten confiar en el éxito del reto apuntado. Ahora bien, el resultado final será resultado de la exitosa interacción de todos ellos, su integración en una verdadera estrategia única y de la optimización de instrumentos al servicio de la misma. Una vez más, su logro reclama la profundización en las claves del éxito que nos han traído hasta aquí, que han de mimarse, evaluarse y dirigirse sin vacilo. Y, entre otros, la verdadera coopetencia público-privada, la co-creación de valor empresa-sociedad, la traducción de visión-estrategia-movimiento en políticas y programas concretos y la dotación de recursos ad hoc para su logro, desde el uso intensivo de nuestro creciente autogobierno hacia un nuevo modelo político y socio-económico, bajo el espíritu colectivo e individual de la "apropiación" de nuestro futuro.
Así, ante el contraste crítico y riguroso de la Academia, desde la distancia comparada, la propuesta del lehendakari sonaba real, coherente con lo realizado, adecuada a los tiempos y única en la medida que no parecía ni mimética ni replicable en un entorno próximo. Una propuesta dinámica para compartir -experiencia y aprendizaje- respondiendo a una estrategia probada para el desarrollo humano sostenible en una región compleja, base conceptual del trabajo y líneas de investigación del recientemente creado lehendakari Agirre Center que era "oficiosamente" inaugurado con tan relevante conferencia y taller de trabajo.
En definitiva, la apuesta por un camino de ilusión, con resultados esperados más que probables. Un reto y unos objetivos alcanzables con una dirección y resultados predecibles. Sin duda, para llegar a un futuro deseado, lo primero que necesitamos es una visión explícita, un escenario motivador y un liderazgo fiable.