- Muy de mañana, el despertador del Giro trajo malas noticias. Se pinchó la burbuja sanitaria que protege a la corsa rosa, que se vistió con la mantilla negra del luto. Se supo que Simon Yates, líder del Mitchelton, dio positivo por covid-19. El ciclista se sintió mal en la etapa del viernes. Leves síntomas y décimas de fiebre. Los médicos del equipo actuaron de inmediato al conocer la información que les trasladó el ciclista. Le sometieron a dos test y ambos certificaron la enfermedad de Yates. Era el primer contagio de un ciclista en una de las grandes en la era de la pandemia que ha acabado con todas las convenciones. Alarma roja en la corsa rosa. Subrayado el positivo por coronavirus del inglés, con leves síntomas, su equipo, el Mitchelton, siguiendo el protocolo establecido para estos casos, aisló de inmediato a Yates en su habitación de hotel. Posteriormente, se trasladó al ciclista en una ambulancia para su seguimiento médico y se le sacó de la carrera. De burbuja en burbuja. Seguidamente, sus compañeros de equipos fueron examinados por si el contagio se había extendido. Por fortuna, todos ellos dieron negativo. Con esos datos, la dirección de la carrera estimó que eran aptos para continuar en competición.

El Giro se mantiene en vilo. En el pelotón los ciclistas no pueden guardar las distancias sociales y el sudor, la evaporación y los fluidos circulan con facilidad entre un grupo compacto y numeroso. La incertidumbre se ha clavado de lleno en el corazón de la carrera italiana. El lunes, el día de descanso, los corredores pasarán las pruebas PCR. Será un cribado general para testar la salud del pelotón y la efectividad de las burbujas de equipo y de la propia carrera. En ese ecosistema de tan frágil equilibrio, el Giro cruza los dedos ante la posibilidad de que una transmisión del virus generalizada dinamite el desarrollo de la carrera una vez que un ciclista ha sido contagiado y se desconoce cómo se produjo el contagio. Es complicadísimo precisar dónde y cuándo pudo infectarse Simon Yates.

Mientras contiene la respiración, la corsa rosa se adentra en una jornada en la que se esperan los jadeos. Los favoritos quedarán expuestos a las exigencias de un pasaje de montaña con final en Roccaraso, donde probablemente las grietas de la general crezcan. En busca de esa cumbre, Pello Bilbao llega con apenas 43 segundos de retraso respecto al joven líder Joao Almeida. El gernikarra acaricia la maglia rosa. No será un domingo cualquiera para él, desde luego. “Se espera una etapa decisiva. Los días anteriores a la jornada de descanso se hacen a tope y nadie reservará fuerzas ni energía”, sostiene Pello Bilbao, que no renunciará a asaltar el liderato en una carrera un tanto caótica. “En principio siempre hay opciones de coger la maglia rosa porque es una carrera un tanto loca. Habrá que ver que control puede ejercer el equipo del líder. En un terreno así no será fácil para ellos”.

El gernikarra es consciente de que Roccaraso puede ser una etapa bisagra, un punto de inflexión. “Yo lo daré todo. Vamos a pelearlo, puede que haya alguna oportunidad, pero de momento Almeida está firme y tal vez se trate de mantenerse ahí, sin perder”, destaca Pello Bilbao, que considera que el rendimiento de la próxima semana aclarará hasta dónde es capaz de llegar. “Si la próxima semana me mantengo ahí arriba, entonces se puede pensar en disputar la general hasta el final. Pero de momento, creo que es muy pronto para eso”.

El Giro toma altura hoy. Otra rampa de despegue tras el episodio volcánico del Etna, donde Geraint Thomas, víctima de una caída durante el tramo neutralizado, se despidió de la carrera y Simon Yates quedó seriamente tocado. El galés abandonó en la jornada siguiente. Al inglés se lo llevó ayer el coronavirus en un Giro caótico. El cierre de la semana abrirá la general con las llaves de paso del Passo Lanciano (1ª, 12,4 km al 7%), Passo San Leonardo (1ª, 14,4 km al 4,3%) y Bosco di Sant’Antonio (2ª, 9,4 km a 5,1%) antes de la llegada a Roccaraso (1ª, 9,6 km al 4,4%), en una etapa que ser irá hasta los 208 kilómetros. Será una oportunidad para saber hasta dónde pueden llegar las aspiraciones del gernikarra entre rivales de la entidad de Nibali, Kruijswijk o Fuglsang.

Antes de ese examen, el pelotón decidió llenar el petate con el espíritu playero camino de Vieste, junto al mar. Fue una etapa en chancletas para los primeros de la general porque hoy aguardan los crampones y el piolet. Tal fue el relajo, que de la fuga del día, compuesta por Ravanelli, Rosskopf, Brändle, Holmes y Puccio se destacó Alex Dowsett para triunfar en solitario. Si un inglés fue noticia de buena mañana, otro inglés lo fue a la hora del té.

El contrarrelojista atacó en el momento exacto después de que Holmes y Puccio abrieran huella en el último tramo. Eran los más fuertes, pero no calcularon el deseo y la ambición de Dowsett. El inglés se despidió de ellos y de él solo supieron en meta. Emocionado, Dowsett se agarró la cabeza pero no pudo contener las lágrimas, que le . en Vieste su segundo triunfo en el Giro. El primero databa de 2013. Siete años después, en una etapa en la que los favoritos eligieron la calma y la mecedora, Dowsett no echó la siesta. Tampoco el Giro, que se pone en guardia. La etapa 9 del Giro de Italia entre San Salvo y Roccaraso (Aremogna), de 207 kilómetros, ofrece un prueba de fuego para los ciclistas de la general, con cuatro puertos, un total de 4.000 metros de desnivel acumulado y el ascenso final a Roccaraso para medir fuerzas. La jornada por los Apeninos se caracteriza por una gran desnivel que irá pasando factura en las piernas de los corredores. En Roccaraso comenzará el ascenso final, de 9,6 kilómetros.

Octava etapa

Pello Bilbao

Víctor de la Parte

Jonathan Castroviejo

Óscar Rodríguez

Clasificación general

Pello Bilbao

Jonathan Castroviejo

Óscar Rodríguez

Víctor de la Parte