bruselas. Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete celebran el jueves y viernes su última cumbre del año en la que buscarán pactar una hoja de ruta de mínimos (con medidas y calendario) para corregir los problemas estructurales de la eurozona cuyo objetivo es garantizar la irreversibilidad del euro y recuperar la confianza de los mercados.
La principal novedad del plan -elaborado por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy-es la creación de un presupuesto específico para la eurozona, que financiaría las prestaciones por desempleo de los países en crisis. Sin embargo, su puesta en marcha se retrasa a después de 2014, con lo que ya no servirá para la actual crisis.
Además, Alemania y otros contribuyentes netos, como Holanda, todavía quieren limitar este nuevo fondo anticrisis al mínimo posible para no tener que aportar más a las arcas comunitarias. Por lo demás, Berlín ha logrado imponerse a la Comisión, Francia y España al abortar el debate sobre los eurobonos. La mutualización de la deuda soberana ni siquiera se menciona en la propuesta de Van Rompuy, elaborada conjuntamente con los presidentes del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi; del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker; y de la Comisión, José Manuel Durao Barroso.