- Teresa Portela se colgó ayer una histórica medalla de plata en el K1 200, la primera que consigue tras haber participado en seis Juegos Olímpicos, fruto del trabajo duro y una perseverancia mantenida durante décadas. “Han pasado 20 años desde los primeros Juegos, pero mira, nunca es tarde y es (una medalla) muy bien recibida. Estoy muy, muy contenta”, destacó la gallega tras la final.

Llegó tan justa que el jurado se tuvo que tomar su tiempo hasta determinar la posición de Portela, que en un primer momento no figuró como medallista. “Igual era mi cabeza o mi corazón, yo llegué pensando que era segunda, ya ves tú qué ojo tengo”, contó sobre sus pensamientos en la meta la palista de 39 años de edad. “Grité por toda la tensión de todos estos días, de soltar ahí todo lo que tenía”, explicó la palista, que cuando no se vio entre las primeras posiciones tras la regata seguía sintiéndose “bien igualmente”, porque fue todo el tiempo “muy conectada a la grada”.

Portela, cuarta en Londres 2012 y sexta en Río 2016, se clasificó para la final de Tokio horas antes en unas semifinales en las que consiguió un ajustado pase tras terminar cuarta y con un idéntico tiempo al de la sueca Linnea Stensils. Fueron nueve las mujeres que participaron en la final; suyo fue el último canal, el noveno, que manejó con su veterana maestría.

La de Cangas firmó un tiempo de 38,883 segundos, 0,763 por detrás de la neozelandesa Lisa Carrington, reina de esta prueba, que consiguió su tercer oro consecutivo en la disciplina. El bronce fue a parar a la danesa Emma Aastrand Jorgensen, plata en Río en la categoría K1 de 500 metros.

La gallega dijo ser consciente de que ella y sus rivales están todas “muy igualadas”, a excepción de Carrington, “que es la que gana y está un poquito por encima” y marcó con su actuación de hoy un nuevo mejor tiempo olímpico, pero no deja que eso la distraiga. La clave, según destacó, “es el entrenamiento y también que se den las condiciones propicias en el momento y el día adecuado. Y está vez salió, así que estoy muy, muy contenta”.

La palista vio ayer cumplido un sueño que se había imaginado en múltiples ocasiones, el de “poder subir a ese podio y sentir el tener una medalla olímpica”. “Vine aquí sintiendo que estaba viviendo algo muy grande, porque era el poder estar en los sextos Juegos”, explicó la deportista, que buscó en todo momento “disfrutar cada serie, cada eliminatoria, dar lo mejor e mí y plasmar todo ese entrenamiento que había hecho y sentir que sí que podía conseguir esa medalla”, que ya es suya.

Como ya señaló en la rueda de prensa celebrada horas antes en el complejo de la competición, la gallega piensa ya en París 2024. “A día de hoy estoy más motivada que nunca. Esta medalla me hace bien, y ganas de trabajar siempre tengo”, dijo al respecto Portela, que a sus 39 años asegura no guiarse por la edad a la hora de determinar el devenir de su carrera profesional: “Lo que a mí me hace seguir es el cronómetro y los tiempos, y yo estoy con ganas de trabajar, estoy motivada y los tiempos acompañan, pues para adelante, siempre. Quiero seguir con mi deporte”.

La deportista tuvo también pensamientos para su hija Naira, de la que nunca había estado tanto tiempo separada y que no puedo acompañarla hasta Japón por las restricciones establecidas en el país y dentro de los propios Juegos por la pandemia de covid-19.