- 1997 fue el año en el que Bill Clinton arrancó su segundo mandato como presidente de Estados Unidos. Ese mismo año, científicos escoceses anunciaron la clonación de la oveja Dolly, en Japón se emitió el primer capítulo de Pokemon y el último de Dragon Ball, se publicó en Londres el primer libro de Harry Potter, Lady Di falleció en accidente de coche y Bilbao asistió a la inauguración de una infraestructura que cambiaría para siempre su fisonomía y su proyección mundial: el Museo Guggenheim. Ese año 1997 registraba también hasta ayer el último curso en el que los San Antonio Spurs se habían quedado fuera de los play-offs de la NBA.

2020, caótico e imprevisible por definición, no respeta nada. Tampoco la tradición ganadora de una franquicia que ha escrito muchos de los renglones más dorados de la competición estadounidense estos últimos 22 años con cinco anillos (1999, 2003, 2005, 2007 y 2014), uno más que presidentes han pasado por la Casa Blanca durante ese periodo de tiempo. Y todo ello con un denominador común: Gregg Popovich. El técnico aterrizó en el banquillo texano en 1997 y junto a la primera elección de aquel año en el draft, el mítico Tim Duncan, confeccionó un equipo que tuvo el doble mérito de crear una estructura ganadora a base de un esqueleto reconocible además de saber adaptarse con éxito a los cambios de estilo que se han ido produciendo en el baloncesto.

Con Duncan ya retirado -ahora ejerce de asistente de Popovich- al igual que los otros dos grandes pilares de los gloriosos Spurs, Tony Parker y Manu Ginóbili, y tras la marcha de Kawhi Leonard, San Antonio fue perdiendo parte de su aura, pero se las siguió arreglando para jugar las eliminatorias por el título. Hasta el presente ejercicio. Con muchos jóvenes inexpertos en el equipo, los Spurs arrancaron renqueantes la temporada y en la burbuja de Orlando han echado de menos a su gran referente: LaMarcus Aldridge. En la madrugada del viernes necesitaban una carambola para optar al menos a ese noveno puesto del Oeste que daba derecho a jugar el play-in, pero las victorias de Memphis y Phoenix antes de que arrancara su partido cercenaron cualquier opción (acabaron perdiendo contra Utah por 112-118). Finalmente, la octava plaza se la jugarán entre los Portland Trail Blazers y los Grizzlies -será de los de Oregon si ganan esta noche, con una segunda oportunidad mañana en caso de derrota-.