Siembra y recogerás. ¿A que lo habíais escuchado antes? Pero, ¿en el baloncesto también? En caso contrario, simplemente hay que echar un simple vistazo al Club Deportivo Zuzenak, donde durante años se llevan haciendo las cosas bien y ya se están comenzando a ver los frutos. Y es que en la sección de baloncesto en silla de ruedas tienen el presente y futuro asegurados gracias a su buen hacer en el pasado. Esta metáfora la reflejan muy bien Agurtzane Egiluz, Naiara Rodríguez y los hermanos Alejandro y Adrián García Ingelmo, quienes recientemente han acudido con sus respectivas selecciones. Por un lado, las chicas formaron parte de la última lista completada por 16 jugadoras de Abraham Carrión, antes de saber quiénes acudirán definitivamente a los Juegos Paralímpicos de Tokio. Por otro lado, los canteranos masculinos también estuvieron presentes en las sesiones dirigidas por Oscar Trigo para preparar también el sueño olímpico.
Los cuatro protagonistas sueñan con estar presentes en esta glamurosa cita -siempre que la pandemia lo permita- y, aunque no todos albergan las mismas opciones, sí que confían en ellos mismos para ser unos fijos con España. Agurtzane, quien a buen seguro estará en Tokio salvo hecatombe, se muestra muy ilusionada al respecto, porque "serían mis primeros Juegos Olímpicos y no solo para mí, y es que la selección lleva sin participar en este evento desde Barcelona 92, donde se jugó por el motivo de ser los organizadores". Para la vitoriana, sería una continuación a lo que se lleva trabajando desde hace años en los diferentes clubes estatales, porque "gracias al relevo generacional, las chicas están adquiriendo cada vez más fuerza en sus respectivos clubes y eso ya no solo beneficia a la selección española, sino que también anima a más chicas a jugar y apuntarse al baloncesto en silla de ruedas".
Ese relevo generacional del que habla la jugadora internacional está muy bien asegurado, en especial en el Zuzenak, ya que la joven Naiara Rodríguez, de apenas 17 años, va adquiriendo sus primeras vivencias con la absoluta, donde en esta última concentración ha estado presente. Para ella, "la experiencia ha sido y está siendo muy divertida, ya que es algo que nunca había vivido antes y que te llena por dentro", al mismo tiempo que se encuentra esperanzada en poder ser una fija de la selección el día de mañana. "¿Por qué no?", se pregunta la gasteiztarra.
Una selección femenina que poco a poco empieza a despegar y a conseguir sus éxitos, como en el 2017. Agurtzane relata con una gran sonrisa esa clasificación por méritos propios para el Mundial de baloncesto, donde al año siguiente y a pesar de la dificultad del grupo, se efectuó un buen papel. "Nos tocó el grupo de la muerte, fuimos como la perita en dulce al ser nuestra primera participación, pero aún así logramos pasar a los cruces para terminar séptimas de los 12 clubes que estuvieron presentes", rememora la vitoriana. Para la canterana del Zuzenak, algo cambió en ese torneo porque, aclara, "demostramos que no éramos tan mojones y que podíamos aspirar a más. Todas nos quedamos con las ganas de más, y con mucha ambición dentro, y eso hace que de cara a Tokio estemos con una ilusión si cabe mayor".
En el otro lado de la moneda, los hermanos del Zuzenak también sueñan con su oportunidad en la capital japonesa, en especial el mayor de ellos, quien con 21 años ha sido un fijo en las categorías inferiores conquistando Europeos y Mundiales. Alejandro es consciente de que "en la absoluta hay mucho nivel, demasiado, es muy complicado estar ahí, pero nunca se sabe; pueden pasar muchas cosas y la gente entra y sale y puede que haya alguna oportunidad". También admite que "la experiencia con la absoluta es increíble, aprendes mucho, ya que el nivel es muy alto. Hace que salgas de tu rutina y entrenes y juegues contra gente que tiene mucha experiencia. Eso te hace tener aún más ganas de aprender y de seguir mejorando".
Adrián, quien con tan solo 18 años ya tiene en su palmarés un bronce del Europeo de hace dos años con la sub-22, tiene claro que "la absoluta es totalmente diferente; ahí se ve que todos van a fuego, que son los mejores jugadores del mundo y quizá se nota que aún no estoy al nivel que se exige. Seguiré trabajando para que si no es ahora, sea más adelante y pueda ponerle las cosas difíciles al seleccionador. Así seguiré entrando poco a poco en las siguientes convocatorias y podré ir convocado a algún torneo dentro de no mucho con la selección".
Ambos son conscientes de la dificultad que entraña el hecho de estar citados para la absoluta, pero no pierden la esperanza. El mayor de los hermanos subraya que "siempre existe miedo en pensar que una vez salga de la sub-22, ahí se termine mi vida en la selección, pero espero que no. Al final, estoy entrenando, mejorando y yo creo que en el futuro se verán los resultados de mi esfuerzo y habrá opciones". Mientras tanto, el menor también mira al futuro con optimismo, porque aunque haya que trabajar duro, "hay jugadores bastante veteranos que quizá vayan poco a poco saliendo de la selección y tenemos que ir entrando los jóvenes, pero está en nuestra mano seguir trabajando para poder ir entrando cuando llegue el momento".
El baloncesto lo llevan en sus venas. Ambos reconocen que en su casa también se habla bastante de este deporte. Ante el sano pique de hermanos existente, ambos se ríen. El menor de ellos bromea en este sentido asegurando que "en un uno contra uno, como bien habrá afirmado mi hermano mayor, gano yo".
Sin embargo, bromas a un lado, el Zuzenak se ha convertido en una gran familia, donde no solo los hermanos se complementan muy bien en la pista -"nos conocemos y sabemos cómo juega el otro y ya sabemos lo que va a hacer en la pista", desliza Alejandro-. Agurtzane y Naiara también se apoyan mutuamente. La mayor de ellas revela que "a Naiara le saco siete años y quizá con ella sí que tengo esa sensación de querer enseñarle lo poco que pueda saber yo y que así ella pueda aprender para coger las cosas buenas de cada uno de nosotros". Por su parte, la joven canterana replica que "por mi parte, yo tengo a Agurtzane como referente y me da muchos trucos que ella utiliza".
En lo que se refiere al club de su vida en esta campaña, los cuatro admiten que siempre hay dificultades por el camino, pero confían en que puedan mantenerse por cuarto año consecutivo en División de Honor. Agurtzane destaca que el peor enemigo que tienen ahora son ellos mismos, porque "calidad atesoramos y hemos demostrado que podemos competir; ahora esperamos que nuestra juventud e inexperiencia no nos juegue malas pasadas". Alejandro también califica como muy positiva la situación, ya que "creo que cada año damos un paso al frente y mejoramos como grupo, y poco a poco podemos optar a estar más arriba en la tabla".
Y es que para entender esa frase de Alejandro hay que echar la mirada atrás, ya que el núcleo fuerte del equipo lleva junto varios años y esa experiencia se nota. "El Zuzenak es un equipo que su base lo tiene en la cantera. Hubo una captación muy grande hace cinco o seis años de chicos de Vitoria y desde entonces todos hemos ido progresando y ahora tenemos el equipo basado en esos jóvenes que entramos y llevamos ya varios años jugando en División de Honor. Eso se nota", explica Adrián.
Una sensación que también comparte Naiara. "El Zuzenak me acogió con los brazos abiertos en su día", ensalza. Y es que cuando se dice que el club es una familia no es en vano, porque todos lo admiten con una sonrisa, incluida Agurtzane, quien rememora con nostalgia sus comienzos. "Todos comenzamos prácticamente a la vez y además al ser más o menos de la misma edad ha generado que haya una relación muy chula dentro del equipo. Desde mis inicios me enamoré de este deporte".
En definitiva, hace años que el Zuzenak comenzó a sembrar lo que hoy vemos tanto dentro como fuera de las pistas para así poder entender que el club alavés no solo tiene un gran pasado, sino también un presente y un futuro endiviables.
"Aprendes mucho en una concentración así y eso te hace tener aún más ganas de seguir mejorando"
"La absoluta es diferente, son los mejores del mundo y quizá no estoy aún al nivel que se exige"
"La experiencia está siendo divertida, es algo que no había vivido antes y te llena por dentro"
"Las chicas están adquiriendo más fuerza en los clubes y eso beneficia a la selección"