n cartel recuerda al visitante aquello de This is Anfield (Esto es Anfield) cuando asoma en el campo del Liverpool. La leyenda es un aviso para el visitante, algo así como el letrero que da la bienvenida a territorio comanche, al infierno rojo que exhala azufre a través de The Kop, la grada que empuja con su garganta y sus lazos intergeneracionales la carga de caballería del Liverpool. Del mismo modo, el mantra que anuncia Anfield interpela sin equívocos al sentimiento de pertenencia de la familia del Liverpool. Un vínculo que reverbera a través de su himno: You’ll never walk alone (Nunca caminarás solo). Esa clase de unión, de la idea del nosotros sobre el yo, esculpe el acta fundacional del Ineos, heredero del Sky, una escuadra vertebrada sobre el precepto de los tres mosqueteros: uno para todos y todos para uno. En la criatura que cinceló David Brailsford, mánager del Ineos, prevalece la idea del bien común sobre el la libertad individual. La sociedad, en este caso el equipo, por encima del ego.
Ese dogma incuestionable, se tambaleó meses atrás cuando Egan Bernal, campeón de la pasada edición del Tour, reclamó su derecho de pernada sobre la carrera francesa. “No voy a desperdiciar una oportunidad de ganarlo nuevamente. Si estamos al 100% ninguno vamos a sacrificarnos”, advirtió el prodigio colombiano, dejando bien claro que si él estaba en disposición de repetir triunfo en la Grande Boucle, no llevaría a nadie sobre sus hombros. Bernal no es un porteador. No estaba dispuesto a poner sus piernas al servicio de Chris Froome, que pretende entrar en la historia y equipararse a Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain, los únicos ciclistas capaces de conquistar el Tour en cinco ocasiones, por simple mandato o nostalgia.
Aunque Froome apela al terreno de la mitología ciclista como argumentario, el ambicioso Bernal piensa en el aquí y el ahora. El colombiano apuntó en una reciente entrevista que ganar el Tour es una droga que crea adicción. “No hay nada como ganar un Tour, y lo que sigue es ganar otro Tour. Es como una droga. Una vez que lo has probado, lo obtienes, quieres más, siempre más, nunca tienes suficiente”. Sin embargo, apenas dos semanas después de reafirmar sin ambages su objetivo, el campeón colombiano parece haber trazado otro rumbo para superponer el bien común sobre cualquier motivación individual. “Somos el Ineos y el que tiene que ganar es el Ineos”, defiende Bernal en una entrevista en El Tiempo.
El colombiano ha decidido adoptar un perfil más discreto, donde prevalece un mensaje en la línea oficial de Brailsford y que entronca con la tradición del Ineos: lo importante es que gane un corredor del equipo, independientemente de su identidad. El catecismo de Brailsford. De ese modo han instaurado la estructura británica su dinastía. Siete de los últimos ochos Tours les pertenecen. “El equipo se va a decidir por alguno, pero eso es pronto para decirlo. No hemos ni siquiera competido para saberlo. Incluso, hay que esperar hasta las primeras etapas del Tour”, desgrana el colombiano. A pesar de la batería de líderes que presentará el Ineos el Tour, con Froome, Thomas y él, Bernal entiende que no habrá problemas para salvaguardar el bien supremo, que no es otro que el Ineos sume otro triunfo.
“Chris, Thomas y yo somos muy sinceros el uno con el otro. Cuando vemos que uno está mejor pues a ese le vamos a ayudar”, desliza el colombiano. En público, Bernal ha decidido rectificar para lanzar un mensaje unitario. Mostrar divisiones internas antes del Tour es el peor marketing posible para el Ineos y una ventaja para sus rivales, si bien es notoria la guerra psicológica que mantienen Froome, Thomas y él para reivindicarse como la apuesta ganadora del equipo. A nadie se le escapa que los tres buscan la gloria en París, pero de cara al exterior, el impetuoso Bernal ha modulado su discurso para hacer suyo el pensamiento originario del Ineos.
“Uno no puede decir, ‘soy el líder’, si me toca trabajar para Froome lo haré; si él tiene que entregarse por mí, seguro que lo hará, igual Geraint”, enmarca Bernal, que niega que Froome se enfadara con él por sus declaraciones. “No es verdad. Lo que pasó es que cuando se habló de eso, pues en ese momento hablamos Chris, Thomas y yo. Nunca se disgustó conmigo por lo que dije. Somos amigos y todos queremos salir adelante, queremos ganar y aquí lo importante es que gane el equipo, somos el Ineos y el que tiene que ganar es el Ineos”, destaca, el colombiano. Bernal cambia de discurso.
En el Ineos la apuesta siempre ha sido que sea alguien del equipo quien gane el Tour, sin mirar su identidad
“Chris, Thomas y yo somos muy sinceros el uno con el otro. Cuando vemos que uno está mejor pues a ese le vamos a ayudar”, asegura