Sigue aquí en directo a Gonzalo en su séptima etapa a través de este link.

Un camino por Aefat: Etapa 7

Un camino por Aefat: Etapa 7

Hoy me he levantado un poco antes porque la previsión del tiempo es que pueda llover. Arranco con las primeras luces del alba, eso de salir de noche no tiene mucho sentido. Voy bien abrigado porque hace bastante frío. Para cuando me quiero dar cuenta ya he llegado al pueblo de Grañón.Aquí empiezo a pasar peregrinos. Algunos desayunan tanto allí como al inicio en Santo Domingo de la Calzada. Por cierto no ha sido buena noche para mí gracias al inesperado "concierto de trompeta" que ha tenido lugar en mi habitación. Compraré tapones en cuanto pueda, otra noche así no la aguanto.

A pesar de no descansar sigo a buen ritmo y paso rápidamente Redecilla y Viloria de Rioja. Los 5 kilómetros que me separan de Belorado los hago en compañía de Joan, un mallorquín que va en bici. Le conocí en Santo Domingo y se queda sorprendido de mi ritmo.

En Belorado el pone una marcha más, puesto que tiene 25 kilómetros más que yo al dormir en Burgos. Yo, por el contrario, bajo una. No se trata de ninguna molestia sino de la imposibilidad de coger ritmo por el barro. Cómo cuesta avanzar. Hay zonas impracticables. Por lo menos sigue sin llover, incluso se abre algún claro y el sol me calienta algo, lo cual agradezco porque hace un vendaval de aire helado en contra.

Finalmente llegó a Villafranca de Montes de Oca, donde tengo que elegir subir por monte o por la carretera. Dudo por el barro, pero tiro por el sendero que sale hace la cima del puerto de la Pedraja. He elegido bien. A pesar de la dura subida el paisaje lo merece. Hay claros donde se ven tanto el San Millán como el San Lorenzo, dos de los montes más famosos de la provincia, con nieve ambos por cierto.

Además la carretera es peligrosa por el tránsito de muchos camiones.

Por fin, después de una interminable bajada llegó a San Juan de Ortega donde hago amistad con Brandon y Alexis, dos americanos de Chicago, con los que cenaré en el albergue. Mañana espera en el horizonte Hontanas. Seguiremos por Burgos, tocará ver su imponente catedral y, cómo no, degustar algo de morcilla. Pero eso ya lo contaré mañana.

Buen camino.