Al ritmo de Urdantza
El Club de natación vitoriano, presidido por Ruth Martínez, se ha convertido en un referente de esta modalidad en la ciudad durante los últimos años
Las piscinas de Vitoria tienen ritmo y arte. Y todo ello gracias a la incansable y sacrificada labor del Club de Natación Urdantza, que desde hace más de una década continúa apostando con fuerza por la natación sincronizada para que todas sus promesas puedan disfrutar por toda la geografía española.
El club se fundó en 2012 y recientemente vivió un cambio de junta directiva para pasar a estar gestionado por hasta cinco madres. “Surgió la opción por querer darle un impulso y por el amor hacia tus hijos y estamos muy involucradas y con ganas de crecer”, señala sin tapujos Ruth Martínez Valle, presidenta del Urdantza, quien en la actualidad acoge entre sus filas a medio centenar de nadadoras e incluso un chico en todas sus categorías, desde prebenjamines hasta júnior.
Por eso mismo, la presidenta enfatiza la importancia del compromiso que existe por parte de todas. “Tenemos que agradecer mucho a nuestras júniors que aún siendo muy jovencitas están adquiriendo la responsabilidad de entrenar a las más pequeñas y son de gran ayuda para el club. Porque gracias a ellas hemos podido sacar adelante todo lo que estamos haciendo”, confirma.
Nuestras juniors son de gran ayuda, están muy involucradas para entrenar a las pequeñas
Dos ejemplos muy buenos son Iría Rojas y Sofía Ruiz de Alegría, dos nadadoras en edad júnior que, además de competir, entrenan a las más pequeñas. “Desde que entré al club siempre quise formar a las jóvenes y este año me dieron la oportunidad y estoy muy agradecida”, afirma Iria.
Sofía tampoco dudó ni un momento a la hora de aceptar el cargo. “Las anteriores entrenadoras se marcharon por estudios y nos dieron la oportunidad. Pensamos entonces que adelante. Esta será una gran experiencia”, subraya.
A pesar de su juventud, dos de las infantiles que entrenan bajo sus órdenes les muestran su admiración. “Mis ídolos son mis entrenadoras; las tres, Sofía, Iria y Esther. Son muy buenas y llevan mucho tiempo entrenando”, asegura la joven nadadora de 12 años Mirari Domínguez.
Todas ellas sienten pasion por lo que hacen pese a la dureza del deporte. “Parece muy duro, pero siempre te lo pasas muy bien en los entrenamientos y somos un grupo muy abierto. Somos todas amigas”, admite Naia Chen.
Este deporte es exigente, requiere de mucho entrenamiento y un inicio temprano
Aunque la sincronizada pueda parecer exigente, también tiene muchos beneficios y el mejor ejemplo es lo sucedido con una de las entrenadoras, Sofía Ruíz de Alegría, quien de pequeña se rompió el codo. “No lo podía estirar del todo y gracias a la natación sincronizada recuperé del todo mi brazo”, se congratula.
Temporada complicada
La temporada recién finalizada, según la presidenta del Urdantza, ha estado plagada de dificultades, sobre todo centradas en la búsqueda de entrenadores. “El hecho de coger las riendas en mitad del año ha sido algo convulso, pero ya tenemos muchas ganas de cara al curso que viene para mejorar en todos los aspectos y poder captar a más niñas para que sean grupos más compactos”, revela.
Un aspecto positivo que Ruth Martínez pone de relieve es la participación del Urdantza en diferentes campeonatos de Euskadi, como hace poco en el de Sestao con presencia de clubes procedentes de Mallorca, Valladolid, Oviedo, Guadalajara o Madrid. “Nosotras realizamos un gran papel con muchas medallas”, puntualiza Ruth.
Entrenamos entre tres y seis horas semanales, pero nuestras rivales trabajan entre 15 y 20
Además de querer mejorar a nivel deportivo con la realización de mejores entrenamientos, desde el club Urdantza tienen claro que deben crecer a todos los niveles. “El año que viene seremos más jueces porque uno de los problemas que tenemos en Álava es que no tenemos muchos jueces certificados. Es más, solamente hay una en activo ahora mismo y el curso que viene pasaremos a tener cuatro o cinco para poder inmiscuirnos también un poquito más en la Federación Vasca, y así poder participar más activamente y coger experiencia de otros clubes”, indica la presidenta.
Esa mejora y ambición son necesarias para el club, ya que la intención radica en poder competir a nivel de Euskadi de una forma más activa. “Hemos estado reuniéndonos con la Diputación y en otros foros porque este es un deporte que requiere de mucho entrenamiento y de un inicio bien temprano”, reconoce Ruth, quien también aclara que cuando se llega a los 12 años en la sincronizada se tiene que pasa una especie de examen bastante exigente para las niñas como son las guías de Euskadi.
Es por ello que desde el club se cuida todo con mucho mimo. “Venimos de entrenar como escolares entre tres y seis horas semanales de agua, pero estamos compitiendo contra niñas que se ejercitan entre 15 y 20 horas semanales. Nuestro objetivo no es llegar a tanto, sino que con alcanzar un nivel mínimo para poder competir de una forma más activa, sería suficiente. De esta manera, las niñas tendrán más experiencia”, considera Ruth.
Broche en Guadalajara El CN Urdantza ha participado en los últimos meses en diferentes Opens, exhibiciones y torneos. Pues bien, este fin de semana se pone el cierre en Guadalajara y, como señala Ruth, “lo haremos como siempre con toda nuestra energía”.
Esa actitud tan positiva se percibe en todas las nadadoras del club y las entrenadores se muestran orgullosas. “Aquí se viene a disfrutar, pero también con todo el compromiso. Somos una familia y nos apoyamos entre todas y siempre damos el 100%”, sostiene Iria.
Su compañera Sofía corrobora lo anterior. “Aquí lo único que pedimos son ganas y compromiso con el equipo para estar todas en todos los entrenamientos con el fin de que la rutina se pueda practicar y así competir”.
Las más pequeñas, eso sí, admiten que resulta duro compaginar estudios y entrenamiento. “Nos ejercitamos cuatro días a la semana y aunque toca hacer deberes y estudiar, es cuestión de saber organizarse”, señala Mirari.
Las nadadoras tienen algo en común y es que ninguna de ellas olvida cómo fueron sus inicios en este deporte. A Mirari le picó el gusanillo un día de verano en la playa cuando estaba haciendo el pino en el agua y su madre le dijo que se apuntara a natación sincronizada. En el caso de Iria y Naia, coinciden en que fue por recomendación y porque el agua, como a todos cada vez más, les tiraba mucho.
Aunque termine la temporada este fin de semana, todas las nadadoras seguirán cerca del agua desarrollando la pasión que las tiene atrapadas desde hace tiempo.