bruselas. Los ministros de Economía de la eurozona aprobaron ayer sábado durante una teleconferencia extraordinaria el desembolso la ayuda de emergencia de 12.000 millones de euros que Grecia necesita para no suspender pagos en las próximas semanas.

El desbloqueo de los fondos, que cubren las necesidades de financiación del país hasta septiembre, ha sido posible después de que Grecia haya cumplido las condiciones que le impuso la UE. Y en particular, la aprobación en el parlamento griego esta semana del plan de ajuste por valor de 28.000 millones de euros pactado con Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se trata del quinto tramo del actual plan de rescate para Grecia de 110.000 millones de euros que se aprobó el año pasado.

No obstante, los ministros de Economía de la eurozona no han llegado a un acuerdo sobre el segundo rescate para Grecia, que ascenderá a alrededor de 100.000 millones de euros para cubrir las necesidades de financiación del país hasta 2014. La UE considera imprescindible este nuevo plan de ayuda porque asume que Atenas no podrá volver a los mercados el año que viene como estaba previsto. El principal escollo para cerrar el segundo rescate es cómo se orquestará la participación del sector financiero, exigida por países como Alemania o Finlandia para que no sean los contribuyentes los que asuman toda la carga. La contribución privada debe ascender al menos a 25.000 millones de euros, según el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders. Pero la condición es que los mercados y las agencias de calificación de riesgo no interpeten esta contribución como un impago y que sea también aceptada por el Banco Central Europeo (BCE). Los ministros de Economía de la eurozona se volverán a reunir el próximo 11 de julio para tratar de definir las grandes líneas de este segundo rescate. Pero su aprobación podría retrasarse hasta después del verano por las dificultades en definir esta participación del sector privado, según aseguraba ayer la prensa europea. Mientras, tras varias semanas de masivas protestas en toda Grecia contra un severo plan de austeridad, los griegos vuelven lentamente a la vida cotidiana, aunque quedan muchas preguntas sin respuesta sobre su futuro.

El paquete de medidas ha causado un gran descontento entre los ciudadanos, que sufrirán recortes adicionales en pensiones y subidas de impuestos.

La mala administración del dinero público, que se arrastra según los analistas locales desde hace diez años, ha conllevado, entre otras consecuencias, un elevado índice de desempleo, que en marzo subió al 16,2%, frente al 11,6% del mismo mes del ejercicio 2010, según las estadísticas oficiales helenas.

Los griegos comparten estos días indignación, desesperación, frustración y rabia, pero esperan, pese a todo, ver un rayo de esperanza y tiempos mejores.