vitoria. Por primera vez en 30 años parece que sindicatos y patronal caminan de la mano en un aspecto concreto, la necesidad de modernizar el modelo de negociación colectiva, una herramienta vigente desde finales de los años setenta que dirime las relaciones laborales y que, entros muchos aspectos, fija los sueldos de los trabajadores. Su modificación representa, según sostuvo recientemente un alto cargo del Gobierno español, la "verdadera reforma laboral" en estos tiempos que corren, lo que da una idea de su extraordionaria importancia. El resultado del histórico acuerdo, si todo transcurre según lo previsto por el Gobierno, se conocerá en los los próximos días. Puede que sea la última gran reforma impulsada por José Luis Rodríguez Zapatero, a día de hoy políticamente muerto según todas las encuestas.

Pero eso, también a día de hoy, es ficción. Todo lo contrario que eviencias tan claras como que las economías española y vasca poco tienen que ver hoy con las de entonces. En este sentido para lógico y lícito pensar que la negociación y sus normas necesitan tal vez pocos cambios pero sí profundos; adaptarse cuando menos a los nuevos tiempos para mejorar el funcionamiento del mercado de trabajo, "desde hace mucho tiempo enfermo grave", según ha reconocido Ignacio Fernández Toxo, secretario general de CCOO. Unos y otros coinciden, al igual que expertos en economía y profesores universitarios, que el motor económico ya no es el industrial sino el de servicios, y que España ha perdido la ventaja comparativa de los salarios que siempre mantuvo respecto a sus socios europeos, lo que permitió despegar vertiginosamente en los años 80.

Pero todo eso se acabó. La globalización hace tiempo que alteró el mercado laboral, aunque en Euskadi las cosas parezcan llevar su propio ritmo. Un tempo que desde el ámbito empresarial resulta altamente peligroso si no se aplican las medidas adecuadas. "El modelo actual de negociación colectiva está agotado y se debe instaurar las bases de un nuevo", advirtió ayer desde SEA su secretario general, Juan Ugarte. El aviso fue sólo el preámbulo de un mensaje calificado de "neoliberal" por los sindicatos que aportó las bases de lo que los empresarios alaveses entienden como imprescindible para garantizar a partir de ahora un empleo estable y cualificado: "sin flexibilidad, reducción de costes y adaptabilidad es imposible mejorar la calidad de vida y laboral", insistió Ugarte.

más compromiso En un contexto laboral dramático en cuanto al paro -son ya casi cinco millones los desempleados que existen en el Estado, según la última EPA- y lleno de incertidumbre para el futuro de las empresas, se antoja necesario aumentar ese concepto maldito de la flexibilidad interna para ajustarse al mercado. Pero también no es menos cierto que la negociación colectiva y las propias empresas han de ser capaces de involucrar a sus trabajadores en la toma de decisiones estratégicas cuando las cosas vayan bien "si quieres que luego den el callo cuando vienen las vacas flacas", advierte un analista económico. Esta realidad, de momento, brilla por su ausencia en Álava.

otra vez alemania Tal vez por ello SEA insistió ayer en la idoneidad de seguir el modelo alemán -Kurzarbeit- una fórmula que relajaría los ajustes del mercado de trabajo con "mayores dosis" de flexibilidad interna, insistió Ugarte. "No puede ser más fácil despedir a un trabajador que modificar sus condiciones de trabajo", aseveró ayer el secretario general, que estuvo acompañado en su comparecencia por el director adjunto, Aitor Otaola, y el responsable del Área jurídica de la patronal, Fernando Raposo.

Desde la patronal se insiste en la necesidad de aprobar una herramienta que permita al empresario modificar las reglas del juego (modificación de las jornadas, cambios de puesto de trabajo, horarios...) cuando la situación, esto es, el mercado, lo requiera. Una postura que sin embargo encuentra el rechazo enérgico de los sindicatos si ésta no se pacta antes. ¿Y cómo se consigue eso? Fundamentalmente a través de un mayor impulso al arbitraje y una apuesta clara por los mediadores para impedir que el proceso termine en los tribunales. Esta figura cobrará a partir de ahora un papel destacado en las relaciones laborales.

De momento son cuestiones que ya están sobre la mesa. La primera prueba de fuego tendrá lugar este lunes, cuando SEA se siente a negociar con los sindicatos el nuevo convenio del metal, que afecta a unos 10.000 alaveses. Hasta la fecha las reuniones celebradas han resultado inútiles, con ambas posturas enconadas. La "beligerancia" de la línea que ayer adelantó la patronal de cara al lunes no hace presagiar un cambio de rumbo en este convenio. Más bien todo lo contrario.

MÁS FLEXIBILIDAD

l SEA entiende absolutamente necesario modificar el concepto maldito de flexibilidad para

que las empresas sean más

competitivas. Apuesta en en este sentido la patronal alavesa por ajustar el tiempo de trabajo en función de las necesidades productivas, disponer de bolsines horarios acumulables a lo largo de los años o tener capacidad de mofificar los calendarios

laborales cuando sea preciso.

CONTENCIÓN DE LOS COSTES

l Evitaría la destrucción de empleo. "Los incrementos salariales no pueden seguir vinculados al IPC", destaca la patronal al igual que hiciera hace meses la canciller alemana, Angela Merkel, o, en foros más cercanos, CEOE y Confebask. Esta propuesta no persigue reducir los salarios sino de hacerlos depender del resultado empresarial, una filosofía que implica la búsqueda de fórmulas retributivas para implicar al trabajador en el proyecto empresarial.

MOVILIDAD FUNCIONAL

l El objetivo final de esta propuesta pretende potenciar la polivalencia de los trabajadores. Cuanto más cualificados sean, advirtió ayer Juan Ugarte, mejor para todos. En esta línea advirtió de que la negociación colectiva no puede establecer límites a esa movilidad. Precisamente esta cuestión es uno de los puntos más críticos en la negociación que en estos momentos se desarrolla en Mercedes Benz para fijar el nuevo convenio.