El dorsal 13. El número de la superstición y de la mala suerte para algunos. En otras culturas los dígitos a esquivar son otros. El ser humano y sus creencias, cuya ventura depende de donde vive. Wout Van Aert lució el dorsal 13 en el ciclocross de Benidorm, prueba puntuable para la Copa del Mundo. Se cebó el mal fario con él, pero sin embargo venció. El destino y sus avatares.

Cuando era primero, despegado, acometió la zona de los tablones con prudencia. Se bajó de la bicicleta y los saltó a pie para no caer. Ese era el cálculo.

Quería asegurar la victoria y se aferró a la prudencia. Sucedió que cuando quiso ensillar nuevamente su montura se fue al suelo. Las gafas salieron disparadas. Afortunadamente no es miope y no tuvo que parar para buscarlas.

Apurado, se subió a la bici a la carrera ante le acoso de Vanthourenhout, segundo, y Nys, tercero. El belga salvó el gaznate para festejar una victoria accidentada que le redime. Van der Poel, caído después de una remontada sideral, perdió foco y finalizó quinto después de un carrera a contrapié, siempre corriente arriba. Salmón. No pudo continuar con su racha de imbatibilidad.

Al comienzo, también tuvo un problema y se retrasó un palmo. En ocasiones, la buena o la mala fortuna es una cuestión de intensidad. El belga no tuvo el mejor día, pero acabó con una sonrisa.

El número 1 lo llevaba planchado en su espalda de boxeador Van der Poel, el gran dominador del curso –llegaba a la cita de Benidorm con un pleno de 10 de 10– padeció aún más que el belga.

Remontada de Van der Poel

El campeón del mundo se trastabilló en la salida y tuvo que remontar aplicándose al máximo. Una bestia desatada. Salvaje. Un espectáculo maravilloso. Una fuerza de la naturaleza.

Obligado a remontar, exigido al máximo, demostró su capacidad. Realizó varios esprints hasta comandar la prueba con Van Aert, que viajaba en el grupo de favoritos.

Van der Poel, siempre enérgico, vigoroso y exuberante, optó por una rueda sin apenas dibujo en la parte delantera y eso le condenó definitivamente en la penúltima vuelta de una carrera nerviosa, eléctrica en un circuito estupendo, donde mandaba la velocidad.

Van der Poel deslizó la rueda, patinó a la salida del tramo de arena, y se fue al suelo. Lideraba el duelo el neerlandés, pero perdió el hilo de la prueba, para entonces todo fulgor. Van Aert, que presenció la caída a dos palmos, a su espalda, se disparó.

Emoción por las caídas

Su maillot blanco, impoluto se llenó de polvo y de plomo en los bolsillos. Rebozado en la impotencia. Después de exhibir su superioridad, de ser capaz de salir del sótano y llegar a la azotea con pasos de gigante, perdió la carrera en esa caída.

Van Aert, que ha masticado arena y barro cuando se ha medio al todopoderoso Van der Poel en la campaña del barro, aceleró. Era su momento. Nada de mirar al retrovisor. Un espejo roto, dicen, da mala suerte. El 13, también. Refractario a los asuntos de la cábala, Van Aert pudo con la superstición.

CX Benidorm

Clasificación

1. Wout Van Aert (Visma) 1h01: 06

2. M. Vanthourenhout (Pauwels) a 3’’

3. Thibau Nys (Baloise) a 7’’

LA ACTUALIDAD


Matthews puede con Aranburu en Castellón

En el Jayco optaron por repartir las victorias del fin de semana. Si el sábado Dylan Groenewegen se impuso en Valencia, Michael Matthews tomó el testigo en el Gran Premio Castellón. Bling-bling brilló en una llegada altiva con dureza que se resolvió al esprint. El australiano es un especialista en finales de ese tipo. Aúno potencia y velocidad para hacerse con un triunfo contundente. Alex Aranburu, tercero, le disputó la victoria, pero tuvo que claudicar ante el esprint de Matthews, que fue el primero en activarse. La segunda plaza fue para el joven francés Pierre Gautherat.


Williams conquista el Tour Down Under

En Australia las miradas se posaban sobre Isaac del Toro, el debutante que asombra. También Oscar Onley se llevaba la atención. Jhonatan Narváez era otro de los focos en la última etapa del Tour Down Under, la carrera que abre la campaña en el WorldTour. Stephen Williams, aunque líder, pasaba más desapercibido por eso de que no responde a los cánones de la hiperjuventud de otros. En Mount Lofty, remate de la carrera, el británico se impuso a Narváez y Del Toro, que completaron el podio final, para quedarse con la prueba australiana, donde los jóvenes han dejado huella.