- Es de sobra conocido que cualquier edificio debe comenzar a construirse por los cimientos. Sin embargo, el actual Deportivo Alavés no está consiguiendo cumplir todavía con esta máxima. Porque si hay un pilar fundamental en un equipo que desee tener opciones de conseguir sus objetivos ese es la seguridad defensiva. Sobre la solidez del trabajo de la retaguardia se puede construir todo lo demás pero si no hay columnas robustas que lo sustenten el proyecto se puede comenzar a resquebrajar peligrosamente.

Y esa es precisamente una de las asignaturas pendientes que ha mostrado la escuadra albiazul en los tres compromisos de pretemporada que ha disputado hasta el momento. Más allá de los resultados cosechados -un pleno de derrotas por idéntico resultado (2-1) que no tiene mayor trascendencia puesto que el propósito es ir afinando la puesta a punto del grupo para el inminente inicio de la competición oficial-, sí hay un denominador común en todos ellos que llama la atención. Se trata, evidentemente, de la poca contundencia defensiva mostrada por El Glorioso.

Tanto el Huesca en el estreno en Ibaia como Osasuna y Athletic después consiguieron acercarse con peligro sin demasiados problemas a las inmediaciones de la portería albiazul y los tres la perforaron en dos ocasiones. Lo que supone una media de dos tantos encajados en cada partido imposible de asumir para un conjunto de las características del vitoriano. Porque, desde luego, resulta harto complicado pensar en que el Alavés pueda extraer algo positivo en un encuentro en el que recibe dos tantos.

Así ha sucedido durante la pretemporada y muy probablemente esta estadística no haría sino endurecerse si hubiera puntos en liza. Se trata por lo tanto de un problema para el que Pablo Machín debe encontrar solución lo antes posible. Especialmente porque los rivales no han necesitado siquiera recurrir a sus mejores argumentos para llevar la pelota hasta el fondo de la red vitoriana. Más bien, en la mayoría de las ocasiones, los goles han venido propiciados por errores de consideración de los alavesistas. Una excesiva fragilidad del candado del Glorioso que, si no se soluciona, deparará un peaje muy caro.

La llegada del nuevo técnico al banquillo ha supuesto el cambio total del sistema de juego empleado por el equipo y eso, inevitablemente, povoca siempre unos desajustes que pueden explicar estos errores. Algo comprensible pero poco asumible en un deporte profesional que no entiende de períodos de adaptación.

Al menos, en el otro lado de la balanza, la escuadra de Mendizorroza ha dado muestras también en esta serie de amistosos de su capacidad ofensiva. El plantel albiazul dispone de una vanguardia bien provista que ha demostrado que conserva el olfato goleador. De este modo el equipo ha marcado un gol en todas sus citas. Un balance en cualquier caso insuficiente si no es capaz de endurecer su candado defensivo.