Jauregi e Iriarte ganan la txapela en Zigoitia
La pareja de Maeztu se impone por la mínima (22-21) al dúo Uribe-Markaida
La V edición del Campeonato de Zigoitia ya tiene ganadores tras una final de auténtico infarto vivida el viernes. Jauregi e Iriarte se llevaron la txapela tras imponerse por la mínima (22-21) a Uribe y Markaida.
Fue un encuentro muy reñido para deleite de un abarrotado frontón, feliz por el espectáculo y la extrema igualdad del marcador, que se decidió con un saque profundo, prácticamente en la línea de pasa ejecutado por el delantero de Sabando Ibai Jauregi.
La final fue, sobre todo, emocionante y competida. Uno de esos partidos en los que los aficionados se enganchan hasta el final por la emoción y los destellos de calidad de los cuatro protagonistas.
Los delanteros Jauregi, al principio, y Uribe –este en la segunda parte del partido– dieron una lección extraordinaria acerca de cómo hacer daño con la puesta en juego de la pelota. De hecho, Jauregi comenzó arrollador desde el saque hasta que se lo quitó –entrando de aire– Uribe, que luego supo sacar provecho del suyo para igualar el daño que al principio causó su oponente.
Pero, fundamentalmente, el partido estuvo presidido por la rivalidad entre los zagueros. Markaida atravesó un pequeño bache hacia el ecuador, con el tanto 8, que luego supo enmendar gracias a su fuerte personalidad. Tanto él como Iriarte anduvieron listos para evitar que entraran los delanteros. Es decir, fue un combate de los dos pelotaris de atrás con remates contadísimos de los delanteros. La pelota lo permitió y así lo dictaminó. No había material para otra cosa.
La pareja de Maeztu está firmando una buena racha, aunque hay que precisar que Iriarte pertenece al club de Amurrio. No en vano, Jauregi e Iriarte se habían impuesto un día antes en el Virgen Blanca, donde todos apuntan su favoritismo para hacerse con el título senior. En el duelo por el tercer y cuarto puesto, Izai Mardaraz, perfecto con el saque, y un dominador Ramos en la zaga se impusieron por 22-10 a Díaz de Heredia e Isasmendi, incómodo en la cancha y sin gozar ni por asomo de una pelota que tampoco le complicó la vida.