El próximo jueves 9 de enero, a las 19:00 horas, va a ser presentado el libro “La Saga de los Montero. Una estirpe de campeones”, en la Barrena, Areto Nagusia de Ordizia, Gipuzkoa. El acto de presentación estará presidido por el alcalde de la localidad y estarán presentes tanto el autor del libro, Emilio Quílez, como el doble campeón del mundo de ciclismo Abraham Olano, que prologa la obra.
El libro trata sobre los tres miembros de la familia ciclista Montero, todos ellos campeones de España de fondo en carretera. A pesar de no haber nacido aquí, excepto uno de ellos, se consideran ciclistas vascos. Los dos primeros, Ricardo Montero Hernández y Luciano Montero Hernández, nacieron en una localidad de Ávila, y con el objetivo de buscar un futuro mejor se trasladaron junto a sus padres al País Vasco francés, concretamente a Saint Jean Pied de Port. Luego, se mudaron a las Landas, y finalmente se instalaron en Boucau, cerca de Bayonne. Allí fue donde se aficionaron al ciclismo, gracias al Tour de Francia.
El autor de la obra, Emilio Quílez, señala que no es una casualidad que la presentación del libro se realice en Ordizia, ya que “Ricardo Montero, el mayor de los tres, en 1932 pasó a residir en esta localidad porque le firma Orbea para que corriera, y le ofreció la representación de la marca por todo Goierri. Es más, el deportista vivió y murió en esta localidad, y allí también nacieron dos de sus hijas y falleció su hijo Luciano, también ciclista”.
“Ricardo Montero pasó a residir en Ordizia porque le firma Orbea para que corriera, y le ofreció la representación de la marca por todo Goierri"
Por otro lado, Emilio hace hincapié en el prólogo del libro y la presencia de Abraham Olano. De hecho, comenta que “Abraham Olano, guipuzcoano, cercano a Ordizia, une muchos lazos con los Montero. Su primera carrera profesional la ganó en Villafranca y el récord de la prueba lo tenía Ricardo Montero con cinco victorias. Además, los tres Montero son campeones de España, al igual que Olano”. En cuanto a los tres protagonistas del libro, en primer lugar, Ricardo, el mayor, fue considerado en su día uno de los mejores “grimpeurs” europeos y el primer ciclista del pelotón estatal en correr un mundial, logrando grandes marcas, como el 6º en Lieja en 1930 y el 4º en Roma en 1932.
El deportista comenzó a correr en Francia, pero rápidamente le fichó la Real Unión de Irún, y por eso en muchos sitios aparece como corredor irunés o el corredor del Real Unión de Irún. En ese sentido, el autor del libro aclara que “antiguamente todos los equipos de fútbol tenían un equipo ciclista: la Real Sociedad, el Tolosa, el Deportivo Alavés, el Osasuna, o incluso el Barcelona y el Real Madrid”.
A la pregunta de por qué no tiene tanta fama, Emilio cuenta que “se dedicó a correr el calendario nacional y del sureste francés y nunca corrió el Tour de Francia, porque tuvo un gran enfrentamiento con Henri Desgrange, que era el patrón del Tour. Nunca llegó a correr por ello, que es lo que le faltó, y fue el error más grave de su vida, no haberse arreglado con Henri y poder correr”.

El segundo de la dinastía, Luciano, fue el primer ciclista español en conseguir una medalla, en su caso de plata, en un mundial (Floreffe - Bélgica en 1935). Metal que no fue superado hasta sesenta años más tarde por Abraham Olano en Duitama (Colombia en 1995). Sin embargo, fue igualado 58 años más tarde por Miguel Indurain, en el mundial de Oslo. Además, fue tres veces campeón de España, y es considerado uno de los mejores rodadores del mundo.
Por último, Luciano Montero Rechou, hijo de Ricardo, fue integrante del primer Kas de la historia en 1958. En 1950 se proclamó campeón de España amateur al imponerse a Federico Martín Bahamontes en Barcelona. En 1937, el corredor viaja a Argentina y deja un cartel impresionante, y vuelve en 1940 para quedarse definitivamente.
UN RESUMEN
Los tres ciclistas son casi desconocidos, pero con una importancia vital en la historia del ciclismo español. El primero, Ricardo Montero Hernández, considerado uno de los mejores escaladores de Europa, el segundo Luciano Montero Hernández, primera medalla de plata del ciclismo español, y fama de rodador impresionante. El tercero, en 1950 se proclamó campeón de España amateur al imponerse a Federico Martín Bahamontes en Barcelona.
Un currículum que es motivo más que de sobra para que Emilio comenzara a estudiar y redactar una auténtica obra de arte. “Empecé a investigar la primera participación española en un campeonato del mundo, que fue en 1930, en Lieja, y vi que se hablaba de este ciclista criado en Ordizia, pero que corría en el Real Unión de Irún, y hay muchos puntos que no entendí muy bien. Indagué sobre este ciclista, y leí que no llegó a Ordizia hasta sus treinta, y seguía sin entender por qué corría en un equipo de Irún”, señala.
Entonces, Emilio apunta que “comencé a investigar sobre lo que hay escrito tanto de él como de su hermano, y me di cuenta de que está muy alejado de la realidad. A partir de ahí encontré escritos de gente muy importante como Jacinto Mikelarena, de cuando Ricardo empezó a correr la Vuelta al País Vasco”. A lo que añade que “en aquel entonces era una de las carreras más grandes que se corrían, leí que Ricardo brillaba subiendo los montes vascos. Seguí documentándome y una cosa llevó a la otra, y tras dos años de trabajo y adentrándome en la hemeroteca francesa he podido escribir el libro”.
ILUSIÓN POR ESCRIBIR
Emilio no esconde que, por momentos, la redacción ha sido complicada, y que “a veces te encuentras en una encrucijada y no sabes para dónde tirar, pero de repente una sola palabra te da para seguir peleando. Por así decirlo, es como un puzle, vas poniendo las piezas y una te lleva a otra y vas tirando para adelante”.
Además, el autor señala que le impresionó mucho “sacar a la luz datos que incluso la familia no conocía. Es más, en el caso de los enfrentamientos con el patrón del Tour, la familia tenía otra versión diferente, y había muchos datos que estaban sin determinar. Por ejemplo, en Internet pone que Luciano Montero huyó de España al estallar la guerra civil porque era un republicano total, pero nada más lejos de la realidad”.
“Por así decirlo, es como un puzle, vas poniendo las piezas y una te lleva a otra y vas tirando para adelante.”
Por ejemplo, en este asunto, Emilio destaca que “al estallar la guerra civil, el corredor se encontraba en Mallorca, pero tenía que salir hacia Marsella para una carrera y finalmente logra salir en barco, y gana el gran premio de Marsella”. Estos son datos importantes, “como Ricardo, que está casado con una ciudadana francesa, y como su mujer quiere salir de España, intentan llegar a Baiona en barco, pero a él no le dejan, debido a que es ciudadano español”, añade.
EL FUTURO DE LAS NOVELAS
A pesar de que aún está arrancando la bonita historia que narra este libro, Emilio ya afirma que “estoy en marcha con un segundo libro, una historia preciosa sobre un ciclista que nace en Villarreal de Urretxu. Unos sucesos que cuentan cómo el protagonista se va a Francia con 4 años, que en el futuro combate contra los alemanes en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial y que luego comienza a andar en bicicleta”.
Una historia que continúa con mucho esfuerzo y trabajo, y que además “en el año 49 el corredor ya se había nacionalizado francés, y es considerado el mejor ciclista del país galo. Es decir, se convierte en una estrella. Finalmente, en 1950 fallece en un accidente de coche tras una carrera”, resume. Con todo esto, lo que está claro es que Emilio tiene muchas historias que contar y que merecen ser contadas y recordadas.