Determinó la foto-finish, el juez de ojo clínico, que la corona sería para Paula Ostiz, reina en Granada en una carrera que se resolvió por milímetros, gemelas de un vistazo la navarra e Irati Aranguren, a todo o nada, en un final ajustadísimo que sonrió a la iruindarra. Posó mejor Paula Ostiz, plata la víspera en la crono, tal vez por ese gen ultracompetitivo que determina lo que es. Depredadora.

No se venció la iruindarra, enroscada sobre la bici, la cabeza agachada, el orgullo intacto, y en el golpe de riñón superó a Irati Aranguren, batida por la ráfaga de aire de Paula Ostiz, un huracán desatado en un final infartante que también pudo caer del lado de Aranguren, tan cerca y tan lejos. Bañadas ambas en ácido láctico, un chasquido les separó. Un parpadeo. El bronce fue para Leyre Almena. "Al final no tenía las fuerzas que suelo tener habitualmente, pero estoy muy contenta", dijo Ostiz, que reconoció que "me calenté al principio".

El mano a mano, sensacional el empeño de ambas, que se asomaron a los confines de los límites, fue un canto al ansía y el hambre por la victoria de dos ciclistas excelsas. Mostraron el colmillo y la ferocidad de luchar hasta los estertores. La de Usurbil se erizó cuando Lidia Castro, a la que se le salió la cala cuando trataba de impulsarse, accionó el esprint en el grupo de las elegidas y Paula Ostiz reaccionó con la determinación de las campeonas.

Ese impulso derrotó a Irati Aranguren, que en un acto reflejo quiso celebrar la conquista. Le faltó un dedo, o menos.El festejo se lo impidió Paula Ostiz, certera en la foto-finish, que subrayó su estatus. La navarra, que había sido plata en la crono, se ungió de oro en la carrera de ruta. Revalidó el título del pasado curso. Es Paula Ostiz una muchacha a la victoria pegada.

Podio final, con Paula Ostiz, campeona, e Irati Aranguren, segunda. RFEC

Al ritmo de Paula Ostiz

Persiguió el Vellocino de oro desde que amaneció en Granada. No esperaba una visita a La Alhambra ni una parada en el Patio de los Leones. El viaje era una travesía de 86 kilómetros en un trazado exigente, abrumado por el calor. Encendida, Paula Ostiz agitó el avispero desde el inicio. La iruindarra es la jefa de la categoría y ejerció como tal.

Un gran poder exige una gran responsabilidad y Ostiz fue el hilo conductor de una prueba que se concentró a medida que la dureza limaba las fuerzas. Fue quedando lo magro y el armazón. 

Ostiz manejaba los hilos, siempre bajo la supervisión de Irati Aranguren, atenta a las maniobras de la navarra, Alfa y Omega de la carrera. Con esa premisa Paula Ostiz corría contra todas y el resto se enfrentaba a ella.

La iniciativa le abrazaba. Era el método que empleó para que la selección natural hiciera el resto a medida que la tenaza del calor zarandeaba los cuerpos. 

El grupo de favoritas fue elevando los decibelios para jugarse las medallas en un cuarteto con Paula Ostiz, Irati Aranguren, Leyre Almena y Lidia Castro. Las tres primeras subieron al podio. Allí recibió su segundo título consecutivo. Paula Ostiz se pone la corona al milímetro.