Pablo Arévalo aterriza en el Gaztedi con la premisa de profesionalizar todavía más la estructura del club. El técnico vallisoletano, con experiencia en División de Honor y División de Honor B, además de haber desempeñado sus labores como analista de la selección femenina española y canadiense, es el hombre elegido para relevar a Miguel Beltrán al frente del primer equipo. Arévalo llega a Vitoria con las ideas claras, pero consciente de que habrá que armarse de paciencia para dar los pasos correctos.
En primer lugar, ¿cómo nace la posibilidad de fichar por el Gaztedi?
Hay algunos agentes de jugadores y de entrenadores que trabajan en el mercado español y que son puntos de referencia para clubes a la hora de buscar jugadores. Yo me había puesto en contacto con él durante el verano, ya lo había hecho en alguna otra ocasión, y no fue la primera oferta que recibí a través de este mismo agente. El Gaztedi me convenció por el proyecto, por sus condiciones y porque se quieren hacer las cosas bien. Hay seriedad y me gustó la propuesta del club.
La ambición del Gaztedi constituye un punto clave en su decisión, ¿no?
Estuve en contacto con Iñigo Ezquerra, que es el director deportivo. Es un hombre que me ha impresionado por la capacidad de trabajo que tiene y la visión que tiene de lo que quiere sacar adelante en el club. Las conversaciones fueron fructíferas.
"El Gaztedi me convenció por el proyecto, por sus condiciones y porque se quieren hacer las cosas bien"
¿Le supone un desafío llegar al Gaztedi como un técnico externo a la estructura tradicional del club?
Soy consciente de la responsabilidad que conlleva. Es la primera ocasión en la que hay un entrenador aquí en Gaztedi que es de fuera del club. Espero no decepcionar a nadie. Llego con la idea de no perder la esencia del club. A la hora de, por ejemplo, hablar con los capitanes, les comuniqué que quería hacer una serie de remodelaciones y otras cosas, pero también advertirles de que a nivel organizativo es posible que trastoque esa esencia. Si es así, que me lo digan, porque es importante mantenerla.
¿Qué valoración hace de su equipo después de las primeras semanas con sus nuevos pupilos?
Estoy muy contento. Es un grupo muy sano. Es un tópico decirlo, pero es que es la realidad. Son chicos alegres, apasionados, entusiastas, que están entrenando con mucha intensidad también. Quizá por la presión también que puedan tener ellos de demostrar, pero se nota que son muy entusiastas con respecto al deporte que practican. Hay un grupo importante de chicos muy jóvenes. Me emociona el hecho de tener la posibilidad de ayudar a construir una carrera deportiva de un chaval que acaba de subir de sub-18.
"Son chicos alegres, apasionados, entusiastas, que están entrenando con mucha intensidad también"
Lo positivo es que la mayoría de los jugadores se conocen desde años atrás.
No sabría decir un porcentaje exacto, pero el 85% sí que se conocen. Hay un par de chicos catalanes que han venido a trabajar, pero la grandísima mayoría son chavales de la cantera. Y dentro de la cantera, otro 80% de esos llevan desde pequeños en el club. Se nota que tienen años de rugby y se están haciendo las cosas bien en la estructura.
¿Cuáles son las señas de identidad que quiere brindar al equipo?
No somos el equipo más grande. O sea, la plantilla carece un poco de tamaño. De hecho, vamos a implementar junto con el preparador físico un plan relativamente revolucionario para buscar que haya entrenamientos conjuntos de fuerza para que tengan esa cultura de trabajar. Ante esa falta de tamaño hay que jugar un rugby de mucho ritmo y cansar al rival. Tenemos que imponernos en ataque en la cantidad de actividad que desarrollemos. También debemos ser inteligentes en algunas facetas físicas. Y en defensa tener mucha actividad, que sea una defensa muy densa, pegajosa y agobiante.
¿Se plantea una serie de objetivos tras su llegada al Gaztedi?
El foco va a estar en el rendimiento, en lo que depende de nosotros. Vamos a cambiar una serie de cosas, viene un entrenador nuevo y unas propuestas nuevas. Tenemos que centrarnos en nosotros mismos. Soy un entrenador que me gusta la parte estratégica de preparación de partido, pero el mayor foco, por lo menos en esta primera fase de la temporada, va a ser en nosotros mismos, en evaluar nuestro rendimiento y a partir de ahí ponernos objetivos que en cada partido podrán ir variando. A partir de esos objetivos de rendimiento, la competición te pone en tu sitio.
¿Cuál es su valoración del trabajo que se realiza en el Gaztedi desde su cantera?
Se percibe que se están recogiendo frutos de un buen trabajo anterior. El club está muy bien organizado en comisiones de trabajo. Veo un Gaztedi con ganas de desarrollarse y dar esos pasitos que hagan falta. A mí me animan a no tener miedo a comunicar. No quiero entrar como un elefante en una cacharrería, pero ellos mismos me animan a decir lo que siento. Las chicas tienen dos equipos, que eso es muy complicado de ver en equipos de categoría regional. En definitiva, el Gaztedi tiene una dirección muy clara.
¿En su faceta como entrenador, en qué aspectos le beneficia su pasado como analista de las selecciones de España y Canadá?.
Ser analista implica realizar una disección profunda del juego. Se trata de encontrar todo tipo de patrones, de explicaciones, todo tipo de conductas y después relacionarlas. Ves tu propio rendimiento, el del rival y también lleva a cabo un estudio de rugby general para detectar nuevas tendencias. Me ha formado una barbaridad. No simplemente era un analista aislado, sino que era parte del staff técnico que participaba en las reuniones, en los entrenamientos y en la vida del equipo. Esa es la parte buena como analista. Lo malo es que hay veces que quieres coger el ordenador y empotrarlo contra la primera pared porque llevas horas y horas frente a él.