Nieves Zarza batió 15 récords provinciales en cinco pruebas (desde los 3.000 metros hasta la maratón). Además, la popular Media Maratón de Vitoria Gasteiz la encumbró como la plusmarquista de la prueba tras hacerse con la victoria en la edición de 1999 con un excelente registro de 1h 17m 45s, que ninguna otra mujer había sido capaz de superar durante 24 años hasta la pasada edición.
Ahora, esta atleta con más de 40 años de carrera y un notable palmarés en pruebas de asfalto se enfrenta a escasos meses de cumplir los 57 años a un nuevo reto: los 62,3 kilómetros de la durísima trail de los Montes de Vitoria.
Especialista en cross, en pruebas de 5.000 m., 10.000 y hasta Media Maratón e incluso en alguna ocasión la maratón completa, pero los Montes de Vitoria son ya palabras mayores. ¿Cómo así se ha lanzado a este reto?
–Ha sido por un reto personal. Falleció mi madre el año pasado y fue un año complicado en el que tuve que aprender a reconstruirme. Ella era socia desde joven del Club de Montaña Gasteiz y revisando entre sus cosas apareció el carnet del club y me propuse hacer este reto de los Montes de Vitoria. Es algo que no he hecho nunca y aunque lo he entrenado, le tengo mucho respeto y lo que quiero es disfrutarlo.
¿Es su primer trail o ya había hecho algún otro con menos kilometraje y sin tanto desnivel acumulado?
–Sí hice la Vitoria Trail, pero la corta, la de 16 kilómetros. Gané una vez y quedé tercera la otra.
Los Montes de Vitoria es una prueba mucho más dura. ¿Siente que se enfrenta a algo desconocido?
–Sí. Lo más largo que he hecho es una maratón, pero no tiene nada que ver. Los ritmos son distintos y no vas pendiente del reloj. Vas más pendiente del kilómetro en el que vas y de que el cuerpo resista. Son muchas horas y la clave va estar en ver si el cuerpo responde y sinceramente no lo sé.
¿No ha hecho algún entrenamiento o alguna marcha con volumen alto de kilometraje para ver un poco qué es lo que le espera?
–A finales de mayo hicimos la marcha de Markinez, que eran 42 kilómetros, y la verdad es que me encontré muy bien. Fue un buen test. No tengo que pensar que aún quedaban otros 20 kilómetros, pero sí que fue un buen test.
“Son muchas horas y la clave va a estar en ver si el cuerpo podrá responder; es algo que sinceramente no lo sé y sí estoy nerviosa”
¿Está nerviosa?
–Sí, sí. A lo largo de mi vida he sido muy competitiva por la competición en sí y ahora lo estoy, no por la competición sino porque estoy ante algo que no controlo. Es una distancia muy larga, algunas caídas hemos tenido en el monte y a la prueba le tienes respeto. A mi me gustaría poder disfrutar la prueba, llegar a meta y me imagino que cansada, pero con la sensación de que la he disfrutado, aunque algo también la sufriré me imagino.
¿Qué es lo que más le preocupa?
–Las bajadas, ya que bajo muy mal, sufro muchísimo y muscularmente me cargo mucho. Que haya bajadas técnicas, con raíces o con mucha piedra en las que tienes que ir muy pendiente de no caerte o no torcerte un tobillo, es a lo que más miedo tengo. Subir o en los tramos en los que se pueda correr, eso no me preocupa. De hecho, me encanta.
¿Es consciente de que no tiene nada que ver con lo que ha sido su especialidad toda la vida?
–Es totalmente distinto, ya desde que sales desde casa. Normalmente para hacer una tirada larga en maratón, te pones las mallas, gafas, zapatillas y el reloj y ya está, mientra que cuando hacemos tiradas largas de monte hay que llevar de todo, agua, barritas, las gorras, ropa, el móvil por si te pasa algo... La infraestructura es mucho más compleja y te hace falta más tiempo. Los ritmos no tienen nada que ver tampoco, ya que vas mucho más lento en el monte, pero desde luego es mucho más gratificante ya que ves unos paisajes y unas vistas impresionantes cuando llegas a las cimas.
¿Se ha marcado alguna marca como objetivo?
–No, no, no. No tengo un tiempo en mente. Voy a salir y voy a ir por sensaciones. Si mi cuerpo va bien y puedo ir para delante iré y si veo que voy en un grupo con las chicas y vamos bien juntas, no tengo ningún problema en ir más despacio. Yo lo que quiero es entrar en meta con una sonrisa y diciendo que lo he disfrutado. También diré que es duro, porque son muchos kilómetros, pero sobre todo la idea es llegar con la sensación de que lo he disfrutado, he cumplido mi reto personal y se lo puedo dedicar a mi madre.
“Soy muy competitiva, pero no estoy nerviosa por la competición en sí ni por la marca, sino porque estoy ante algo que no controlo”
En las carreras de trail con más de siete horas de competición es clave dosificar, alimentarse, hidratarse bien y tirar mucho de cabeza ya que llegarán momentos complicados. ¿Se ve entonces preparada para no sufrir despistes y ser fuerte a su vez mentalmente?
–Hombre, yo creo que mi cuerpo tiene memoria de cuando competía y hacía maratones. El cuerpo está acostumbrado a estos esfuerzos porque le he exigido cuando he competido y eso creo que es un punto a mi favor ya que el cuerpo puede responder ante eso. Pero bueno, también tengo la duda de que son 62 kilómetros porque es algo que no he hecho nunca. Al menos, yo he puesto todo de mi parte. He entrenado, llevaré todo lo que tengo que llevar, las sales, las barritas, que ya las he probado en tiradas largas por el monte y me han ido bien.
¿La tensión y la presión serán diferentes de cuando competía?
–Sí, sí. Esto es más lúdico, con más diversión y mucha menos responsabilidad que cuando competía en asfalto. Esto con terminar y entrar en meta, me daría por satisfecha.
¿Cómo ha sido la preparación hasta la carrera?
–Empezamos pasadas las navidades y empezamos a salir todos los fines de semana. De inicio tiradas más cortas para ir asimilando y después, además de los 42 kilómetros de la marcha de Markinez, hemos hecho varias tiradas largas de 35 kilómetros.
Es difícil comparar ya que son disciplinas distintas, pero dónde cree que se sufre más: ¿con un ritmo agónico de 3m14s el kilómetro como cuando competía en el 3.000 metros o con un esfuerzo continuado de más de siete horas?
–Te lo diré cuando terminé, pero creo que es más agónico el asfalto. En el monte puedes sufrir en una subida, pero luego tienes la bajada para recuperarte. En el monte, en los mismos kilómetros puedes hacer muchas cosas, correr, andar, soltar bajando, mientras que en el asfalto no tienes esa opción y vas más pendiente del ritmo que llevas en cada kilómetro y en el monte no he mirado ni una vez a cuanto voy el kilómetro.
¿Tiene algún plan de carrera?
–Tengo claro que subir, tengo que subir andando y luego bajar, intentar lo que pueda que no sea muy técnico hacerlo corriendo y en las zonas que pueda correr, correré.
“En la Hiru no me veo ya que bajo mal, sufro mucho y no lo disfruto; de hecho, si hace un año me dices que voy a hacer esto, digo que ni loca”
Dicen que las pruebas de trail enganchan. ¿Cree que le picará el gusanillo y se animará en un futuro a retos mayores como la Hiru Haundiak, por ejemplo?
–Pues la Hiru y ese tipo de pruebas no me veo por lo que he comentado antes de que bajo muy mal y tampoco lo disfruto. De hecho, si me llegas a preguntar el año pasado a ver si iba a hacer los Montes de Vitoria, te hubiera dicho que no y ahora tengo dorsal y el día 15 estaré en la salida. Además, creo que tengo que escuchar un poco a mi cuerpo. En el monte te castigas mucho más que en el asfalto, aunque digan que no es así. Los cuadríceps sufren más en las bajadas, las rodillas y el resto del cuerpo ya que son muchos más kilómetros. Pero bueno, no lo sé. Este año lo hago y puede ser que dentro de dos años esté otra vez con dorsal, pero la Hiru ya digo que no porque he tenido una vida profesional muy larga, con más de 40 años corriendo en asfalto y tengo que escuchar a mi cuerpo y no me puedo dar más tralla porque al final lo que quiero es tener una buena vejez deportiva. Me gustaría poder seguir corriendo con mis amigos una horita y si hago ese tipo de pruebas, la vida deportiva se acorta.