La Unión Europea se enfrenta a un momento crucial, según un informe presentado este lunes por Mario Draghi, exprimer ministro italiano y expresidente del Banco Central Europeo. En el documento, Draghi plantea que la región necesita realizar inversiones anuales de entre 750.000 y 800.000 millones de euros para poder competir con las economías de Estados Unidos y China y mantener su relevancia en el escenario global.

Esta cifra, equivalente al 4,4% - 4,7% del PIB de la UE en 2023, supera por más del doble la inversión del Plan Marshall, que se destinó a la reconstrucción europea tras la Segunda Guerra Mundial. Draghi subraya que para alcanzar estos objetivos, la UE deberá incrementar su cuota de inversiones desde el 22 % del PIB actual hasta el 27 %, un giro drástico respecto a la tendencia de los últimos años.

En el documento, encargado por la Comisión Europea el expresidente del Banco Central Europeo, propone una “nueva estrategia industrial europea” centrada en que la UE potencie su crecimiento económico.

Triple transformación

Para abordar esta situación, Draghi propone una “nueva estrategia industrial europea” enfocada en tres áreas principales: acelerar la innovación, abaratar los precios de la energía y aprovechar las oportunidades industriales de la descarbonización, y reducir las dependencias estratégicas de terceros y reforzar la seguridad.

Europa necesita acelerar la innovación, especialmente en tecnologías digitales y sectores emergentes como la inteligencia artificial y los servicios en la nube. Draghi sugiere aumentar las inversiones en investigación y desarrollo, consolidar las universidades de vanguardia, y facilitar el crecimiento de empresas innovadoras. Europa, según el informe, está rezagada en comparación con EE.UU. y China, lo que limita su competitividad global.

Por otro lado, el italiano plantea que la transición hacia una economía descarbonizada debe ser una fuente de crecimiento. Esto implica reducir el coste de la energía para los usuarios finales, promover una mayor integración de las redes energéticas europeas, y explorar diversas tecnologías, incluyendo renovables, nuclear, hidrógeno y bioenergía. Además, el informe enfatiza la necesidad de una transición energética que no solo reduzca las emisiones sino que también impulse sectores industriales clave.

La tercera área se centra en reducir las dependencias estratégicas de terceros países y reforzar la seguridad, especialmente en términos de defensa y acceso a materias primas críticas. Draghi aboga por desarrollar una “política exterior económica” que incluya acuerdos comerciales estratégicos y promueva una mayor autosuficiencia en recursos críticos.

Para cubrir estas necesidades de inversión, Draghi propone en su informe una combinación de inversiones privadas y apoyo público. El italiano defiende la necesidad de completar la unión de mercados de capitales europeos y sugiere además la emisión de deuda pública europea, similar al fondo de recuperación poscovid Next Generation. No obstante, advierteque este enfoque debe estar acompañado de reglas fiscales más estrictas para evitar el aumento insostenible de la deuda.

El informe enfatiza la importancia de financiar conjuntamente inversiones en bienes comunes, como interconexiones energéticas e innovaciones tecnológicas, y sugiere que podría ser necesaria una mayor coordinación en políticas industriales, comerciales y de competencia a nivel europeo.

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Las recomendaciones del informe elaborado por Mario Draghi, aunque no son vinculantes, deberán ser consideradas tanto por la Comisión Europea como por los Estados miembros para determinar si se traducen en políticas concretas.

Sector de la automoción

El informe presentado por Mario Draghi a la Comisión Europea también hace referencia al sector de la automoción. En el mismo, el que fuera presidente del Banco Central Europeo advierte de que la falta de planificación ha obstaculizado el progreso del sector. Aunque los objetivos de descarbonización son ambiciosos, Draghi subraya que no se ha prestado suficiente atención a la transformación de la cadena de suministro. En este sentido, recomienda desarrollar un plan de acción industrial para el sector con el objetivo de evitar una “deslocalización radical” de la producción fuera de la Unión o la rápida absorción de plantas y empresas de la UE por productores extranjeros.