Bilbao. Los servicios privados de prevención ajenos nacieron al calor de la ley de prevención de riesgos laborales de 1997. En Euskadi hay cerca de una treintena de firmas que se dedican a vigilar el estado de la maquinaria, de los equipos o del vestuario de otras empresas.

El control de la seguridad laboral se asocia más al sector público, en el caso de la CAV a Osalan. ¿Qué ofrecen los servicios privados?

Osalan es el organismo de control de todo lo que es el mundo de la seguridad laboral, y nosotros somos una herramienta que Osalan utiliza para hacer la prevención porque contamos con el personal y el equipo adecuado para ello. Osalan nos guía a la hora de enfocar nuestro trabajo y siempre tiene abiertas las puertas para atender cualquier consulta, aunque sí nos gustaría que nos tuviera un poco más en cuenta a la hora de pedirnos consejo, de establecer sus planes de gestión y sus grupos de trabajo, etc.

¿Cómo es una visita de los técnicos en prevención a una empresa?

Se envían expertos en seguridad laboral, higiene, ergonomía y medicina. Toman nota y comprueban que se cumplen las normas. Si hay algo que está mal, asesoramos al empresario y le decimos qué tiene que cambiar, y luego ya es responsabilidad suya cumplir o no. También formamos a los trabajadores y a los empresarios, este es un factor fundamental. Si la gente no está concienciada al final las medidas de prevención se ven más como un coste que como una inversión.

¿Están concienciados los empresarios vascos?

Queda mucho trabajo por hacer pero hay que reconocer el que han hecho todos los actores: administración, servicios de prevención, inspección de trabajo, sindicatos, empresarios y trabajadores. Los accidentes laborales han bajado muchísimo desde que entró en vigor la ley de prevención en 1997. Para hacernos una idea, en el año 2000 hubo en la CAV algo más de 50.000 accidentes laborales, y en 2011 fueron 30.000. Eso ha sido gracias a todos, todos hemos hecho una labor didáctica para concienciar.

¿También han bajado los accidentes mortales?

Sí, de las 85 muertes de 2000 se ha pasado a 37 en 2011. El aumento del desempleo no es la razón de esta disminución, ya que los accidentes también bajan durante la crisis. En 2007 el índice de siniestralidad era de 58 accidentes por mil trabajadores, y en 2011 fue de 41 por cada mil.

A pesar de las cifras, ¿se nota que las empresas gastan menos en seguridad a causa de la crisis?

Sí se nota. La crisis es uno de los factores que más está jugando en contra de la prevención. En épocas de vacas gordas no se miraba tanto el gasto. Ahora hay algunos servicios de prevención que se están aprovechando de esto y ofrecen una prevención casi regalada. Lógicamente, ahorrarse un dinero en la prevención puede ser atractivo para una empresa, pero hay que pensar que si te están regalando la prevención es porque algo no se va a hacer bien. Los técnicos tienen que mirar todo: las máquinas, el vestuario, el ambiente... Eso hay que pagarlo. Querer arañar unos euros al presupuesto en prevención luego repercute en la capacidad para detectar posibles enfermedades.

¿Qué porcentaje de empresas no cumple la ley?

La mayoría cumplen. Cuando se constituyen empresas nuevas enseguida hacen el trámite para asumir una modalidad preventiva.

Cuando ustedes detectan que una empresa no cumple la normativa, ¿cómo se procede?

La capacidad de sanción es exclusiva de la inspección de trabajo, nosotros lo que podemos hacer es ver dónde están las carencias y proponer al empresario cómo resolverlas.

Y los trabajadores, ¿están concienciados sobre la importancia de la prevención laboral?

Cada vez más. Los mayores tienen sus vicios porque siempre han hecho las cosas de una forma, aunque poco a poco también van concienciándose. La gente joven sí que viene muy concienciada. Se está llevando la seguridad laboral a las aulas de los institutos y los colegios y eso se nota en las empresas.

¿En qué actividades hay más accidentes?

Los más graves suelen darse en la construcción, pero también son importantes los del sector servicios, por ejemplo en el sector del transporte hay muchos accidentes. Desde el año 2000, en el sector primario, la industria y la construcción el descenso del índice de incidencia de los accidentes es muy grande, mientras que en los servicios baja muy poco.

El amianto ha producido enfermedades profesionales muy graves. ¿Seguirán apareciendo nuevos casos de contagio?

Los cánceres por fibra de amianto se detectan con el paso del tiempo. Es lo malo de las enfermedades laborales, que no se detectan al momento sino que surgen mucho después de ser contraídas, por eso la única solución es prevenirlas. El que trabaje con techos de uralita o con fibra de amianto tiene que seguir una serie de medidas para no verse afectado. Para eso hay entidades especializadas en tratar esos materiales.

¿Surgirán en el futuro nuevas enfermedades producidas por materiales que se usan ahora?

El amianto al principio no se sabía que era nocivo. Hay que vigilar todos los productos químicos nuevos que van saliendo, vigilar la composición y estudiar medidas para que no afecten: tiempos de exposición, equipos de protección colectivos e individuales, etc. Ahí está la solución para evitar enfermedades profesionales futuras y que dentro de unos años no surja un problema similar al del amianto.

¿Qué tipo de enfermedades o lesiones laborales son más frecuentes?

Sobre todo se declaran casos de hipoacusia o sordera profesional, ya que la gente no está concienciada de tomar medidas contra el ruido, y también muchas lesiones musculoesqueléticas causadas por movimientos repetitivos. El simple movimiento de levantar peso tiene unas técnicas para que afecte lo menos posible a la salud.

Eduardo Vallejo ha sido nombrado recientemente presidente de Aspa Euskadi. Foto: Borja guerrero

"El empresario debe pensar que si le regalan la prevención algo no va a hacerse bien"

"A los trabajadores mayores les cuesta más, pero los jóvenes vienen muy concienciados"