¿Cómo viven las empresas vascas tanto sobresalto económico y financiero en los últimos tiempos?

Nos hemos apretado el cinturón para afrontar esta crisis, pero además nos hemos preocupado de cuidar a las personas. La mayoría de las personas que tenemos son mano de obra de calidad, y no podemos permitir desprendernos de ella. Además, no hemos dejado de salir a vender al exterior, la internacionalización ha sido uno de nuestros mayores retos. Estamos mejor que el año pasado, esperanzados, peleando en esos mercados externos, pero todavía con problemas.

El descenso del desempleo este último mes, ¿les lleva a pensar que estamos ante el final del túnel?

Lo valoramos positivamente, pero hay coger esos datos con mucha cautela. Puede tratarse de un repunte momentáneo, un diente de sierra dentro de un cuadro general de subidas y bajadas.

¿Están las empresas vascas esperando a ver qué pasa con la reforma laboral para empezar a contratar mano de obra?

No diría tanto pero es evidente que va a favorecer la contratación. Las empresas vascas estamos tirando como podemos y con lo que tenemos. Estamos esperando a que esto se resuelva de una vez porque un mercado laboral tan rígido como el que tenemos es el causante de que se haya producido este desempleo tan alto. No puede ser que una caída del PIB en Alemania, con una caída de entre el 6-8%, haya generado un 10% de desempleo y aquí, con una caída del PIB del tres o cuatro puntos, haya generado casi un 20% de desempleo. Algo no ha funcionado y creemos que esta rigidez está impidiendo el acceso de los jóvenes al mercado laboral.

El Gobierno español la aprobará el próximo día 16. ¿Llega tarde?

Creo que sí. Llevan alrededor de año y medio trabajando este tema y no se ha conseguido ningún acuerdo. Hay que reconocer que no es fácil que entre empresarios y sindicatos lleguemos a un entendimiento, pero la labor del Gobierno español es tomar decisiones si el diálogo social no prospera.

¿Hay otras vías para flexibilizar el mercado más allá del abaratamiento del despido?

La propia reglamentación del contrato de trabajo propicia estas situaciones. Nosotros pedimos que en una situación como la actual es necesaria una flexibilidad laboral, en calendarios, en horarios, en funcionalidad... La actual reglamentación es muy rígida. Además, tiene que haber una certeza, ya que esa normativa sí prevé modos de despido, pero a la hora de la verdad no se aplican y, por tanto, no hay posibilidad de llevarla a la práctica. Tal es así que el 80% de los despidos son improcedentes, y nosotros entendemos que en una situación de crisis hay razones objetivas para un despido. Siendo despidos objetivos se declaran improcedentes porque es la autoridad laboral la que decide si un despido es procedente o no. La mayoría de las veces decide que son improcedentes, por lo tanto, de facto, el despido no está en manos de los empresarios.

¿Cómo debería sustanciarse eso?

Esa debe ser una de las cuestiones importantes de la reforma laboral, de forma que debe de estar perfectamente reglamentada y no haya lugar para diversas interpretaciones.

Anteriores abaratamientos del despido no han impedido que se produzcan situaciones de crisis.

No lo veo así, por la razón que acabo de describir. Al no existir esa certeza en la reglamentación laboral, se puede decir que el despido objetivo prácticamente no existe. Ahí es donde hay que eliminar las incertidumbres, más allá de si el despido ha de ser de 45, 33 o 20 días de indemnización. El de veinte días prácticamente no se aplica nunca.

Cuando las empresas piden flexibilidad, ¿a qué se refieren?

El mercado está de tal manera que cuando te entra un pedido hay que atenderlo y no puedes rechazarlo por la rigidez de los horarios de trabajo o por los condicionantes de los convenios en cuestión de horarios. Estas situaciones no ayudan a resolver nuestros problemas de competitividad para atender a este mercado. Nos hace falta esa flexibilidad que, de una manera u otra, ya existe y se aplica en otros países de Europa.

¿Espera que la reforma laboral recoja esta cuestión?

No lo sé, pero sería deseable que contemplase ese punto con claridad. Eso haría un gran bien, ya que ayudaría a reducir el desempleo y crearía empleo, porque el que va a contratar no andaría con tanto miramiento a la hora de incorporar a la empresa a una persona, mientras que en una coyuntura como la actual todo son reticencias.

Los sindicatos advierten que una reforma laboral que recorte derechos sociales conllevará la huelga general.

No es momento para huelgas, no procede, sino de acuerdos, de arrimar el hombre y de trabajar juntos para sacar esto adelante.

¿Cómo pueden ayudar las empresas a la conciliación de la vida laboral y la familiar?

Precisamente la flexibilidad laboral sería una herramienta para lograr esa conciliación. Soy consciente de que es un tema muy complicado, en algunas empresas más que en otras, pero, con una mayor flexibilidad, posiblemente podría haber puestos de trabajo y empresas en la que esa conciliación se podría ir trabajando.

¿Se está apostando por una inversión productiva desde los planes de Zapatero y López?

Hasta ahora sí se ha apostado. Vamos a ver qué pasa en adelante. Es preocupante el recorte de los 6.000 millones de euros previstos en los planes de ajuste del Gobierno español. No sé cómo nos va a afectar a Euskadi, seguramente no de manera favorable y puede suponer una reducción de la inversión productiva y eso puede afectar negativamente al empleo.

En este contexto de crisis, ¿qué deben hacer las empresas vascas para exportar más?

Las empresas vascas fabrican el 30% de su PIB para el mercado estatal y el 70% para exportación. Estamos en unos niveles altos y no es fácil superar estos niveles. No obstante, las empresas están haciendo un gran esfuerzo por comercializar nuestros productos en el extranjero e internacionalizarlos. Nuestra recuperación va a depender mucho de los mercados internacionales, entre ellos el europeo, porque estamos mucho más orientados al mercado europeo que al estatal. Teniendo en cuenta que el mercado estatal va a tener una recuperación más lenta, todos esperamos que la recuperación del mercado europeo y del internacional nos pueda favorecer.

¿Importa el tamaño de las empresas, en nuestro caso no muy grandes?

Indudablemente, el tamaño de las empresas es importante, como lo es el que tengamos empresas tractoras y que continuemos con este entramado industrial tan competitivo y tan bien armado tecnológicamente. La empresa vasca se ha defendido aceptablemente bien en esta grave situación de crisis. Estamos mejor que hace un año, pero habrá que trabajar mucho. Si el mercado estatal no repunta a la velocidad que esperamos, habrá que trabajar a tope el mercado exterior.