Vitoria. Los trabajadores de la siderúrgica Celsa Atlántic (antigua Laminaciones Arregui) volvieron a reunirse ayer con el Gobierno Vasco en lo que sólo cabe interpretarse como una llamada desesperada ante la más que probable intención del grupo catalán de cerrar sus dos plantas alavesas (Vitoria y Urbina), que hasta la fecha se han cobrado ya 91 despidos. Rotas las negociaciones desde hace varias semanas y con un ERE de extinción a pleno rendimiento, miembros del comité de Celsa reiteraron ayer su preocupación ante el director de Desarrollo Industrial del Gobierno, Juan Garayar, que insistió a los trabajadores en el planteamiento oficial que el Departamento de Industria viene mostrando en todo este asunto desde el comienzo de las negociaciones: un crédito participativo de cinco millones de euros "que está sobre la mesa" y que será efectivo a cambio de una serie de garantías, entre ellas que ambas partes, empresa y trabajadores, acuerden un plan de viabilidad que garantice la actividad de las dos fábricas por un periodo de cuatro años como mínimo.
acuerdo sin despedidos Según fuentes sindicales, la plantilla de Laminaciones Arregui estaría dispuesta a reanudar las conversaciones con la dirección de Celsa para negociar un plan alternativo al que presentó en un principio y que plantea, entre otras cuestiones, despedir a 91 trabajadores, una reducción salarial del 20% y un aumento de la jornada laboral. El comité insistió ayer en que desea retomar la negociación con la dirección del grupo catalán pero siempre que la empresa readmita a los 91 despedidos.
Un extremo éste con pocos visos de ser real habida cuenta de la actitud que en los últimos días viene mostrando la dirección, reacia a reunirse con el comité de empresa y empeñada en cumplir con éxito las consecuencias del ERE de extinción presentado para 358 trabajadores, para cuyo cometido tiene hasta el 31 de julio para hacerlo. A la espera de dicho encuentro, los trabajadores se desplazaron ayer hasta la sede de la patronal alavesa SEA y anunciaron su intención de continuar con las movilizaciones "todos los días" por las calles de Vitoria hasta que el conflicto se termine.