Como no podía ser de otra forma, Jokin Altuna celebró el domingo por la noche la consecución de su cuarta txapela del Cuatro y Medio. Lo hizo de forma diferente a otros años. Esta vez no participó en un ágape multitudinario con amigos y seguidores. “Cenamos en familia, muy poca gente. Tenía ganas de estar tranquilo un rato, después de venir de Bilbao, con el partido, la rueda de prensa, las entrevistas...”, desvelaba este lunes el amezketarra, que atendió a los medios en su pueblo natal en el día posterior a imponerse por 22-9 a Peio Etxeberria en la cita definitiva del torneo de la jaula disputada en el Frontón Bizkaia. Altuna estaba muy agradecido por el recibimiento del que fue objeto nada más llegar de disputar la final: “Me gustó mucho el vídeo que me prepararon”. Eso sí, tras reponer fuerzas con los más allegados, había que corresponder al cariño de la afición y compartir con ella un gran momento: “Estaba esperándome no sólo gente del pueblo. Vinieron también de Tolosa, Azpeitia, algunos hasta en taxi. Me siguen muchas personas y eso para mí es muy bonito. Lo pasamos muy bien”.
Ese respaldo lo valora muchísimo un pelotari que, a sus 27 años, tiene más títulos en su palmarés que los que tenían con esa edad leyendas como Julián Retegi, Juan Martínez de Irujo o Aimar Olaizola: “Sólo el que me hagáis preguntas sobre ellos ya es algo muy grande. Soy un privilegiado. Cuando era pequeñito veía difícil debutar y ellos eran como dioses. Me acuerdo cuando me saqué la primera foto con Juan (Irujo), tendría yo once o doce años; la primera vez que fui a entrenar con ellos, las primeras veces que les gané... Me hacía una ilusión enorme. Tengo 27 años y siete txapelas en total, me siento un pelotari importante y sé que estoy haciendo grandes cosas, pero ahora viene el Parejas y quiero centrarme en eso. Cuando nos retiremos, ya miraremos los números”.
Altuna III no se cansa de acumular títulos y quiere más, pero no lo son todo. “Nunca he estado obsesionado con las txapelas. Creo que ha habido pelotaris que han sido mejores que otros con más títulos. No creo que eso defina a un pelotari. En mi caso, tampoco creo que esté haciendo un buen papel en la pelota sólo por los títulos. Debuté con 18. años, llevo muchos jugando los doce meses a buen nivel y a eso le doy mucho valor”, destaca. En ese sentido, tiene también muy presente que, en cualquier momento, cualquier carrera deportiva puede truncarse por algún problema físico. “Fíjate lo que le pasó a Irujo. Siempre me dice que disfrute de estos momentos. También cuando no gano, me llama y me transmite tranquilidad. Con Juan sigo teniendo mucha relación y me sigue apoyando mucho”, confiesa.
Sin ir más lejos, Altuna venía de una racha de año y medio sin haberse calado una txapela. La anterior fue la que conquistó en el Parejas de 2022 junto a Martija. Pero tiene claro que no tenía que demostrar nada a nadie. “Lograr este título ha sido algo muy bonito, pero no me he quitado ningún peso de encima por el hecho de que no hubiera ganado los cuatro campeonatos anteriores. El trabajo que he hecho en ellos ha sido muy bueno”, asevera. No en vano, en dos de ellos, el Cuatro y Medio de 2022 y el Manomanista del presente 2023, alcanzó la final. En esa línea de argumentación, ensalzaba la reacción posterior a la final del domingo de quien fue su víctima, Peio Etxeberria: “Ayer demostró con su comportamiento que valora el quedar subcampeón, valora el trabajo que hace. Su actitud, más aún tratándose de su primera final, me pareció de diez”.
"Peio demostró con su comportamiento tras la final que valora el quedar subcampeón, valora el trabajo que hace. Su actitud, más aún tratándose de su primera final, me pareció de diez”
Respecto a la contienda contra el de Zenotz, admite que fue “más sencilla de lo que preveía”. Los tres tantos consecutivos de saque con los que Altuna abrió el marcador supusieron para Etxeberria un mazazo al que no supo sobreponerse, algo entendible para el de Amezketa. “Peio venía de tener muy buenas sensaciones, de restar todo a la perfección durante todo el campeonato... Yo sé perfectamente que, en ese momento, si empiezas a fallar un poco, es muy difícil de superar. Estás ante 3.000 personas... Se salió del partido, no pudo controlar eso. Siempre lo trabajamos para evitarlo, pero no es fácil. Ya le dije en vestuarios, después de la ducha, que a mí también me ha pasado eso. Eres el mejor del campeonato, la gente diciendo que estás a tope y cuando tienes esas malas sensaciones en el último partido, es difícil de sobrellevar. Eso le pasó a Peio”, analizaba el tetracampeón del Cuatro y Medio.
Pese a lo holgada de su victoria, cimentada en los ocho tantos de saque que obtuvo en total, el partido tuvo su momento crítico para Altuna cuando, con 19-6 a favor, su maltrecho hombro izquierdo impactó de forma violenta con la pared al intentar devolver una cortada de su rival. “En el momento me llevé mucho susto, quería que me dieran rápidamente crema para calentar la zona e hice bien, porque a los diez minutos se me enfrió y tenía bastante dolor”, rememora. De hecho, tiene claro que si eso hubiera ocurrido en el tramo inicial del choque, “habría sido imposible ganar”.
Altuna ha tenido que convivir con esta lesión, que tiene su origen en el pasado verano, para poder seguir adelante en el Cuatro y Medio. “Mi madre me mandó un mensaje el jueves diciéndome que era mejor que no jugara la final”, revelaba el campeón. No le hizo caso y la disputó “sin ninguna molestia”, pero ahora toca parar: “Hoy me he levantado con bastantes molestias, aunque con la victoria estoy más contento y no le das vueltas. Me toca recuperar el hombro al cien por cien para volver a tope”. Se perderá las primeras jornadas del Parejas, pero no sabe cuántas. “Cuando me hice la lesión en verano me dijeron que debía descansar de cuatro a seis semanas”, explica. Eso supondría que no regresará hasta el próximo 2024. “Espero volver antes, pero lo que tengo claro es que no voy a salir si tengo la más mínima molestia”. No descarta un tratamiento de plasma, pero espera poder curar la lesión con fisioterapia, masajes y descanso.