El Atlético de Madrid recibía anoche a un Valladolid que no deslumbra pero que ha ido fraguando como el cemento hasta convertirse en un hueso duro de roer, un rival incómodo al que es difícil desarbolar. El cero a cero inicial situaba a los visitantes a siete del descenso y zancadilleaba la carrera de los del Cholo hacia una nueva Champions, y el partido fue fiel reflejo de esta realidad. Simeone agitó el árbol pasada la hora de juego y metió toda su artillería de cara al rush final: Koke, Correa, Carrasco y Costa. Y el resultado cayó como fruta madura de la mano del último cambio que le quedaba al argentino. A la salida de un córner, Caro, el meta suplente del Valladolid, se comió el centro. Vitolo la puso con intriga en la caja y el choque no dio para más.