vitoria. El abaratamiento de los carburantes ha permitido al IPC español bajar en agosto del 3% por primera vez en los últimos nueve meses. Según el dato adelantado publicado ayer por el INE, la inflación se situó en el 2,9%, justo una décima por debajo de un nivel que no se correspondía con el actual debilidad del consumo privado. El repunte del petróleo disparó el índice y su bajada corrige la tendencia eliminando del complejo tablero económico las tensiones inflacionistas, no solo en el Estado, también en el resto de Europa.

Habrá que esperar todavía unas semanas, pero la moderación del IPC en el Viejo Continente anticipa a su vez un cambio de ciclo del euríbor, que ya este mes cerrará por debajo del valor marcado en mayo y que parece señalar un rumbo diferente. El Banco Central Europeo, inflexible guardián del contención de los precios en la Unión Monetaria, tiene todas las claves.

Si fortalece la tendencia del euríbor con un cada vez más demandado recorte de los tipos de interés, la referencia de los créditos de compra de vivienda puede acomodarse por debajo del 2% y frenar el ritmo del constante encarecimiento desde agosto de 2010 de las cuotas hipotecarias de los hogares. Hoy miércoles se conocerá el avance de la inflación de agosto en la eurozona. Un dato que será con toda seguridad bueno por los mismos motivos que han empujado el IPC del estado por debajo del 3%.

El enfriamiento del barril de crudo de los últimos meses ha frenado en seco una escalada de los precios al consumo que alcanzó su punto más caliente en abril con una tasa del 3,8%. La situación ha mejorado desde entonces encadenando a partir de mayo cuatro meses consecutivos a la baja, siempre a un ritmo más lento del que se le supone a una economía atenazada por el parón del consumo y conservada con pulso solo gracias a las exportaciones.

La sombra del petróleo ha estado presente en el viaje de corrección del IPC. En abril, el barril de referencia en Europa cotizó por encima de los 125 dólares, cerró julio en los 116 y se ha acomodado en los 112 dólares en agosto.

la cesta de la compra Si el Instituto Nacional de Estadística confirma a mediados del próximo mes el dato adelantado de agosto, la inflación habrá roto por fin la barrera del 3%. Junto al precio de los carburantes, el INE destacó ayer la influencia del descenso de la cesta de la compra básica -alimentos y bebidas no alcohólicas- en la bajada del IPC hasta el 2,9%, dos décimas menos que en julio.

Los analistas consideran que la tendencia continuará los próximos meses. Sobre todo porque el precio de las gasolinas no asumirá todo el abaratamiento del petróleo hasta que concluyan las vacaciones. Cuando eso ocurra, la pendiente del descenso del IPC será más pronunciada y es posible que se cierre el año en torno al 2% si el precio del barril de crudo se sitúa por debajo de los 90 dólares. Además, a partir de ahora dejará de tener incidencia la subida del IVA aplicada en julio del año pasado, porque los precios de los productos se compararán con los mismos impuestos. Hay señales positivas en el frente de la inflación y eso siempre es buena noticia para el euríbor. Ligada siempre a la evolución de los tipos de interés, la referencia hipotecaria ha suavizado su cotización en agosto y la dinámica se puede prolongar en función de los mensajes que lleguen desde el BCE, el responsable de la política monetaria del euro.

A falta de solo una jornada para cerrar el mes, la media provisional del euríbor en agosto se situó ayer en los 2,097%y continuará encareciendo las hipotecas porque hace justo doce meses apenas superaba el 1,4%. Sin embargo, las revisiones de las hipotecas que se realicen en el último tramo del año no serán tan gravosas como se intuía en caso de materializares el cambio de paso de la variable.

Y si se consolida por debajo del 2% las revisiones semestrales de noviembre y diciembre podrían incluso permitir algún abaratamiento mínimo.

Todo está en el aire, pendiente de varias incógnitas que confluyen en la propia evolución de la economía europea y mundial, abrazadas al insistente riesgo de una recaída en la crisis a ambos lados del atlántico.

La inflación es la llave maestra que enciende o calienta los tipos de interés. El BCE gira la muñeca hacia un lado o hacia el otro en función de las señales del IPC europeo y hasta justo antes del verano el precio del barril de crudo traía de cabeza a la institución gobernada por el francés Jean Claude Trichet. Poco dado a revelar sus intenciones, Trichet reconoció el lunes en el Parlamento Europeo que la inflación de la eurozona continuará en la actual fase de "moderación" los próximos meses. No hubo ninguna referencia a los "riesgos inflacionistas" que han jalonado sus anteriores comparencias, el motor de las controvertidas subidas de tipos realizadas en abril y julio de este año en la eurozona mientras EEUU o Gran Bretaña, sin ir más lejos, mantenían inamovibles los suyos.

El peligro de una escalada de precios también empujó en su momento a Trichet a sugerir que este año estaban previstas una o dos subidas de tipos más. El discurso ha cambiado y entrelíneas del nuevo se intuye cuando menos que no habrá nuevos movimientos alcistas. Será un mal menor para los que defienden la necesidad de recortarlos, un coro al que cada vez se suman más voces. Algunos analistas incluso hablan de una rebaja en el precio del dinero en octubre como acto reflejo ante la decisión de la Reserva Federal Estadounidense mantener sus tipos en el 0,25% hasta 2013. Europa, en cambio, los situó en el 1,5% en julio en una decisión que puede lastrar el crecimiento.