Roglic reina en la VoltaVolta a Catalunya
La Volta se pesa en la balanza de los segundos, en chasquidos que son de oro. Lo sabía Roglic, que no esperó a la calculadora del esprint porque nunca se sabe. En la Montaña Mágica de Barcelona, en Montjuïc, el esloveno tenía un segundo de desventaja. Apenas un parpadeo. Si pestañeaba podía perder. Así que abrió bien los ojos y se enfocó en el remonte a través de la sorpresa. Todos esperaban a Roglic más adelante, justo al final, donde se propulsa mejor que ninguno y rascar un segundo a Juan Ayuso no era un imposible.
Roglic prefirió disparar a larga distancia. Francotirador. Se encrespó cuando restaban más de dos vueltas al bucle final de Montjuïc, con el ambiente festivo, la algarabía presente en la cuneta, para alcanzar la gloria en la Volta.
Volta a Catalunya
Séptima y última etapa
1. Primoz Roglic (Red Bull) 1h58:27
2. Laurens de Plus (Ineos) a 14"
3. Lennert van Eetvelt (Lotto) m.t.
General final
1. Primoz Roglic (Red Bull) 24h46:21
2. Juan Ayuso (UAE) a 28"
3. Enric Mas (Movistar) a 53"
4. Mikel Landa (Soudal) a 54"
Abrazó la carrera con los brazos abiertos para estrujarla como un niño hace con su peluche preferido cuando los cierra. Iluminado en Montserrat, explosivo en Montjuïc. Dos etapas y la general. La voladura perfecta. El esloveno almacena 91 triunfos en su vitrina. Irreductible.
Primoz Roglic, campeón, Ayuso, segundo, y Mas, tercero, en el podio.
Mikel Landa, cuarto
Roglic hizo una apuesta a todo o nada para repetir en la Volta, que conquistó en 2023. Conocía el camino a la victoria el esloveno. Ideó un plan promovido desde la valentía. Al asalto. Sin miedo a la derrota, consumó una victoria estupenda en Barcelona. Competidor magnífico, decidió coger el manillar de su destino.
“No quería jugármela al esprint y tenía buenas piernas”, expuso el esloveno, que ha pasado la Volta peleando por instantes a través de las bonificaciones, hombreando bajo el yugo del reloj con Ayuso, segundo en el podio. Enric Mas fue tercero. Mikel Landase quedó un palmo del cajón. A un solo segundo de colarse en la orla final. Fue cuarto el alavés, que continúa su aproximación al Giro.
A la carrera italiana acudiría Roglic, que deseaba alejarse y salir de esa rueda de hámster, de la dopamina intermitente. Se liberó. En mi hambre mando yo. Fue un aviso para Ayuso, que rivalizará con él en la Corsa rosa. Campeón de cuerpo entero, Roglic se propulsó como un cohete cuando nadie lo esperaba en una rampa hosca, dura.
El fogonazo deslumbró al resto. Ignición. Su turbina quemó el orgullo de Ayuso, convertido en ceniza, sobrepasado por la propuesta de Roglic, que le desencajó. Le cambió el marco y no respondió. De natural atacante, Ayuso tuvo que defenderse y no encontró el modo de hacerlo. Se le hundieron los hombros. La mirada, borrosa.
Roglic, en solitario.
Roglic, a por todas
Se quedó a la intemperie a pesar de que su equipo le arropaba. Roglic le desconectó. Cortocircuitó Ayuso. Eso le condenó ante un rival soberbio, consistente y hambriento que no estaba dispuesto a ceder.
El alicantino perdió el compás, las piernas desmemoriadas, la moral reptando por los suelos. Polvo eres y en polvo te convertirás. De repente, su fortaleza era un castillo de cartón que zarandeaba el gigante esloveno, un ciclista excelso de punta a punta.
Peleó contra el mundo Roglic, maceando los pedales, esculpiendo un triunfo magnífico por la propuesta, epidérmica, instintiva. Restaban más de una veintena de kilómetros cuando Roglic empujó con fuerza. En el descenso, el esloveno volador, el que fuera campeón de saltos de esquí en sus años mozos, destempló a Ayuso.
Las dudas le invadieron el organismo. Le colonizaron. Arrancó el retrovisor el esloveno. No miraría atrás. No es su estilo. Fijó la mirada al frente. Suyas eran las mejores vistas, las de la ambición.
Landa concluyó en cuarta posición.
Por detrás, el UAE trató de recomponer la escena, pero no eran capaces de embridar el empeño del esloveno, en trance. El baile de la victoria. Trataron de acercarse Soler, Adam Yates… pero los fundió Roglic. También a Mas y Van Eetvelt. Lo tuvieron cerca, pero no le pudieron tocar el hombro.
El esloveno no se dejaría coger. Imposible que dimitiera. A ritmo de una contrarreloj, fue descontando kilómetros y sumando sonrisas. Con la mejor se posó sobre el Castillo de Montjuïc para festejar una victoria formidable, solo al alcance de los elegidos con una veintena de segundos sobre Ayuso, Mas y Landa, entre otros. El esloveno no esperó y se autocoronó. Roglic reina en la Volta.