“Han conseguido ser un grupo. Un equipo que emociona. Ver que una persona con sordera, otra con discapacidad intelectual y varios autistas sean capaces de jugar al baloncesto y disfrutar con lo que hacen es una experiencia maravillosa”, relata Nagore Antépara, presidenta y entrenadora del club Ekhitarrak.
“Son todos unos campeones”, añade con orgullo. Para ellos, al igual que en su día para los protagonistas del equipo de baloncesto de la película de Javier Fesser, el resultado es lo de menos. Ya lo decían entonces en la cinta tras perder la final que era mejor ser subcampeón: ¿qué es mejor ¿un marino o un submarino? Pues eso, para qué ser campeones pudiendo ser subcampeones.
Queda claro que el resultado no importa. Y eso que como dice Endika, uno de los jugadores del Ekhitarrak, han ganado algunos partidos ya. De hecho, de los seis que han disputado esta temporada han salido victoriosos en Amurrio frente al Zaraobe y en su feudo de los Herrán ante Unamuno. Un éxito que les anima a seguir mejorando cada día.
Ese es uno de los muchos objetivos del Ekhitarrak, club deportivo de ámbito social que nació en 2012 en Gasteiz y en el que las personas con trastorno del espectro autista (TEA) y otras diversidades funcionales, como discapacidad intelectual o sordera, pueden disponer de recursos para desarrollar actividades deportivas, en este caso el baloncesto, que les ayude en la mejora de sus capacidades.
El deporte como un arma de inclusión. Muy poderosa. Mejoran sus habilidades y socializan. Un proyecto que con el paso del tiempo ha ido a más. En 2017 dieron un nuevo paso adelante tras arrancar oficialmente el proyecto de deporte inclusivo Ekhitea con “el fin de proporcionar un recurso para que estas personas pudiesen hacer deporte en un entorno seguro y controlado”.
Fruto de ese trabajo nace el equipo de baloncesto bautizado desde esta temporada Fundación Vital Ekhitea. El respaldo de la institución alavesa les permitirá seguir creciendo. De hecho, desde Fundación Vital están encantados de poder respaldar el proyecto. “Creemos en el deporte como herramienta para la inclusión social. Es una oportunidad única de romper estereotipos”, apuntó su directora Arantza Ibáñez de Opacua.
Generar espacios de inclusión
No quedan ahí los beneficios del proyecto. “Además de apoyar la diversidad y generar espacios para la inclusión, es una oportunidad de integrar a estas personas”. Todos unidos bajo un mismo lema: “Una pasión que nos une”.
Enamorados del baloncesto. Un deporte que les ha servido para hacer grupo, abrirse y ganar una mayor calidad de vida, como apunta Livia López. “Este proyecto busca que personas con autismo y otras discapacidades disfruten del deporte. Es gratificante ver que es así. Les da una mayor calidad de vida”, reconoció la concejala de Deportes del Ayuntamiento de Vitoria.
Son los campeones del Ekhitarrak. Con sus sueños y sus ídolos también. Yeray, un excelente tirador del equipo, tal y como el mismo confirma, es un enamorado de LeBron James. “Es mi jugador favorito”, asegura. De momento, está satisfecho de cómo le está yendo la temporada. “Los partidos los hago fenomenal. Metí un triple limpio”, recuerda con orgullo.
Vivencias y buenos momentos. Aprendizaje. Es lo que toca también, ya que hay situaciones que aún no son sencillas para ellos y les cuesta llevar. “La frustración la llevan un poco regular”, indica Nagore.
Al menos, la entrenadora y presidenta del club está satisfecha de los pasos que se están dando. “Hay que romper tabús con el autismo”, reclama. Es ambiciosa y quiere más después de once años de trabajo. “Me gustaría dar otro pequeño paso y poder llevar a que el equipo lo conozca más gente”, cuenta orgullosa de sus muchachos.
"Hay situaciones que aún no son sencillas para ellos y les cuesta llevar. La frustración la llevan un poco regular”.
De momento, el Fundación Vital Ekhitea lo componen esta temporada un total de 21 jugadores, 16 del grupo de competición y cinco más del de iniciación. El objetivo es que estos últimos puedan unirse en breve a los anteriores y también puedan disputar partidos. El reto para todos ellos radica en que todos ellos el día de mañana sean capaces de jugar de manera autónoma y pertenecer a un equipo neurotipico o un equipo de inclusión.
La lucha sigue. La pasada semana recogieron el premio a su labor en la gala Gure Kirola Sariak. “Qué emoción. No hay palabras para describir lo que allí sintieron. Verles así es una alegría inmensa”, recuerda aún emocionada Nagore Antepara. Un trofeo más para estos campeones que nunca se rinden. Son un ejemplo de lucha y superación.