En la cuenta de twitter de Iñigo Elosegui, nieto de Momeñe, reza una frase de cabecera. "El mejor no es el que menos se cae, sino el que más veces se levanta". Reivindica el ciclista de Zierbena, que la próxima semana cumple 23 años, el empeño y la valentía de quien lo intenta como modus vivendi. Subido al sillín de esa idea, en ocasiones una filosofía de vida, Elosegui agarró la fuga del día con la ergonomía de un felino en la sexta jornada del UAE Tour, la carrera que se agita en la coctelera de lujosos rascacielos y paisajes desérticos.
Sobre ese óleo de arena, el ciclista del Movistar se encorajinó para insertarse en una escapada de altos vuelos, muy cotizada. Elosegui compartió plano con Tony Gallopin, Alexey Lutsenko, Luis León Sánchez, Matthieu Ladagnous y Attila Valter. No es un detalle menor. El vizcaino vio la detonación de Lutsenko y la réplica de Gallopin. Entendió que era el momento de entrar en órbita. Era la señal que esperaba. Fuego.
El vizcaino, gran rodador, continúa creciendo desde que se incorporó al profesionalismo el pasado año, el curso más complicado que se recuerda. Después de habitar en el foco de la pandemia, Elosegui disputó en 2020 el UAE Tour, donde comenzó a brotar el virus en el pelotón, el de Zierbena ha encontrado en la carrera del desierto el escenario para desplegarse con determinación en una "fuga con gente de mucho nivel en un día de mucho viento y velocidad", expuso el vizcaino a través de las redes sociales, el tablón de anuncios de lo moderno.
La aventura de Elosegui se estiró durante un buen puñado de kilómetros en los que se sentó en la primera fila de la clase, dispuesto a aprender. "Finalmente el pelotón nos ha neutralizado, pero si esperando al final de etapa no vamos a tener opciones, hay que probarlo desde el principio", sugirió Elosegui. Frente a un horizonte limpio, sin nada que impidiera una despiadada cacería, el valeroso viaje de Elosegui concluyó a 25 kilómetros de un final conocido por todos: un esprint. No había otra opción.
En el duelo de la velocidad se impuso el puño de Sam Bennett, otra vez el más rápido en un marco surrealista. El irlandés derrotó el esfuerzo de Elia Viviani y Pascal Ackermann, que no pudieron con Bennett, que enroscó su segundo triunfo en el UAE Tour. Desde la azotea, donde se tienen las mejores vistas, lo observó todo Tadej Pogacar, que atravesó la etapa repantingado en el sofá. Desde allí, comodamente sentado, maneja el joystick de una carrera que es suya aunque acabe este sábado.