FRANCFORT. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, dio ayer un giro significativo a la política de la entidad al avanzar con claridad meridiana la estrategia a largo plazo del banco, que mantendrá "por un periodo prolongado" los actuales tipos de interés, que se encuentran en el mínimo histórico del 0,5% en el caso de la tasa de refinanciación. Sin embargo, la principal novedad es que Draghi dejó también la puerta abierta a nuevas bajadas, un hecho histórico.
"De cara al futuro, nuestra posición en política monetaria seguirá siendo acomodaticia por tanto tiempo como sea necesario", indicó Draghi tras el Consejo de Gobierno del BCE, que mantuvo los tipos en el mínimo histórico del 0,5%, para a continuación romper con más de una década de tradición y afirmar rotundamente que el BCE espera que "los principales tipos sigan en los actuales niveles e incluso por debajo por un periodo de tiempo prolongado".
De hecho, el máximo responsable de la política monetaria de la zona euro admitió que en el seno del Consejo de Gobierno se produjo una amplia discusión sobre la posibilidad de recortar ya los tipos de interés, aunque finalmente se decidió mantener la tasa rectora del euro "básicamente por unanimidad". Cuestionado sobre los motivos por los que el BCE ha decidido abandonar su proverbial prudencia, ya que la entidad siempre ha declinado asumir compromisos previos en política monetaria, el italiano explicó que los miembros del Consejo decidieron "unánimemente" dar este paso "sin precedentes" a la hora de comunicar al mercado sus intenciones. Sin embargo, Draghi quien no quiso hablar de fechas y se limitó a señalar que "no se trata de seis meses o un año, sino de un periodo prolongado".
El presidente del BCE subrayó que la decisión de comunicar más claramente al mercado su posición se ha visto facilitada por el anclaje de las expectativas de inflación, ya que la estabilidad de precios a medio plazo continúa siendo el objetivo de la institución. El presidente del BCE explicó que su postura tiene muy en cuenta tres variables principales, incluyendo las perspectivas de inflación a medio plazo, la evolución de la economía y la dinámica monetaria.
También apuntó que sus opciones para relajar la política monetaria también pasan por otras fórmulas como reducir la tasa de depósito, actualmente en el 0%, lo que implicaría cobrar a los bancos por el dinero guardado en el BCE.
El Ibex 35 se disparó un 3,07% al cierre de mercado gracias a las expectativas generadas entre los inversores tras la declaraciones del presidente del BCE que apuntaban a una bajada de los tipos de interés. El selectivo logró así reconquistar los 8.000 puntos, tras anotarse la mayor subida desde finales de abril.
En el mercado de deuda pública, la prima de riesgo española permanecía estable, en el entorno de los 300 puntos básicos, después de las dudas sufridas por la inestabilidad política en Portugal. La rentabilidad del bono español a 10 años se situaba en el 4,62%.