Naia Laso (Bermeo, 2008) ha hecho historia tras conseguir un diploma olímpico con tan solo 15 años. Y eso que la deportista más joven de la representación vasca en los Juegos de París disputó la final de la modalidad de skate de park lesionada. Un pinzamiento lumbar sufrido en la clasificatoria le persiguió durante las tres rondas que tuvo que disputar en la lucha por las medallas, depreciando su talento e impidéndole fluir por el parque de la capital francesa tan como querría. De hecho, Laso patinó con dolor.

Así lo reflejaba su cara en los segundos antes de lanzarse a la piscina vacía de la Plaza de la Concordia y así quedó reflejado en sus dos primeras tandas, cuando se fue al suelo antes de tiempo intentando clavar los trucos que en la preliminar sí le salieron. Sin embargo, la timidez que la bermeotarra refleja en la vida se transforma en determinación sobre la tabla. Laso no quería irse así de su primera cita olímpica. Quería, al menos, presentar sus credenciales. Mostrar por qué estaba considerada como una de las favoritas a subirse al podio.

Por eso, en su tercera y última ronda, en sus últimos 45 segundos en estos Juegos, la skater vizcaina echó el resto. Se tragó las molestias lumbares y patinó como si no sintiera dolor. Y no solo consiguió terminar su ronda sin besar el suelo, sino que hizo trabajar a los jueces con un buen puñado de aéreos, utilizando bien y con provecho todo el parque. Quizá no con la fluidez y la solidez que acostumbra, pero sí con la suficiente disposición como para conseguir un 86,28 -de un máximo de 100- que le sirvió para finalizar la séptima clasificada. De hecho, superó en la general a la japonesa Hinano Kusaki, que fue octava con 69,76 puntos.

Lesionada en la clasificatoria

Fue en su segunda ronda de la clasificatoria cuando Laso torció el gesto. Había conseguido 82,49 puntos que le garantizaban el diploma y la metían de lleno en la final. En la lucha por las medallas. Pero la bermeotarra no sonreía. Salió del parque demasiado rígida y se llevó la mano a la parte baja de la espalda. Negó con la cabeza. Ni siquiera cuando llegó donde su equipo, donde le esperaban entre otros Danny León, cambió de semblante. Sabía que se había metido en la ronda definitiva de los Juegos, pero también era consciente de que estaba lesionada. En el descanso entre series pidió asistencia médica y la valoración le dejó desolada: pinzamiento lumbar. Es decir, después de superar una rotura de clavícula para llegar al 100% a la cita olímpica, un pinzamiento lumbar echaba por tierra sus deseos de medalla.

Finalmente tuvo que contentarse con un séptimo puesto, un diploma olímpico que apreciará con el tiempo y la perspectiva. Porque lo cierto es que Laso se quedó muy lejos de los metales. 93,18 puntos consiguió la australiana Arisa Trew, que se colgó el oro; 92,63 sumó la japonesa Kokona Hiraki, plata; mientras que el bronce se lo llevó la británica Sky Brown, con 92,31 puntos.