ara Tyrone Mings (13-III-1993, Bath) su presencia en la Eurocopa como pieza importante de la selección inglesa supone la cúspide de una carrera deportiva que hace no demasiado tiempo no parecía destinada, ni mucho menos, a logros tan elevados. El central del Aston Villa no ha tenido una trayectoria deportiva sencilla. Y la vital ha sido también peliaguda. Cuando pone a funcionar la máquina de los recuerdos se ve a sí mismo de niño viviendo en un refugio para indigentes, siendo descartado por el Southampton a los 15 años, sirviendo pintas de cerveza en un pub a los 19... Incluso cuando su fortuna parecía cambiar y pudo debutar a los 22 años en la Premier League con el Bournemouth, se rompió el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda cuando solo llevaba seis minutos sobre el césped, teniendo que permanecer un año de baja. Una carrera labrada a base de superar adversidades que se ha encarrilado los dos últimos años.

La vida de Mings comenzó a torcerse siendo un niño cuando la relación sentimental de su madre se rompió y ambos, junto a sus tres hermanas, se vieron en la calle de un día para otro. Su única alternativa fue recurrir a un refugio para indigentes, donde los cinco vivieron durante un año en una pequeña habitación. “Fue horrible. Baños compartidos con gente que no era precisamente agradable... No es una experiencia nada positiva para un niño”, reconoció el propio Mings en The Sun. Cuando fueron realojados en una vivienda social, pudo empezar a dar forma a sus sueños futbolísticos. Fue captado por la cantera del Southampton a los ocho años, pero a los quince fue descartado porque consideraron que le faltaba físico (¡quién lo diría con su 1,96 actual!). Probó sin suerte con el Cardiff, el Swindon Town, el Portsmouth y el Bristol y a los 18 años se encontró sin equipo, por lo que se refugió en el fútbol semiprofesional, en la Southern League, el equivalente a la séptima división inglesa. El Chippenham solo le pagaba 50 euros semanales, por lo que tenía que trabajar en un pub local y como asesor de hipotecas para conseguir un sueldo decente.

Su suerte cambió en diciembre de 2012, a tres meses de cumplir 20 años, cuando un exjugador del Ipswich Town le vio jugar y aconsejó al club que le hiciera una prueba. La pasó y los Tractor Boys, entonces en la Championship, pagaron 11.000 euros por sus servicios. Tras temporada y media como suplente, comenzó a jugar con asiduidad en la campaña 2014-15 y ese verano el Bournemouth, recién ascendido a la Premier, convirtió a Mings en el fichaje más caro de su historia: nueve millones y medio de euros. El 29 de agosto de 2015 cumplió su sueño de debutar en la élite, pero solo lo disfrutó seis minutos antes de romperse el ligamento cruzado de su rodilla izquierda y tener que permanecer un año en el dique seco, periodo en el que necesitó ayuda psicológica. Tras regresar, le costó tener minutos de juego y en enero de 2019 decidió dar un paso atrás que terminó siendo clave en su carrera. Aceptó una cesión al Aston Villa, entonces en la Championship, club con el que ascendió ese mismo curso y en el que se convirtió en pieza vital de inmediato hasta el punto de pagar 23 millones por su fichaje en propiedad.