Madrid. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) considera que no existen motivos para cuestionar la solvencia financiera de España, a la que, no obstante, recomienda que mejore sus finanzas públicas y que proteja menos a los trabajadores fijos para fomentar nuevas contrataciones. "En el caso de España no hay motivos para cuestionar la solvencia financiera del Gobierno", afirmó ayer el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, quien consideró que España y Grecia son incomparables, tanto en términos de deuda como en cuanto a la situación general de la economía de cada país.
Durante su participación en el Foro Cinco Días, explicó que no hay que dudar de la solvencia española porque en comparación con otros países de la OCDE y de la Unión Europea el peso de la deuda es todavía moderado (55% del PIB en 2009), la presión fiscal es modesta y el sector financiero es solvente.
No obstante, advirtió, España debe adoptar medidas para detener el rápido aumento de la deuda pública y garantizar su sostenibilidad a largo plazo, mediante la combinación de la consolidación de las finanzas públicas y reformas estructurales. Gurría alabó el "valor, el coraje y la determinación" del Ejecutivo español al anunciar "importantes medidas" para atajar la situación, entre las que destacó el plan de austeridad y la reforma del modelo económico.
En el plano laboral, el dirigente de la OCDE abogó por un mercado más "dinámico" y por relajar las prestaciones "excesivamente proteccionistas" que disfrutan los empleados fijos con el fin de impulsar nuevas contrataciones cuando se consolide la recuperación económica. "Hoy, la excesiva protección de los empleos existentes conspira contra la contratación de nuevo personal", aseveró Gurría, quien lamentó que en España se planteen antes despidos y expedientes de regulación de empleo que rebajas salariales.
La reforma del mercado laboral debe ser una de las prioridades para España dada su pérdida de competitividad de los últimos 10 años, el moderado crecimiento de la productividad de su mano de obra y el acuciante problema del paro, aseveró.
Gurría apuntó que, además, la pérdida de puestos de trabajo tiene que ver con el sistema de salarios, que en España se adaptan muy lentamente a los cambios en las condiciones de las empresas.
En este sentido, consideró que la negociación salarial colectiva debería ser más sensible a la situación particular de cada compañía para permitir que éstas se ajusten a los cambios de la economía por la vía de los salarios en lugar de por la vía de la reducción del empleo.