VITORIA. El Gobierno Vasco no ha concedido ningún aval a empresas en los cuatro primeros meses del año. A pesar de la constante llamada de auxilio de la patronal por los problemas de financiación que arrastran desde hace varios años y de la constatación de que la CAV entra en una segunda recesión, el Ejecutivo de López, a punto de llegar a la mitad del ejercicio, todavía no ha abierto el grifo del crédito. Según información remitida por Lakua al Parlamento a la que ha tenido acceso DNA, a 24 de abril no se había activado ningún proceso de respaldo financiero. Tan sólo se habían concedido avales por valor de 1,1 millones a través de Luzaro, la sociedad de créditos participativos de la que son socios las cajas y bancos vascos junto a Lakua. Ni rastro de otras operaciones ni del plan anunciado hace dos meses por López para movilizar operaciones por valor de más 2.100 millones de euros. De las cuatro líneas de avales a disposición de las empresas sólo se ha activado la de Luzaro, cuya actividad se remonta a 1993 y forma parte de la agenda de financiación anual. La de Circulante -que da respuesta a las necesidades de financiación de las pymes y de los autónomos-, la de Garantías -orientada hacia grandes proyectos estratégicos- y la de Reafianzamiento -capitaneada por Elkargi y Onairri y ligada a la de Circulante- no dan señales de vida. El motivo oficial es que a finales de abril no habían sido aun formalizados los convenios con Elkargi y Onairri, las sociedades de garantía recíproca que actúan como bisagra entre los bancos y las empresas. En general, sin la aportación de las SGR no se abre la puerta del crédito y las compañías vascas se topan con un muro cuando buscan fondos para acometer inversiones.
Ese trasfondo de bloqueo de avales condiciona el escenario en el que desarrollan su actividad las empresas, pero Gasteiz no tiene prisa para suscribir los convenios. Los de este 2012 se han firmado oficialmente el pasado martes mientras que en 2011 entraron en vigor en junio.
El Ejecutivo actual no da importancia a ese retraso, incluso argumenta implícitamente que las líneas de avales no son tan necesarias como puede parecer cuando contrapone la escasa utilización del programa el año pasado a las críticas de otros partidos políticos a su gestión. En 2011 se utilizaron solo 17 de los 500 millones puestos a disposición del tejido empresarial.
éxito del programa Lo cierto es que los datos de 2009 apuntan en otra dirección. Entonces, a la puertas del año en el que se confirmó la gravedad de la crisis, el último Gobierno de Juan José Ibarretxe activó el mecanismo en enero. Los socialistas entraron en Lakua en mayo y tuvieron que ampliar a final de año en cien millones la partida inicial ante la demanda de las empresas. Los empresarios planifican los ejercicios y las inversiones con tiempo y, aunque saben que tarde o temprano van a disponer de una línea de crédito avalada por el Ejecutivo, necesitan que el dinero esté disponible lo antes posible. Si la situación económica se deteriora en el curso del ejercicio como ocurrió el año pasado -señalado a priori como el año de salida de la crisis y convertido finalmente en el camino que ha llevado a la CAV a la segunda recesión- las expectativas de inversión se retraen. Es otro de los círculos viciosos de la crisis, porque si las empresas renuncian o no pueden destinar dinero a tiempo a mejoras productivas tardarán más en salir del colapso actual. Además, el actual Ejecutivo ha aumentado los tipos de interés a los que devuelven el dinero las compañías. Un aspecto que también ha podido desincentivar las inversiones. Los Presupuestos de este año habilitan una partida por un importe máximo de 400 millones de euros para que el Instituto Vasco de Finanzas puedan dar garantías en los préstamos solicitados a las empresas al margen de Luzaro y las sociedades de garantía recíproca. Esa línea de financiación está legalmente disponible desde la misma entrada en vigor de las cuentas. Tampoco ha sido explotada.