vitoria. Gonzalo Bereincua Gandarias fue nombrado a finales de pasado año nuevo director regional de Deutsche Bank para el País Vasco y, desde su nuevo puesto, se encarga de coordinar la estrategia comercial del banco en las 14 oficinas que la entidad tiene en la zona norte, incluyendo también Aragón, Navarra y La Rioja. Bereincua se incorporó a Deutsche Bank en 2004. Previo a su incorporación a Deutsche Bank, trabajó como asesor en Iberagentes Activos S. V. y gestor de patrimonios en banca privada del Banco Popular.

¿Qué presencia tiene Deutsche Bank en el País Vasco?

Deutsche Bank cuenta con cinco oficinas en el País Vasco (dos en Bilbao, una en Las Arenas, una en Donostia y otra en Gasteiz) y una plantilla de 60 profesionales, que ofrecen servicio a unos 17.000 clientes. Si miramos a nivel de todo el Estado español, la división de banca comercial de Deutsche Bank cuenta con 253 oficinas repartidas por la península, con una mayor presencia en las ciudades de Madrid y Barcelona.

¿La red actual es la apropiada en Euskadi?, ¿contemplan ampliarla?

Acabamos de abrir una nueva oficina en Bilbao, precisamente porque nuestro objetivo es ampliar el negocio en Euskadi, un mercado por el que Deutsche Bank apuesta de forma clara y en el que queremos crecer de forma orgánica. Somos un banco de nicho, un banco de relación, y nos dirigimos a una clientela específica. Nuestra estrategia no es tanto una banca masiva con una red de oficinas extensa, sino estar presentes en las plazas clave. Tener claro nuestro modelo de negocio y haber sido prudentes en el pasado es lo que ahora nos permite abrir una nueva oficina en Euskadi.

¿Qué puede ofrecer un banco alemán a los clientes vascos?

Respecto a nuestra oferta a los clientes vascos, somos un banco muy activo en inversiones y reconocidos por ello, pero me gustaría puntualizar que Deutsche Bank ofrece todos los servicios bancarios que pueda necesitar un cliente particular y, aunque pueda parecer paradójico en el momento en que vivimos, uno de los aspectos en los que queremos crecer en el presente año 2012 es en la concesión de préstamos hipotecarios. En Euskadi contamos además con un servicio especializado tanto de banca para empresas, enfocada a pymes y que dirige Alfonso Allende, como de Banca Privada, dirigido a clientes de patrimonio elevado con necesidades específicas de asesoramiento en inversiones.

En el caso de las empresas, ¿cree usted que la creciente presencia de pymes vascas exportando, fundamentalmente a Alemania, les ayuda a captar nuevos clientes?

El servicio de banca para empresas, que en Euskadi dirige Alfonso Allende, tiene uno de sus puntos fuertes en el apoyo a la empresa exportadora. Deutsche Bank es un banco internacional, presente en más de 70 países, lo que nos ofrece una ventaja competitiva clara para atender las necesidades de las empresas exportadoras e importadoras. Por otro lado, el hecho de contar con una división de banca de inversión potente nos permite ofrecer a las pymes productos que otros bancos solo ofrecen a grandes corporaciones, y no hay que olvidar que somos líderes en cobertura de mercados de divisas, tipos de interés y materias primas.

A nivel de particulares, la mayor fortaleza de la economía alemana en estos tiempos de elevada incertidumbre, ¿les ha ayudado a captar clientes que buscan una mayor seguridad en una entidad financiera de matriz alemana?

En el contexto actual de consolidación bancaria, en el que se han cerrado oficinas y muchos ahorradores han visto como el director de toda la vida ya no está, estamos viendo que la relación de confianza en la que nosotros nos basamos atrae nuevos clientes a nuestras oficinas. Contar con el respaldo de la marca Deutsche Bank, uno de los principales bancos europeos, supone un refuerzo añadido, pero lo que observamos es que el tipo de banca de relación que hemos hecho siempre es ahora más demandado. Y por nuestra parte estamos siendo más proactivos en dar a conocer este modelo. Por ejemplo, acabamos de lanzar un depósito al 4% para atraer clientes que nos traigan su nómina, tarjetas y posiciones inversoras.

La reducción de la inversión crediticia tiene que ver más con la menor actividad económica, con el elevado endeudamiento del Estado español, tanto de particulares como de empresas e instituciones, o con la política general de restricción crediticia por los problemas de liquidez de la banca

Es una suma de todos los factores que menciona, y un fenómeno extenso y complejo, porque toda la eurozona está atravesando un momento delicado. Por parte del sector bancario, confío en que, una vez cumplidos con los nuevos criterios de Basilea, el crédito disponible se ampliará. Al final, éste es el negocio de los bancos, otorgar crédito con seriedad y con rigor. Respecto a Deutsche Bank en España, en concreto, en su momento fuimos cautelosos con el crédito al sector inmobiliario y contamos con una morosidad bastante por debajo de la media del sector. Como comentaba antes, uno de nuestros objetivos para 2012 en Euskadi es crecer en hipotecas.

¿La reestructuración del sector financiero, tanto en el País Vasco como en España les abre nuevas oportunidades a ustedes en el sentido de que algunos clientes opten por diversificar sus relaciones con la banca?

Estamos teniendo oportunidades, pero no se trata tanto de que los clientes diversifiquen, sino de que lo que buscan es establecer una relación de confianza con su entidad financiera, y ese es precisamente nuestro modelo de negocio. Nuestro principal valor diferencial es la cercanía de los gestores con sus clientes: un cliente de Deutsche Bank cuenta con un gestor personal que le asesora y le acompaña. Por otro lado, el fenómeno que se observa a raíz de la crisis es que los particulares optan por trabajar con menos bancos que anteriormente, para poder tener más controladas sus cuentas y sus gastos.

¿Qué opinión le merecen, en líneas generales, las posibles nuevas exigencias de capital a la banca europea en general?

Me parece positiva cualquier medida que refuerce la solidez del sector bancario, pero debe calibrarse en qué medida una eventual recapitalización conllevará que algunas entidades necesiten ayuda de sus gobiernos, con lo que el efecto puede ser un aumento de la deuda soberana en la zona euro, que es precisamente el origen de la necesidad de recapitalización.