Vivir del deporte profesional no resulta fácil, pero eso no quita para que la gran mayoría opte por disfrutar de su pasión. Eso es precisamente lo que sucede con los cuatro jugadores alaveses que han roto moldes al ascender a Segunda Nacional con el Urbat, un club de waterpolo de Eibar.
Un éxito con la firma de Sergio Koldo Ortega, Eneko Zugazaga y los hermanos Asier y Gorka Ortiz de Zárate que fue rubricado el pasado 4 de junio, pero que llevaba ya varias temporadas trabajándose y parecía tan solo una cuestión de tiempo debido a su incansable trabajo. Un tiempo que quizá se ha dilatado más de lo esperado, aunque ha supuesto a la postre una desbordante alegría para los alaveses.
“Tras tres intentos para ascender, a la tercera por fin ha sido la vencida. Es algo que no te lo crees cuando lo consigues. Es más, se terminó el partido y no sabíamos ni cómo celebrarlo y ocupamos la piscina del equipo local, es decir, del Mallorca, durante una hora”, comenta Koldo, uno de los veteranos del equipo y alguien que lleva ya 14 años jugando a waterpolo en la piscina.
El camino ha sido duro y después de dos años intentándolo y quedándose con la miel en los labios, este curso, por fin, el Urbat logró el 4 de junio el más que merecido ascenso. En una categoría como es la Primera División del País Vasco con 16 conjuntos, el equipo donde militan los alaveses logró quedar segundo. Después cayeron en un grupo junto al Vigo, Mallorca y Murcia. Tras ganar a los gallegos en sendas ocasiones y después al Mallorca, primero en el País Vasco y luego en la isla, obtuvieron la recompensa del ascenso.
Premio a la insistencia
Otro de los veteranos del equipo, Asier Ortiz de Zárate, que lleva ya cinco temporadas en el Urbat, comparte la opinión de su compañero. “Prácticamente todas las temporadas que he jugado aquí hemos optado a ascender, conseguirlo te aporta una alegría inmensa. Además, he tenido la suerte de sentirme como alguien importante del equipo y he podido jugar bastante y eso me aporta una felicidad extra”. Es más, Asier afirma con felicidad que “quizá este año ha sido mi mejor curso, ya que he cogido más protagonismo y me siento más cómodo dentro de la piscina”.
Su compañero y hermano, Gorka, también se ha quitado un peso de encima. Y es que, a su juicio, “después de estar tanto tiempo intentando ascender, ha sido como cumplir un objetivo que teníamos desde hace años y por fin lo hemos logrado; ha sido pura alegría”.
Por su parte, Eneko, vivió el ascenso de otra manera, ya que se lesionó a principio de temporada justo nada más recalar en el Urbat y tuvo que pasar por quirófano. Algo que le ha dejado “un sabor de boca un poco agridulce”. Eso sí, aclara, “lo he vivido de forma intensa y bonita y he sufrido mucho, para bien, como aficionado”. En este aspecto, Eneko se ha agarrado a la tan conocida frase “lo que no te mata, te hace más fuerte” y sostiente que “aunque aún no me hayan dado el alta, estoy con muchas ganas de demostrar lo que puedo hacer en la piscina”.
Si por algo destaca también el club Urbat de Eibar es su buena sintonía tanto dentro como fuera de la piscina y eso hace que el éxito sea más fácil. Aunque en este equipo, cuando se argumenta que son una familia, no es por casualidad ya que Asier y Gorka son hermanos y tienen una diferencia de edad de tres años.
“Es una oportunidad bonita que tenemos y que agradecemos porque creo que aporta un plus. Desde bien pequeños hemos podido jugar juntos; primero empezaron Asier y Joseba, y yo continué su ejemplo y la verdad que siempre me han ayudado muchísimo”, precisa el hermano menor. Una familia que se extiende de forma metafórica al resto del equipo y así lo corrobora Eneko. “Más que un equipo, es una cuadrilla, te llevas genial con todos y hay un ambiente increíble en el vestuario”.
Ambición para el futuro
De cara al futuro, uno de los veteranos como Koldo, que ya tiene experiencia en esta nueva categoría, avisa que el nivel no es el mismo, pero que lo disfrutará más ahora. “La situación es diferente porque no es lo mismo trabajarse durante toda una temporada el ascenso, o mejor dicho durante tres años que llevo en este equipo luchando por el ascenso, que llegar a un equipo que ya juega en esa categoría”.
El waterpolista ya mira al futuro con la máxima ambición. Desde luego, su discurso no deja lugar a las dudas. “Aunque mis compañeros de piscina comentan que el objetivo ahora es la salvación, yo creo que podemos ir más allá en algún momento y poder aspirar a Primera División Nacional”.
Por su parte, Gorka sí que es más cauto al hablar respecto al curso que viene. “El objetivo como equipo es mantenernos, pero, eso sí, sin sufrir demasiado, en media tabla y hacer un proyecto prometedor para aguantar varios cursos en esta nueva categoría”. Entre tanta exigencia, también hay un pequeño hueco para el humor. “Con tal de mantener el waterpolo y los estudios, me vale”, afirma entre risas Gorka.
Los cuatro alaveses dejan clara en todo momento su pasión por este deporte minoritario y sin una gran tradición en el territorio. De hecho, coinciden al señalar que “todos estamos dispuestos a recorrer el territorio nacional para jugar contra nuestros rivales y siempre con el objetivo de ganar e intentar dar espectáculo en casa”.
La nueva categoría les exigirá “más fondo físico, más entrenamiento que el que hacemos ahora y más compromiso para poder luchar por nuestro objetivo, pero lo haremos sin problemas”, recalca Asier. Algo que corrobora Gorka, para quien “tanto los que estudiamos como los que trabajamos, se nos requerirá un esfuerzo extra, ya que habrá que trabajar más duro y compaginarlo”. La dureza de la nueva categoría se da por descontada, pero ganas no le faltarán a ninguno tras el laborioso camino recorrido hasta ahora. “Este nuevo reto lo vamos a afrontar aún con más ganas y eso va a hacer que compitamos seguro”, valora Eneko.
Para acabar, los cuatro jugadores alaveses se resisten a olvidar sus inicios y hacen un guiño al Lautada, el club más importante a nivel local. “Si no llega a ser por él, no hubiésemos aprendido todo lo que sabemos ahora. Ellos nos dieron la opción de jugar a waterpolo en Vitoria y parte de nuestro logro es suyo”, afirma Asier.
Lo que está claro es que Álava tiene una gran cantera en la piscina y cuatro jugadores harán realidad en breve un sueño, tal y como confiesa Koldo. “Poder jugar en esta categoría es un premio gigante y más si lo haces con tus amigos a quienes consideras una familia, ya que con ellos he jugado prácticamente toda la vida. Y de esta forma es mucho más fácil jugar, pasarlo bien y ganar”.