ntre la locura de Marc Hirschi (Sunweb) y la explosividad de Tadej Pogacar (UAE), Primoz Roglic (Jumbo) se vistió de amarillo. El esloveno es el jefe de filas del conjunto más en forma del pelotón, ese que ha dominado todas las etapas a base de velocidad y ritmo. Tras una novena jornada de infarto, un canto al ciclismo, Roglic se erigió como el aspirante más adelantado en la pugna por el cajón de París. Lo hizo a golpe de bonificación, escudado en el brillante trabajo de un equipo coordinado, y su intención es aguantar el maillot hasta el final. Sin embargo, de nada le sirvió a Jumbo mostrar tal poderío, de nada le sirvió enseñar tan rápido los dientes porque, en la primera jornada de descanso, todavía le quedan muchos enemigos vivos. Y los tiene demasiado cerca. De hecho, el Jumbo pudo acabar con Nairo Quintana (Arkea) en la etapa del sábado e incluso pudo amordazar a un Egan Bernal (Ineos) que, hasta ayer, parecía no andar fino. Pero no lo hizo. Así que después de que el Tour consumiera su primera semana, la general está más abierta que nunca.

Y es que Marie Blanque colocó a Roglic en el trono, pero también eligió a todos sus rivales. A todos los pretendientes al amarillo más cortejado que se recuerda. 21 segundos le separan a Bernal del ansiado maillot y 30 a Romain Bardet. Pogacar araña tiempo a ritmo de exhibición y Quintana espera agazapado a que llegue de nuevo la montaña. Luego están los Landa, Urán y Martin, esperando en un segundo plano a que una buena etapa les sitúe más cerca de la hazaña. Es más, Marie Blanque reveló que este Tour pasa por una batalla directa entre líderes. Ayer lucharon entre ellos en la llegada a Laruns. Fue una pugna a cara perro, terrible, pero que dio el mismo resultado que ahora muestra la general: una enorme igualdad. Porque Roglic se vistió de amarillo, pero el Jumbo dio sus primeras muestras de flaqueza. El equipo neerlandés realizó un trabajo sensacional antes del primer parón, con etapa y amarillo, pero mostró que ya no anda tan fino como en la Dauphiné. Bennet y Kuss ya no tienen el mismo golpe de pedal y Dumoulin y Van Aert tampoco pueden defender el liderato solos.

En cambio, el Ineos resurgió de sus cenizas. Tras una semana lejos de los focos, el conjunto británico espabiló para colocar a Bernal al borde del trampolín. Así que, tras un inicio dubitativo, incluso débil, el actual campeón del Tour ya está preparado para dar el salto. “He perdido algunos segundos por las bonificaciones, pero he ganado confianza para la segunda parte de la carrera, sobre todo cuando lleguemos a los Alpes”, avisó Bernal. Con todo, el principal pretendiente al maillot de Roglic es el candidato más joven. El galán que está transformando su inexperiencia en valentía. En este Tour, Pogacar es descaro y frescura. Es cara dura. Y, tras ganar la etapa, se apuntó a todo: “Quería sacar el mayor tiempo posible en la general. En los últimos 100 metros pensé en los diez segundos de bonificación para el ganador. Luego me concentré completamente en el esprint”.

En otro orden de cosas, la organización del Tour aprovechará la jornada de descanso en La Charente-Maritime para realizar 600 PCR tanto a corredores como cuerpo técnico de los equipos de la burbuja del Tour. Los resultados se conocerán mañana, antes del incio de la décima etapa. Si un equipo tiene dos o más positivos, se marchará para casa mientras el pelotón seguirá su curso.