Vitoria. La sombra del rescate planea ya claramente sobre la economía española si se toman en consideración únicamente los niveles de la prima de riesgo y los intereses que deberá pagar España por su deuda. Ayer llegó la debacle con la prima rozando los 500 puntos y el Estado obligado a pagar los bonos a 10 años por encima del 7% de interés. Esto, en números y según la asociación de técnicos de hacienda (Gestha), supone que España, para financiar la deuda subastada ayer por el Tesoro (colocó 3.562 millones al 7,088%, su nivel más alto desde 1997), tendrá que destinar 55 millones de euros adicionales al año durante una década para cumplir su compromiso de pago. Teniendo en cuenta que Irlanda, Portugal o Grecia debieron ser rescatadas cuando su prima de riesgo estaba en niveles similares a los alcanzados ayer por España, la conclusión es clara: llega el abismo.

El análisis

La hora de los 'tiburones'

Sin embargo, ese alarmismo que mediatiza la campaña electoral, favorece a quienes exigen más recortes y, en definitiva, pone en riesgo las bases del estado del bienestar, habría que matizarlo atendiendo a varios factores. El primero que invocan los analistas es que el nivel de endeudamiento de España no es, ni de lejos, similar al de Grecia o Italia, cuyo PIB está hipotecado al 120%. En el caso español, ese dato se sitúa, aún hoy, en torno al 63%, aunque es cierto que si los niveles de la prima se mantienen, no habrá caja que lo soporte. En este sentido, el hecho de que pasada la subasta y gracias a la intervención del BCE en los mercados secundarios (compró masivamente bonos españoles), la prima de riesgo bajara de los 499 a los 460 puntos, es significativo y apunta a que el pico alcanzado ayer fue una maniobra especulativa para exprimir la capacidad lucrativa que la inestabilidad genera en los mercados. La mecánica es relativamente sencilla: nadie quiere bonos españoles porque todos compran deuda alemana, la más segura, y sólo los muy pudientes y quienes buscan dinero rápido, compran a España, eso sí, imponiendo sus precios.

Según los analistas, muchos políticos y la totalidad de los sindicatos, teniendo en cuenta que España ha tomado todas las medidas de ajuste que se le han exigido y no cuenta con la posibilidad de devaluar su moneda, la solución ante estos ataque ha de llegar desde el órgano emisor del euro, es decir desde el Banco Central Europeo. El problema es como actúa éste y que límites se le imponen. Esta claro que intervenir únicamente en los mercados secundarios no frena los ataques y se hace necesario un paso más. España apuesta por la emisión de eurobonos (socializar la deuda entre todos los países de la zona euro para crear una única letra de referencia), pero Alemania se niega y Francia, que empieza también a estar acosada (ayer su prima de riesgo superó los 200 puntos), está a verlas venir.

La demanda

Intervenir las emisiones

El segundo factor que define lo ocurrido ayer como un ataque directo de los especuladores es el estudio de los mercados secundarios de deuda (donde los acreedores compran y venden los bonos que ya poseen). Mientras el Tesoro estaba obligado a pagar al 7,088% las letras subastadas, el papel que se intercambiaba ayer en los mercados secundarios se pagaba mucho más barato, al 6,7%. Es decir, el negocio estaba en encarecer la emisión directa dada la incapacidad del BCE para intervenir en los mercados primarios. Los técnicos de Gestha tienen claro que la solución a este problema pasa por que el Banco Central Europeo modifique sus estatutos "de manera urgente para poder adquirir deuda pública de los Estados miembros en el mercado primario, lo que rebajaría de manera directa su precio" .

El tercer punto a tener en cuenta es el comportamiento de la bolsa. Paradójicamente y pese al brutal ataque a la deuda, el Ibex 35 cerraba con pérdidas mínimas de un 0,4%. Pareciera que ayer los tiburones se hubieran mudado por un día del parquet de la bolsa al edificio del Tesoro Público español. Esta impresión se refuerza si se tiene en cuenta que las pérdidas en otras plazas menos acosadas que Madrid fueron mayores: París bajó el 1,78%; Londres, el 1,56%; Milán, el 1,43%; el índice Euro Stoxx 50, el 1,11%, y Fráncfort, el 1,07%.

El debate

Bruselas aún no mueve ficha

Pese a todo, lo que es evidente es que la situación es muy grave y obliga a tomar medidas. El Gobierno español ya lo planteaba ayer: el BCE y la Unión Europea deben intervenir. También en Bruselas se imponía esta tesis a tenor del análisis que hacía de lo ocurrido al atribuir a la "incertidumbre" y al "nerviosismo" en los mercados el interés récord pagado por la deuda española, pero también por la francesa (Francia colocó 9.700 millones al 2,82 %). Sin embargo el portavoz comunitario para Asuntos Económicos y Monetarios, Amadeu Altafaj, liga cualquier solución al cumplimiento de los acuerdos alcanzados por los 17 países del euro el 26 y 27 de octubre. En otras palabras y como exige Alemania: todo estará en el aire mientras Grecia e Italia no cumplan lo prometido.