Nueva Zelanda, un país con poco más de cuatro millones de habitantes pero con 28 millones de ovejas y 10 millones de vacas, está decidida atajar la contaminación que el ganado produce con sus eructos y pedos, unas emisiones que son altamente contaminantes. De hecho, el 80 % de las emisiones totales de metano provienen del ganado vacuno y ovino.

Estos mamíferos rumiantes expulsan el metano producido durante la digestión a través de sus eructos y flatulencias.

Para ello, propone imponer tasas a las emisiones de estos gases. La medida, que pretende combatir los efectos de la crisis climática, convertiría a Nueva Zelanda en el primer país en que los agricultores paguen por las emisiones del ganado.

Según el plan que ahora se debate, y que ha sido elaborado por representantes del gobierno y de la comunidad agrícola, los agricultores tendrán que pagar por sus emisiones de gas a partir de 2025.

La duda está en cómo se medirán la cantidad de emisiones que emite el ganado, algo que no queda detallado en el documento.

El ministro para el Cambio Climático, James Shaw, ha destacado que “no hay duda sobre la necesidad de reducir la cantidad de metano que expulsamos a la atmósfera”, y considera que un sistema eficaz de fijación de precios de emisiones para la agricultura “desempeñará un papel clave”, informa Efe.

La propuesta, impulsada también por la alianza de asociaciones del sector primario He Waka Eke Noa, incluye incentivos para los agricultores que reduzcan las emisiones, que podrán compensarse además mediante la plantación de bosques.

Ya desde 2003 las autoridades neozelendesas plantearon la necesidad de crear un impuesto sobre las cabezas de ganado denominado la Flatulence Tax. El dinero recaudado iría a investigar la reducción del impacto de las flatulencias en el cambio climático.

Varias vacas de una granja pastan en el monte. Freepik

Diversos estudios de la ONU han concluido que reducir las emisiones de metano relacionadas con la agricultura sería clave en la batalla contra el cambio climático.

Las emisiones del ganado, provenientes del estiércol y de liberaciones gastroentéricas, producen aproximadamente un tercio de las emisiones de metano causadas por el hombre. El crecimiento de la población, el desarrollo económico y la migración urbana han estimulado un apetito sin precedentes por la proteína animal y, con una población mundial que se acerca a los 10.000 millones, se espera que esta demanda aumente hasta 70% para 2050, con un impacto medioambiental muy importante.

El metano, un gas altamente contaminante

El metano es un gas incoloro, inflamable y no tóxico. Se considera un gas de efecto invernadero relativamente potente que contribuye al Calentamiento Global del planeta, ya que tiene un potencial de calentamiento superior al dióxido de carbono. Según Greenpeace, la ganadería industrial es responsable de hasta el 14,5% de la emisión mundial de gases del efecto invernadero. En el caso de España, tal y como recoge el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes, la ganadería industrial de porcino es la responsable del 34% de las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero más potente que el CO2. Por esa misma razón, y con el objetivo de hacer frente a una crisis climática, cada vez son más los países que toman todo tipo de medidas con el objetivo de reducir estas cifras.