Cuando una historia comienza a encarar su recta final, se dice que otra nueva empieza y esa precisamente es una de las facetas más bonitas del deporte, el relevo generacional. Uno de los clubes de Vitoria-Gasteiz que mejor trabaja la cantera para que ese cambio se realice con éxito es el Zuzenak, una familia que nunca deja de crecer.

En este contexto se pueden obtener varios ejemplos, pero los más recientes son los de la jugadora Agurtzane Egiluz, quien se va a estrenar en una Olimpiada y por otro lado, el colegiado Juanma Uruñuela, que en Tokio vivirá sus sextos y últimos Juegos, algo que, a su juicio, "ni en mis mejores sueños podría haberme imaginado y que ni el más optimista habría dicho que 41 años después estaría aquí. Soy un privilegiado, pero también hay que trabajar mucho y muy duro para ir a unos Juegos Olímpicos 29 años después de los primeros, y que quede claro que eso no se hace solo, se logra con mucha gente alrededor".

En la misma línea van los sentimientos de la alavesa, quien también destaca que es un trabajo de todos, ya que "en estos momentos previos me viene a la mente todo ese trabajo que llevo haciendo junto a mis compañeros de equipo desde hace ya cinco años, que fue cuando empecé a jugar y la verdad que ahora estoy muy contenta por haber hecho ese sueño realidad".

Ambos protagonistas comparten las instalaciones de un club que les ha ayudado durante toda su carrera, como al colegiado, quien se siente muy agradecido al Zuzenak. "Aquí es donde yo aprendí y lo hice practicando. Yo me sentaba en la silla para aprender y ellos me han enseñado muchos elementos del juego y luego yo puse la faceta arbitral".

De cara a su participación en los Juegos, la jugadora del Zuzenak no sabría especificar, ya que "no sé si tenemos opciones reales de obtener un diploma o un metal, pero me parece que podemos dar la sorpresa y vamos a trabajar para ir partido a partido, porque al final te lo juegas todo a un encuentro y en esa tesitura se puede ganar prácticamente a cualquiera. En definitiva, no me atrevo a dar ninguna predicción, pero si seguimos trabajando como hasta ahora, podremos sorprender a más de un equipo".

Por su parte, Uruñuela espera que "los Juegos Olímpicos de Tokio sean los de la responsabilidad, ya que vamos a vivir en burbujas y a nivel deportivo creo que se verá una gran evolución respecto a los anteriores Juegos, porque creo que los equipos se han preparado muy bien".

Eso sí, ambos esperan poder tener tiempo para poder conocer algo de la cultura japonesa y que esta también conozca algo de Álava. Uruñuela admite que "siempre me llevo mi ropa de blusa de la cuadrilla Galtzagorri, la cual ya ha visitado Río, Londres y la muralla china. Y eso que son dos kilos de peso, pero es como llevarme un cachito de mi tierra".

La jugadora, por su parte, también confiesa que "tengo ganas de poder hacer algo de turismo y ya no solo eso, sino que también espero poder vivir la experiencia intangible de poder compartir momentos con el resto de selecciones, ya que todo el mundo me ha hablado de ese gran ambiente que se genera".

Agurtzane puntualiza que está "nerviosa" de cara a esta experiencia tan bonita y "aunque haya hablado con Ana Aguiriano, que vivió los Juegos de Barcelona 92 y con Juanma que ya ha vivido cinco diferentes, ambos coinciden en que cada jugador los vive de una forma distinta y cada uno tiene algo diferente. Por eso mismo, tengo muchas ganas de vivir mi primera experiencia olímpica".

En ese sentido, Juanma Uruñuela lo explica muy bien, ya que según su propia experiencia "los Juegos de Barcelona 92 fueron los primeros y no era consciente de lo que significaban. En Atenas viví y experimenté la cuna de los Juegos Olímpicos; en China pude ir a la muralla como participante y al ver la antorcha he de reconocer que algunas lágrimas ya eché; en Londres, sorprendentemente, los londinenses lo hicieron bastante bien y en Río, que se va a decir, simplemente fue maravilloso".

Sin embargo, Uruñuela desvela que "que en los Juegos de Río, cuando se apagaron las luces después de la final, fue un momento único, una sensación tan especial, que nunca sabré si podré disfrutar de algo parecido".

Familia

Los dos tienen gente cercana y querida de quien acordarse en estos momentos, ya que el haber logrado estar donde están es gracias a su entorno. El colegiado hace hincapié en el calor de "la familia, de la cuadrilla y es que mi entorno es muy agradable y sano; y mis amigos es una pasada todo lo que me aportan".

La jugadora menciona "a la familia y a todos los compañeros, tanto a los de ahora como a los que ya no están y es que creo que llevo un poco de todos ellos conmigo".

Al margen de lo que deportivamente pueda suceder, Agurtzane ya tiene una sonrisa de oreja a oreja por el simple hecho de ayudar a impulsar un deporte que necesita toda la ayuda posible. "Estoy muy contenta y espero que esta repercusión que puedan tener los Juegos Olímpicos a nivel de Euskadi y Álava pueda acercar a todos esos chavales a este deporte. En especial, a las niñas que puedan tener alguna lesión o discapacidad física que les impida disputar otro deporte y de esta manera conozcan el baloncesto en silla. Ese es mi objetivo y si lo consiguiera me quedaría satisfechísima", recalca la jugadora.

Por su parte, el colegiado siempre se lleva consigo alguna que otra anécdota, pero tiene una guardada a fuego y de la cual no se olvida. "Además, fueron en mis primeros Juegos Olímpicos en Barcelona, donde el público animaba con mucho ímpetu y los árbitros que eran extranjeros se sorprendieron cuando escuchaban peace and love. Un juego lingüístico del que siempre me acordaré", rememora Uruñuela.

La experiencia será única, pero luego está claro que el deporte seguirá su curso y continuará trayendo alegrías y tristezas y posibles incertidumbres. Sin embargo, y a pesar de la diferencia de edad, ambos tienen su futuro muy claro. Como Agurtzane, quien afirma que "aunque vaya a ir a unos Juegos Olímpicos y sea todo un honor, yo del baloncesto en silla no vivo. Siempre he dicho que el día que ya no disfrute ni me lo pase bien, colgaré la silla. Eso no sé si será dentro de dos o de 25 años".

Uruñuela confirma que aún queda colegiado para rato, ya que "mi relación con el arbitraje es una relación de amor y no he mantenido ese vínculo durante tanto tiempo con nadie más en la vida. Por eso mismo, no lo soltaré tan fácilmente, yo soy un arbitro puro y lo seguiré siendo hasta que caiga".

Al mismo tiempo, no deja claro cuál será su papel, ya que "ahora me retiro a nivel mundial, pero voy a seguir pitando en silla de ruedas y en baloncesto a pie. No sé si lo haré en veteranos, en 3x3 o me reengancho un año más. Aún está por decidir, incluyendo el rugby en silla donde también arbitro".

En definitiva, ambos pasarán a la historia por haber logrado uno de los sueños de cualquier deportista, el poder estar presente en unos Juegos Olímpicos. Aunque no sea un camino de rosas y haya muchos baches por el camino, ambos han acreditado a su manera tener el potencial tanto físico como mental para poder seguir luchando por sus sueños. Ahora solo les queda continuar agrandando su leyenda, la cual ayudará a todo joven alavés que quiera luchar por sus objetivos el día de mañana.

"Soy un privilegiado, ni en mis mejores sueños me habría imaginado vivir todo esto"

"Siempre me llevo a los Juegos mi traje de blusa para llevarme un trocito de Álava"

"Todavía queda árbitro para rato; el arbitraje y yo tenemos una relación de amor"

Árbitro de baloncesto en silla

"Estoy muy contenta y agradecida a todos los que me han ayudado a conseguir este sueño"

"Espero ayudar a que los jóvenes se animen a probar y disfrutar del baloncesto en silla"

"Del baloncesto no vivo; cuando deje de disfrutar me retiraré"

Jugadora de la selección femenina