- Portugués moderno, del 98, João Almeida no posee el alma de fado. Su ciclismo es agresivo. Eléctrico. Rockero. Nada que ver con el fado, el alma lusa, que le canta a la melancolía y a la nostalgia, que rebaña entre el fatalismo y la frustración. Almeida pertenece a otra época, alejada de ese tristeza y la añoranza de la pérdida. El portugués prefiere el futuro. Almeida es un inconformista. Con ese empuje Almeida fue líder en el Giro de Italia de su debut. Fue cuarto en Milán tras medirse al calvario del Stelvio, que le engulló. Derrotado, pero no vencido.

Ese pasaje por el infierno fortaleció al joven portugués, un apasionado de la velocidad, tercero en la crono que dominó el forzudo Rohan Dennis. Veloz, así discurre Almeida. Rápido y furioso, como la saga de películas que le gustan: Fast&Furious. Con ese deje se vistió de líder en la crono de Bayonles, donde Luis León Sánchez tarareó un fado de decepción. El primer día fue un metro. Ayer tres segundos le dejaron sin el liderato. Brandon McNulty, otro joven burbujeante, estuvo aún más cerca de Almeida. Un chasquido impidió al norteamericano asomarse a la terraza de la Volta, de la que se desprendió Kron, el líder inopinado. McNulty tiene intención de discutir con el luso.

Presentada la generación del 98, la que une a Almeida y McNulty, la contrarreloj evidenció el retorno de Dennis y fijó a los favoritos. Kruijswijk apunta a Almeida a cinco segundos, Adam Yates y Porte, brotan a 7 y Thomas, a 19. Carapaz se dejó 52 segundos con Almeida, un registró que fotocopió Mas, a 51. Valverde perdió 46 segundos y Quintana, 1:07. Kämna enfoca a Almeida a 21 segundos. Todos ellos se miden hoy en la cima de Vallter 2000.